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ABC Pág.   Domingo, 30/03/2003

Autor: VALLADOLID. M. SERRADOR
 
       
 
Junta-CHD, un desencuentro histórico 
 
     
     
 

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La gestión del agua en una Comunidad con más de 550.000 hectáreas destinadas a cultivos de regadío ha enfrentado durante años a la Junta y a la Confederación Hidrográfica del Duero, un organismo dependiente del Ministerio de Medio Ambiente que con apenas 700 empleados tiene a su cargo una cuenca de 78.000 kilómetros cuadrados, la segunda más grande de EspañaEl pasado martes, el presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero, Carlos Alcón, presentó al secretario de Estado de Aguas, Pascual Fernández, su dimisión irrevocable. La decisión del que es el quinto presidente de la CHD llega después de no pocos conflictos con la Junta de Castilla y león, cuyo último capítulo se desarrolló el pasado día 12 cuando los regantes del Carrión se manifestaron ante las Cortes regionales, en Fuensaldaña (Valladolid), acto que concluyó con una carga policial.

El PP y la propia Junta apuntaron entonces hacia Carlos Alcón, cuyos tres años de gestión han estado jalonados por sucesos como los conflictos con los regantes de León, Palencia y Ávila, fundamentalmente; las inundaciones de marzo de 2001, el problema del arsénico en el agua; los vertidos a los ríos Duero y Adaja, con cortes de suministro en poblaciones de las provincias de Valladolid y Ávila, o la sequía del pasado año.

Todos estos hechos provocaron no pocos conflictos entre la Junta y el organismo de cuenca, en la mayoría de los casos por la falta de acuerdo a la hora de asumir competencias, como la limpieza de las márgenes de los ríos, o los problemas que para el Gobierno regional genera la existencia de colectivos movilizados, como los regantes.

Lo cierto es que la Confederación Hidrográfica del Duero, que el pasado año celebró su 75 aniversario, es uno de los organismos más complejos de la Administración central, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, pero cuyas competencias salpican en la mayoría de los casos a las propias de la Junta de Castilla y León.

Gestión compartida

La reforma del Estatuto de Autonomía hace varios años supuso la inclusión de la gestión compartida de la Cuenca del Duero, hecho que, en la práctica, sólo se ha traducido en la creación de la Sociedad Aguas del Duero, en la que participan la Junta y el Ministerio y que se encarga de desarrollar las inversiones en materia de infraestructura hidráulica.

Mientras tanto, la CHD, con una plantilla aproximada de 700 personas, continúa desarrollando una labor cuyos principales pilares son la vigilancia de los ríos y el reparto del regadío, en definitiva, la gestión del agua de toda la cuenca del Duero, la segunda en extensión de toda España -sólo superada por la del Ebro- con una superficie de casi 78.000 kilómetros cuadrados. Es en este punto donde se encuentra una de las más complejas labores de la CHD, la de gestionar el agua que se utiliza en las más de 550.000 hectáreas destinadas a cultivos de regadío, cuya demanda supera los 3.500 hectómetros cúbicos de agua, según datos de la CHD.

De hecho, el 93 por ciento del agua de la cuenca se utiliza para el regadío; el seis por ciento, para abastecimiento, y el uno por ciento, para uso industrial. No son, pues, de extrañar los conflictos competenciales que surgen con una actividad, la agraria, competencia exclusiva de la Junta, a través de la Consejería de Agricultura, pero cuya primera demanda, el agua, es gestionada por otro organismo, la CHD.

La segunda función es la de vigilancia de los ríos, embalses y canales, la de controlar sus crecidas o sus situaciones de sequía, así como cualquier atentado medioambiental que pueda producirse mediante vertidos al cauce de los ríos.

Es este aspecto el que ha incrementado notablemente la actividad de la CHD, que ve cada año cómo se realizan más de 3.000 expedientes por infracciones. Precisamente, es en esta labor donde se detecta una de las mayores carencias del organismo de cuenca como es la escasez de personal, ya que la guardería fluvial es de tan sólo 50 agentes, que tienen que vigilar más de 50.000 kilómetros de ríos, así como canales y acequias, labor que se realiza gracias al apoyo de los miembros del Seprona de la Guardia Civil. La plantilla asciende en total a 700 personas distribuidas por la sede central de Valladolid y por todo el territorio de la cuenca que velan por otros aspectos como la calidad del agua.

Todas las funciones de la Confederación Hidrográfica del Duero, cuyo presupuesto este año es de 40.243.000 euros, se desarrollan gracias a un complejo organigrama que, para muchos, resulta excesivamente rígido y que genera todo un entramado de técnicos y especialistas que ha llevado a las organizaciones agrarias a hablar de la «dictadura de los ingenieros», ya que, a su juicio, sus intereses no suelen coincidir, más bien al contrario, con los de las organizaciones agrarias.

Presidencia y órganos colegiados

Al frente del organismo de cuenca se encuentra un presidente nombrado y destituido por el Consejo de Ministros a propuesta del ministro de Medio Ambiente. Por lo tanto, Carlos Alcón se mantiene como presidente de la CHD y así seguirá al menos hasta que el próximo viernes se reúna el Consejo de Ministros, ya que a pesar de que el jueves presentó formalmente su dimisión, ésta no fue tratada en la reunión del pasado viernes.

De la Presidencia dependen cuatro unidades administrativas que se encargan del cumplimiento de las funciones asignadas a la Confederación por la Ley de Aguas: la Comisaría de Aguas (con rango de subdirección general); la Dirección Técnica (también con rango de subdirección); la Secretaría General y la Oficina de Planificación Económica. La Comisaría de Aguas es uno de los órganos principales ya que, entre sus funciones, está la propuesta de resolución de concesiones y autorizaciones de riegos, las tasas y la inspección y vigilancia de las obras y de las explotaciones de cualquier aprovechamiento de aguas públicas con independencia de su titularidad.

A la Comisaría competen también las relaciones con los usuarios del dominio público hidráulico, la actividad de la policía sobre este dominio, la dirección de la guardería fluvial y el análisis y control de la calidad de las aguas. Dentro del organismo de cuenca también se contemplan los órganos colegiados, con los que, según la Ley de Aguas, se pretende reflejar el espíritu integrador entre las administraciones públicas y los usuarios.

Así, se contemplan tres tipos de órganos colegiados: el de gobierno, los de planificación y los de gestión. El primero está formado por la Junta de Gobierno, en la que están presentes los representantes de la Administración del Estado, de la Junta, y los representantes de los usuarios.

Son órganos colegiados de planificación el Consejo del Agua, el órgano señero de planificación del organismo de cuenca, y la Comisión de Planificación Hitrológica. Son órganos de gestión la asamblea de usuarios, la comisión de desembalses y las juntas de explotación. La comisión de desembalses es la encargada de proponer el régimen de llenado y vaciado de embalses y acuíferos de la cuenca, teniendo en cuenta la atención de los derechos concesionariales de los distintos usuarios. Este órgano colegiado celebra dos reuniones al año, en torno a los meses de abril y octubre.

Por último, las juntas de explotación coordinan la explotación de las obras hidráulicas y de los recursos de agua. En la cuenca del Duero funcionan once juntas de explotación: Alto Duero, Riaza, Bajo Duero, Carrión, Pisuerga, Órbigo, Esla-Valderaduey, Tera, Arlanza, Tormes y Águeda.