Sociedad
Múltiple
ABC Pág.   Domingo, 11/01/2004

Autor: ARACELI ACOSTA
 
       
 
España inicia 2004 con un 25% más de agua embalsada que la media de los últimos 10 años 
 
     
     
 

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La reserva hidráulica asciende a más de 36.000 hectómetros cúbicos, lo que supone que los embalses españoles se encuentran al 67 por ciento de su capacidad

MADRID. Más de 36.000 hectómetros cúbicos de agua almacenaban los embalses peninsulares a día 6 de enero. Un buen regalo de Reyes, pues esta cifra supone empezar el año con más agua embalsada que la media de los últimos diez años; más de 7.000 hectómetros por encima, que representan un aumento del 24,6 por ciento. «Por Santa Teresa (15 de octubre), las nubes traen agua a las presas», dice el refranero. Y es precisamente desde mediados de octubre cuando la reserva hídrica no ha dejado de aumentar hasta situarse en 36.249 hectómetros cúbicos, que representan un 67,1 por ciento de la capacidad de almacenamiento de los embalses. A pesar de que las lluvias en diciembre se situaron por debajo de la media, en octubre y en noviembre llovió por encima de lo que es habitual, sobre todo en el primero, siendo el octubre más lluvioso del último decenio.Octubre lluvioso, año copioso, dice también el refranero, aunque habrá que esperar a ver cómo se comportan el invierno y la primavera para asegurar estas reservas en verano.

Así las cosas, la cuestión más llamativa en el reparto de la reserva hídrica por cuencas -que, en general, a no ser que exista una climatología extrema o anormal, suelen comportarse siguiendo una misma tendencia- es la recuperación experimentada por la cuenca del Júcar. Por primer año, desde hace bastantes, se libra de que se la empareje con su vecina cuenca del Segura, única con déficit estructural de cuantas existen en España. Así, mientras la cuenca del Segura almacena 180 hectómetros cúbicos -lo que significa que se encuentra al 15,9 por ciento de su capacidad de embalse, sin restar los aportes que le llegan desde el Acueducto Tajo-Segura-, la del Júcar almacena 1.073, el 32,1 por ciento de su capacidad. Esta cifra representa casi 10 puntos más que la reserva en la misma fecha del año pasado, y más de 11 sobre la media de los últimos diez años.

«Una situación relativamente buena», como la define el presidente de esta Confederación Hidrográfica, José María González Ortea. Y es que estos números le permiten alejarse de lo que es la reserva de garantía para abastecimiento y riego, que muchos expertos sitúan en el 15 por ciento de la capacidad de embalse. En los últimos años, la cuenca del Júcar se ha movido en torno a 7 puntos de media por encima de esta reserva de garantía, pero los últimos datos le dan una ventaja de casi 18 puntos. Buenas noticias para una cuenca que atiende la demanda de casi 5 millones de habitantes, en su mayoría de las tres provincias valencianas, Albacete y Cuenca, y una mínima parte de Teruel y Tarragona.

Una situación en la que ha tenido mucho que ver, según González Ortea, la modernización de regadíos, por ejemplo, los de la Acequia Real del Júcar, el aumento en la reutilización de aguas y que se ha empezado a abastecer a Albacete con aguas superficiales, disminuyendo así las fuertes extracciones que se hacían en el acuífero de la Mancha Oriental, que afectan notablemente a los drenajes al río Júcar, disminuyendo los caudales del mismo. Y es que los principales aportes de esta cuenca son los ríos Mijares, Júcar y Turia, que representan alrededor del 80 por ciento de los recursos existentes en la cuenca. Esto es lo que podríamos llamar la «foto fija» de la totalidad de la cuenca, pero lógicamente dentro de ella se esconden situaciones dispares, encontrándose el déficit más importante en el sur de la provincia de Alicante.

Abundancia y escasez

Las mismas diferencias se encuentran en el seno de otras cuencas, y también si las comparamos entre ellas. Por ejemplo, y paradójicamente, el Júcar tiene mayor capacidad de almacenamiento en embalses de uso consuntivo que la cuenca del río Ebro, el más caudaloso de la Península. Son escasamente 40 hectómetros cúbicos de diferencia en capacidad, si bien luego en agua almacenada (a fecha 6 de enero) los embalses del Ebro aventajan a los del Júcar en más de 1.420 hectómetros. Algunas de estas comparaciones ayudan a entender la diversidad del sistema hidrológico español, y también a interpretar los datos de la reserva de agua, pues que una cuenca en su totalidad sea deficitaria no significa que en ella existan zonas donde las demandas están más que garantizadas y al revés, que en una cuenca con abundantes recursos hídricos haya puntos que no pueden cubrir sus necesidades.

En este sentido, el subdirector general de Planificación Hidrológica del Ministerio de Medio Ambiente, Francisco Cabezas, explica que España tiene «una diversidad hidrológica extraordinaria» debido a la variedad de ecosistemas que configuran nuestro territorio: alpinos, de montaña, casi tropicales, desérticos, semidesérticos, lagunares e insulares. La climatología, unida a la existencia o no de infraestructuras hidráulicas, a los consumos y demandas que existan en la cuenca, y a la cercanía de los territorios con respecto a la cabecera de los ríos, son factores que sirven para entender la situación del agua en nuestro país. Por ejemplo, ¿por qué si en el norte de España llueve mucho y los ríos llevan gran cantidad de agua cuando hay una racha sin lluvias los efectos se notan tanto? La explicación, dice Cabezas, está en que «los ríos de toda la cornisa cantábrica son cortos y con pendientes elevadas, por lo que no hay sitio para hacer almacenamientos de gran capacidad».

Ebro frente al Segura

Las situaciones opuestas que se dan en la cuenca del Ebro se deben en su mayoría, dice Cabezas, a la «carencia en términos relativos de infraestructuras de regulación». Se trata del río más caudaloso de la Península -sus aportes suman más que los del resto de toda la vertiente mediterránea- , pero frente a estas aportaciones tan grandes no ha existido un desarrollo paralelo de infraestructuras para poder aprovechar esa agua. Pero además «nada tiene que ver el Ebro pirenaico con la margen derecha del río». Como ejemplo, Francisco Cabezas explica que el Ebro «tiene afluentes tan escasos como el Segura». Y es que más de la mitad de los recursos del Ebro se generan en zonas muy reducidas del Pirineo, por lo que sin regulación suficiente en la cuenca quedan algunas zonas «hidrológicamente comparables al Segura». Por tanto, las aportaciones totales de la cuenca muchas veces encubren situaciones contrarias en zonas puntuales. Esto también ocurre en el Segura, aunque la situación es la contraria.

En este caso, la orografía de la zona y los vientos descendentes que la afectan explican la escasez de lluvias en toda la cuenca de este río; pero al mismo tiempo, la cercanía a las zonas de cabecera (que suponen un 30% de la cuenca pero aportan el 70% de los recursos) supone tener seguridad en el suministro, que va descendiendo a medida que uno se aleja del origen del agua. Ambas cuencas son la cara y la cruz del problema del agua en España, si bien en ambas se dan situaciones de escasez y abundancia.