Regional ALAVA
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EL CORREO | Pág.
Domingo, 24/08/2003 Autor: F. GÓNGORA/VITORIA |
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Las misteriosas aguas de Subijana |
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ÁLAVA | ||||
Pie de foto:MANANTIAL. Antonio López nunca ha visto secarse esta surgencia del acuífero de Subijana en el centro de Nanclares. / BLANCA CASTILLO | ||||
[5899 Caracteres] El tesoro mejor guardado de Álava no es de oro ni se esconde en una caja fuerte. Es un mar subterráneo y una fuente de polémica entre Vizcaya y Álava que divide a los geólogos F. GÓNGORA/VITORIA MANANTIAL. Antonio López nunca ha visto secarse esta surgencia del acuífero de Subijana en el centro de Nanclares. / BLANCA CASTILLO LOS DATOS ¿Qué es un acuífero?: Es una formación geológica subterránea que contiene agua en movimiento procedente de las escorrentías de las lluvias y los ríos. ¿Cuántos hay en Álava?: El Ente Vasco de Energía ha estudiado 6 unidades hidrogeológicas con unos recursos de 325 hectómetros cúbicos. Uso actual: El 16% de estos recursos para una población de 18.400 alaveses. Acuífero de Subijana: El gran tesoro hidrológico en la reserva. Investigado desde 1985. Sólo se aprovechan 1,5 hectómetros cúbicos al año frente a los 72,5 posibles. Su cuenca es de 170 kilómetros cuadrados. Sus aguas se utilizaron para paliar la sequía de 1990. En sus 83 años de vida Antonio López Hidalgo nunca ha visto seco el manantial del Torco, en Nanclares de la Oca. Ni en los más duros estiajes, como este histórico de 2003 que amenaza con saltar todas las estadísticas, deja de manar agua de las entrañas de este lugar de piedra gris. Nace de todos lados, en una plaza del pueblo, con un elegante puente de piedra, un antiguo abrevadero-lavadero y una fuente de doce caños construida en 1901 que siempre ha sido el orgullo de este pueblo. No todo es sorprendente. La fuente ha dejado de verter agua este mes de agosto. El dispositivo está cerrado. «Pero con una simple llave se pone en marcha», advierte el antiguo cantero. Un poco más arriba otro puente de piedra, que para Antonio es «romano», que es como decir eterno, muestra un cauce seco a la espera de la lluvia y de las torrenteras que vienen de la sierra de Badaya. Por si alguien no se había convencido de que en Nanclares tienen agua, «mucha y buena», Antonio guía a los visitantes al cubo. Una gran acequia en medio del pueblo vierte por una cascada agua al viejo molino que ya no muele y deja pasar el líquido transparente y frío hacia el Zadorra. «¿Qué, a que hay agua en Nanclares¿», espeta el jubilado oyendo el rumor del canal. Antonio tiene razón. Lo que sale por Nanclares es una surgencia, uno de los múltiples manantiales que los técnicos denominan Unidad Hidrogeológica de Subijana. Un inmenso embalse subterráneo cuyo caudal medio en la localidad de Antonio es de 440 litros por segundo de aguas muy transparentes. Este acuífero, otra forma de denominar este mar subterráneo que se extiende entre las rocas del subsuselo desde el Este de Vitoria hasta la confluencia con Burgos, guarda unas reservas de 72,5 hectómetros cúbicos al año, el embalse de Urrúnaga en su máxima capacidad. 6 embalses subterráneos Además de Subijana, el Ente Vasco de Energía, con estudios que se realizan desde la década de los ochenta, ha contabilizado hasta 6 mares subterráneos en Álava con unos recursos que alcanzan los 325 hectómetros cúbicos, el doble que la red de embalses del Zadorra. A pesar del esfuerzo realizado por la Diputación en los últimos años como fórmula para garantizar el abastecimiento de muchas localidades, sólo el 16% de este recurso es utilizado para una población de 18.400 alaveses que viven en las zonas rurales. Si todo ese volumen almacenado en el subuselo es renovable, es decir, se descarga y se recarga en función de las escorrentías de las lluvias y los ríos, ¿por qué no se utiliza más? Tras la última gran sequía de 1990 que obligó a efectuar obras de emergencia para la captación de ese recurso, el Consorcio de Aguas del Gran Bilbao y el propio Gobierno vasco pusieron sus ojos en ese tesoro guardado y reivindican permanentemente la incorporación del acuífero de Subijana a la red general que abastece a la mitad del País Vasco. Permitiría, entre otras cosas, rebajar el nivel de los embalses del Zadorra que ponen en peligro de inundación a la capital alavesa cada vez que llueve de una forma torrencial. Se basan para ello en estudios realizados por hidrogeólogos del Ente Vasco de Energía, que sostienen que es más fácil predecir el comportamiento de una cuenca subterránea que la de otra superficial, como la que llena los embalses del Zadorra. Geólogos y geógrafos consultados por este periódico coinciden con la denuncia del profesor Manuel Ramón Llamas sobre la creencia en amplios sectores técnicos de que las aguas subterráneas son «algo misterioso, no científico, y casi imposible de llegar a conocer bien, por lo que siempre recomiendan que se usen las aguas superficiales». Asignatura pendiente Esta argumentación también fue utilizada cuando la propia Diputación alavesa solicitó para la elaboración de su plan de gestión de las aguas un informe al equipo de la Fundación Nueva Cultura del Agua dirigido por el premio Goldman de Medio Ambiente 2003, Pedro Arrojo. Los expertos aconsejaban precisamente utilizar aguas subterráneas y evitar nuevos embalses, además de cuestionar la política de riegos. «Los acuíferos son la gran asignatura pendiente de la política de aguas», ha señalado el experto en gestión hidrológica y el mayor crítico al trasvase del Ebro. Pero ni los estudios del EVE, ni la opinión de los expertos, ni las peticiones del Consorcio o del Gobierno vasco hacen mella en Álava. Tanto Amvisa, en Vitoria, como el diputado de Urbanismo y Medio Ambiente de la Diputación, Antonio Aguilar, hacen causa común: «El acuífero de Subijana no se toca salvo en situaciones de emergencia», afirma el titular de Medio Ambiente. La argumentación también apunta razones medioambientales. «Si se usan esas aguas de manera habitual, muchos manantiales podrían llegarse a secar. No tiene capacidad de recarga», una razón que contradicen los estudios de los hidrogeólogos del EVE: «Subijana se carga con facilidad», insisten. |
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