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Los peritos que comparecieron ayer en la vista oral coincidieron en destacar la potabilidad para el consumo humano de las aguas, tanto las subterráneas como las del río Cidacos, afectadas por los vertidos. Un técnico del Instituto de Salud Pública, dependiente del Gobierno foral, dijo que los niveles de contaminación estaban "muy por debajo" de los permitidos para aguas de abastecimiento.
Otro experto, en este caso un químico, calificó como "normales" los niveles de concentración de metales pesados detectados en el río Cidacos. "El agua me parece bastante buena", comentó. Por su parte, un profesor de ciencias biológicas de la Universidad de Navarra matizó que sólo existiría un riesgo para la salud si alguien bebiera directamente de uno de los pozos contaminados.
Por otra parte, tres integrantes del Instituto Nacional de Toxicología de Barcelona destacaron que, en las muestras analizadas, había níquel, "un metal considerado cancerígeno", y plomo, catalogado como "posiblemente cancerígeno". Una de ellas tildó los residuos como "bastante tóxicos". Estas conclusiones fueron rebatidas por dos peritos de la defensa, quienes rechazaron que el níquel y el plomo fueran cancerígenos.
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