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EL CORREO Pág.   Miercoles, 27/08/2003

Autor: AGENCIAS/BILBAO
 
       
 
La prevención de inundaciones como las de 1983 ha costado 200 millones al Gobierno vasco
 
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Las estadísticas apuntan a que Euskadi podría sufrir otras lluvias torrenciales dentro de cinco siglos
AGENCIAS/BILBAO
El Gobierno vasco ha invertido algo más de 200 millones de euros en los últimos 20 años para afrontar las consecuencias de las inundaciones que asolaron Euskadi en 1983. La directora de Aguas del Ejecutivo autónomo, Ana Oregi, explicó ayer que el territorio histórico de Vizcaya ha concentrado más de la mitad de las inversiones (102 millones de euros). Tan sólo los proyectos para el desagüe y encauzamiento del Nervión costaron 33 millones, mientras que las obras en los ríos Asua, Ibaizabal y Artigas costaron 24,7 millones en total.

De todos los municipios vizcaínos, Miraballes ha sido el que más dinero ha recibido para paliar los efectos de la catástrofe (14 millones). En Bilbao se desembolsaron poco más de 13 millones, la misma cantidad que recibieron, en conjunto, Amorebieta y Bermeo. Álava requirió partidas presupuestarias inferiores. Llodio y Amurrio, las localidades más afectadas en ese territorio histórico, necesitaron 1,4 millones de euros.

Oregi aseguró que el esfuerzo de la Administración vasca a raíz de las inundaciones ha sido «muy importante». La directora de Aguas recordó que la posibilidad de que la comunidad autónoma vasca pueda ser azotada de nuevo por unas inundaciones, aunque nunca «con los mismos niveles y la velocidad de 1983».

Precisamente, el teniente de alcalde de Bilbao, Ibon Areso, explicó que las estadísticas apuntan a que la capital vizcaína podría ser escenario de un siniestro de parecida magnitud dentro de quinientos años. Areso formó parte del equipo de técnicos encargado de tomar medidas después de las lluvias torrenciales. De los cuatro proyectos que se diseñaron, tan sólo uno fue acometido: el encauzamiento del Nervión a su paso por el barrio bilbaíno de La Peña.

Areso recordó que, entre los restantes, uno tiene muy pocas posibilidades de llevarse a cabo, en concreto el de un túnel de derivación de La Peña a Zorrozaurre, que evitaría el desastre ocurrido en el Casco Viejo en 1983.