Navarra
DIARIO DE NAVARRA Pág. G028  Sabado, 13/03/2004

Autor: MYRIAM MUNÁRRIZ. ESTELLA.
 
       
 
La confederación dice que actualmente no hay riesgo de riada en la comarca  
 
  El caudal del Ebro y del Ega baja a la mitad del nivel considerado peligroso    
  Pie de foto:Manantial de Itxako del río Urederra, que recoge el deshielo de Urbasa y que ayer bajaba con abundante agua. DIEGO ECHEVERRÍA La nieve caída en Urbasa, como se aprecia en la foto, hizo temer nuevas riadas DIEGO ECHEVERRÍA   
 

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Cuando el último fin de semana de febrero la comarca estellesa se cubrió con una tupida capa de nieve, muchos temieron que volviera a repetirse lo ocurrido por estas mismas fechas el año pasado, que de la estampa idílica blanca se pasara a un aluvión destructivo de cultivos, infraestructuras y comercios. Pero hoy por hoy, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) asegura que no hay riesgo de riada gracias a que el deshielo ha sido progresivo por las bajas temperaturas y la ausencia de fuertes precipitaciones. De hecho, el caudal del Ebro y del Ega baja a mitad del nivel considerado como peligroso. Pero la CHE advierte que la buena situación actual depende de la climatología.
Y el tiempo, insiste la CHE, no es precisamente una ciencia exacta aunque en principio no se prevé calor ni agua torrencial. Tampoco lo cree Ramón Aramendía Ayerbe, un pastor de 48 años de Baquedano (valle de Améscoa), que conoce cada resquicio de la sierra Urbasa y su particular lenguaje meteorológico. «Es que me subían desde que nací; mi padre y mi abuelo eran también pastores en la sierra», indica Aramendía. «Queda mucha nieve, el 50%. Pero arriba el tiempo no ha traído aires calientes para llevársela de golpe. Y al no llover de continuo, no hay peligro».
Este pastor asegura que ha sido testigo de como una de esas ventiscas calientes acabó en una sola noche con 80 centímetros de nieve. «Fue hace más de quince años y, claro, entonces el río Urederra se desbordó». Aún así, Ramón Aramendía es cauto a la hora de vaticinar si en el futuro podría continuar la estrecha relación entre la nieve y las riadas. «No se puede hacer un pronóstico de por vida porque los mayores de La Améscoa decían que nunca volverían los inviernos de nieve durante todo febrero y ya están aquí».
Menos de la mitad
Según los datos recogidos en la red de aforos de la CHE, el caudal del Ega en Andosilla estos días ha sido de 32,94 metros cúbicos por segundo cuando el nivel considerado alarmante suma 113,50. En Mendavia la CHE no dispone de datos actuales de caudal del Ebro por las obras que se han realizado en el río aunque sí de la altura alcanzada por el agua en la red de aforo: 1,99 metros, que dista mucho de los 3,50 que marca al desbordarse.
El departamento foral de Medio Ambiente indica que en Estella el Ega se sale de sus lindes cuando el caudal arrastra 172 metros cúbicos por segundo en la zona del puente del Azucarero y de 323 metros cúbicos en el parque de Los Llanos. «Y, actualmente, las aguas se encuentran bastante lejos de este nivel», informan desde departamento.
Aún así, sobre todo la primera semana de marzo, muchos comerciantes acudían junto a la orilla. «El sábado a la noche después de la nevada me levanté hasta cuatro veces de la cama para ver si llovía. Ahora ya no me preocupa tanto», afirma Ino Illanes Larrasoain, propietario de una librería en el número 78 de la calle Mayor. Una placa que ha colocado en la puerta de su comercio recuerda a los estelleses y visitantes las últimas inundaciones en la ciudad: el 4 de febrero del 2003 el agua llegó a 67 centímetros y el día 26 hasta los 73.
También el estellés Txema Goyache Sardina ha vivido estos días pendientes del río. Su duplex se asoma al Ega desde la trasera de la calle Zapatería y, aunque las dos jornadas de riadas del año pasado la puerta del jardín impidió que el agua del río alcanzara la primera planta, se le «coló» el caudal procedente de las alcantarillas. «Como esta vez nevó más me temía lo peor aunque ya veía que el Ega no llegaba ni a la mitad de la barandilla de la bola del puente del Azucarero».
Una creencia popular estellesa asegura que, cuando el río rebasa este pomo de hierro ubicado a un metro y medio sobre el nivel de agua, habrá inundación. Y lo cierto es que, hasta ahora, se ha cumplido.