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Viernes, 17/10/2003 Autor: MANUEL TRILLO. ENVIADO ESPECIAL |
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Los expertos avalan el trasvase del Ebro incluso en el peor caso de cambio climático |
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[4,508 Caracteres] Para los cálculos científicos que se presentan desde ayer ante Bruselas se ha estudiado una horquilla de entre 50 y 150 centímetroscúbicos de agua por segundo BRUSELAS. En una reunión clave para la financiación por parte de Bruselas del Plan Hidrológico Nacional, el Gobierno y los detractores del trasvase del Ebro contrastaron ayer en la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea sus datos acerca del impacto de esta medida en el río y en el Delta. Con los políticos fuera de la mesa, los técnicos son quienes tienen en su mano demostrar la viabilidad o no de la transferencia de aguas como solución para saciar las necesidades del Levante español. El equipo del Ministerio de Medio Ambiente, encabezado por el subdirector de Política Hidráulica, Francisco Cabezas, tiene muy claro que «hay agua suficiente para atender los aprovechamientos actuales y las expectativas de futuro del propio Ebro y atender el Delta y el curso bajo del río, y existen recursos circulantes susceptibles de ser derivados en cantidades apreciables». Los análisis realizados por los expertos para llegar a esta conclusión han considerado las hipótesis más extremas de cambio climático que se recogen en el último informe de evaluación de este fenómeno (TAR). Así, explicó Cabezas, en un escenario de subida de temperaturas de 2 ó 2,5 grados centígrados y un aumento de precipitaciones en invierno y una disminución en verano de hasta el 15 por ciento, el caudal del Ebro podría descender entre los años 2050 y 2060 un 9 por ciento. A ello añaden como cautela otro 1 por ciento por posibles cambios no cuantificados en las escorrentías en el Pirineo por la deforestación. Teniendo en cuenta también los consumos en el Ebro derivados de las obras hidráulicas previstas en el Pacto del Agua de Aragón de 1992 y otras en otras regiones de la cuenca, Francisco Cabezas afirmó que el trasvase «es viable aun en estas condiciones». Precisó que no todos los años habría los 1.050 hectómetros que se prevé trasvasar, pero sí en muchos. En cuanto al Delta del Ebro, aclaró que se trata de un sistema que se sostiene por la aportación de caudales de regadío, por lo que «puede estar el río seco y funcionar con normalidad». Explicó que se podrían dar problemas en el curso bajo del Ebro si se produjera anoxia (falta de oxígeno en el agua), pero que ésta se combate con una adecuada depuración. Asimismo, minimizó los efectos de la reducción del nivel de las aguas, que a su vez podría afectar a la fauna, ya que sería de sólo 10 centímetros como máximo, frente a una profundidad actual de entre 7 y 8 metros. El futuro del Delta es uno de los factores clave en la discusión sobre el trasvase. De hecho, los reparos que en los últimos meses pone el Gobierno catalán al PHN, que apoyó en su día, se concentran en la exigencia de elevar de 100 a 135 metros cúbicos por segundo el volumen de agua que llega al tramo final del río. En sus estudios, los técnicos han barajado una horquilla de caudal de entre 50 y 150 metros. En este último caso, razonó ayer Cabezas, reduciría a aproximadamente el 85 por ciento los 1.050 hectómetros previstos. Medidas alternativas Ante la opción de la desalación como medida alternativa planteada por el Gobierno de Aragón, señaló que por su coste únicamente es viable a «corto plazo» como medida «complementaria» al trasvase. Frente a esta postura, tanto los representantes de los grupos ecologistas como los del ejecutivo aragonés ofrecieron una serie de datos que, a su juicio, demuestran que el trasvase es «absolutamente inviable», en palabras del consejero de Medio Ambiente de esta Comunidad, Alfredo Boné, que defiende la exitencia de «soluciones mejores». Según los datos que maneja el Instituto Aragonés del Agua, se pretende emplear para el trasvase los 850 hectómetros cúbicos de reserva estratégica que se preveía en el Pacto del Agua de 1992 y que ha desaparecido como tal del PHN, advierten los contrarios a la medida. «Con las obras del Pacto del Agua, los usos concedidos y el caudal ecológico no salen las cuentas por ningún lado, no sé que datos están manejando», aseguró el consejero. Para Boné, que no participa en la reunión técnica pero que se encuentra en Bruselas para expresar su postura a los grupos parlamentarios y presentar hoy una queja contra el Gobierno por la tramitación del PHN, el trasvase «se carga el futuro de Aragón». |
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