REGIONAL ANDALUCIA
Cordoba
Diario de Córdoba Pág. G032  Domingo, 20/04/2003

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La contaminación ha afectado al agua de 135 municipios desde 1999  
 
     
     
 

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El problema de los recursos hídricos
Cuatro consejerías trabajan en planes de concienciación de los agricultores ante la importancia de los casos de suministros urbanos contaminados
rosa llacer
El problema no es nuevo, pero sólo en los últimos tiempos se está tomando conciencia de sus verdaderas dimensiones. La repetición de casos de suministros urbanos contaminados por las escorrentías de productos nitrogenados de origen agrario ha obligado a la Junta de Andalucía a tomar cartas en el asunto. El dato es contundente: desde 1999 un total de 135 municipios de la cuenca del Guadalquivir han sufrido episodios de contaminación difusa (sin agente conocido y distribuida por difusión) en el agua que se suministra para el consumo humano. Alrededor de dos millones de personas, según las cifras aportadas en el reciente Foro de Málaga por el secretario general de Aguas de la Junta, Joan Corominas, residen en los municipios que han sido afectados por estos episodios, provocados por el uso de productos fitosanitarios con altas concentraciones de nitratos en olivares y otros cultivos.
Tecnologías de Agua (Centa). Los municipios afectados por este fenómeno desde 1999 se localizan fundamentalmente en la cuenca media y baja del Guadalquivir y, dentro de ésta, en las zonas de vega, ya que las escorrentías de los productos contaminantes tienen más incidencia sobre estas áreas. En cualquier caso, no están libres del problema las zonas serranas y, en la provincia de Sevilla, se han detectado casos en los últimos años como el de Montellano, localidad a la que el Servicio Andaluz de Salud (SAS) prohibió durante meses el consumo del agua del grifo por presentar niveles de nitratos muy superiores a los denominados máximos admisibles .
Cuatro consejerías de la Junta se han implicado en la resolución del problema, que tiene repercusiones sobre la salud, el medio ambiente, la agricultura y la ordenación del territorio. La estrategia elegida son los planes de concienciación y sensibilización de los agricultores de la cuenca del Guadalquivir, ya que el uso de productos nitrogenados es la principal fuente de la creación de la contaminación difusa. De hecho, ya en el Código de Buenas Prácticas Agrarias, aprobado en 1999 por la Dirección General de Agricultura y Alimentación, que tiene como referencia la legislación europea, se define con exactitud este término al tiempo que se sugieren distintas medidas de control para minimizar sus incidencias. También en el Plan Hidrológico de la cuenca del Guadalquivir, aprobado igualmente a finales de la década de los 90, se localizan las zonas con mayor incidencia de estos fenómenos y se proponen planes concretos de actuación sometidos a una cronología estricta. Varios expertos consultados sostienen que este ritmo de intervención dista mucho de haberse cumplido con fidelidad.
En cualquier caso, la incidencia de estos fenómenos es menor conforme las grandes empresas de suministro urbano de agua aumentan su número de clientes. La razón está clara: la contaminación difusa afecta fundamentalmente a las aguas subterráneas, mientras que las compañías abastecedoras tienen su principal fuente de suministro en los embalses, sobre los que la incidencia de este fenómeno es menor. Conforme a los datos aportados por la Consejería de Medio Ambiente en su publicación Andalucía, datos básicos 2002, que cita cifras de la Consejería de Obras Públicas, la práctica totalidad de la demanda de agua de Sevilla se resuelve con los recursos embalsados y sólo un 20 por ciento tiene origen mixto, subterráneo y superficial. La misma situación se repite, en mayor o menor medida, en las provincias de Huelva, Jaén y Córdoba, mientras que en Cádiz las demandas de agua subterránea y agua superficial se reparten casi al 50 por ciento.