Sociedad
Múltiple
ABC Pág.   Martes, 04/11/2003

Autor: ARACELI ACOSTAJUAN FERNÁNDEZ-CUESTA
 
       
 
El Gobierno no necesita la aprobación del Plan del Delta del Ebro para fijar el caudal ecológico del río 
 
     
     
 

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La Declaración de Impacto Ambiental traspasa al promotor la obligación de desarrollar la red de sensores que debe determinar cuál será ese caudal mínimo

MADRID. El Gobierno no necesitará esperar a la aprobación del Plan Integral de Protección del Delta del Ebro para fijar el caudal ecológico mínimo que debe circular por el río antes de trasvasar una gota de agua, pues ahora esa obligación recae en el promotor de la obra. Así se desprende del contenido de la Declaración de Impacto Ambiental (DIA), pues en ella se recoge que el régimen de caudales se determinará a partir de la propuesta que se hace en el borrador o «estudios de base» de ese Plan Integral del Delta (Pipde). No dice a partir de la propuesta del documento definitivo y además esta cuestión se incluye en la DIA, entre las condiciones de protección frente a los impactos en origen que se le imponen al promotor a la infraestructura, en este caso la Sociedad Estatal para las Infraestructuras del Trasvase S.A. (Trasagua). Por tanto, no es necesario en ningún caso esperar a que se apruebe dicho plan en el seno del consorcio.

Así se desprende de la DIA y así lo confirmó a ABC la propia ministra de Medio Ambiente, Elvira Rodríguez, asegurando que «la ley del Plan Hidrológico Nacional dice que antes de trasvasar una gota de agua hay que fijar el caudal ecológico, pero no dice cómo». Como, precisamente, los técnicos que elaboraron el borrador del Pipde dijeron que la mejor forma de obtener ese régimen de caudales era la de implantar una red de sensores, a lo largo de los últimos 90 kilómetros del río, que evaluaran una serie de indicadores ambientales, se daba por hecho que hasta que ese Plan no estuviera aprobado no podría ponerse en marcha esa red para calcular cuál debe ser ese caudal mínimo ambiental.

Fricciones con la Generalitat

Pero realmente no hay ninguna cláusula que así lo diga y parece que el Ministerio de Medio Ambiente ha sabido aprovechar su ausencia para incluir los consejos de los técnicos en la Declaración de Impacto Ambiental y así no tener tanta presión para la aprobación del Plan Integral.

Y es que este Plan Integral de Protección del Delta del Ebro, que en su momento se incluyó en una disposición adicional de la Ley del Plan Hidrológico Nacional, como contrapartida para obtener en el trámite parlamentario el apoyo de los nacionalistas catalanes -con el mismo objetivo se incluyó la «promesa» de estudiar la viabilidad de un posible trasvase desde el Ródano-, es ahora el principal obstáculo entre los intereses del Ministerio de Medio Ambiente y los de la Generalitat de Cataluña en lo que se refiere al trasvase del Ebro. La negativa de los representantes de la Generalitat en la Comisión Ejecutiva del Consorcio, que debe supervisar y aprobar en primera instancia el Plan Integral, en aceptar la horquilla de entre 86 y 143 metros cúbicos por segundo con la que trabajan los técnicos del Consorcio como garantía de caudal para el río, sigue retrasando la aprobación de este Plan (debería haber estado aprobado hace un año y cuatro meses), cuyo último documento presentó la propia Elvira Rodríguez el pasado 1 de agosto en Madrid, justo un día antes de que terminara el plazo de información pública del proyecto de trazado del trasvase del Ebro.

Este plan, una vez que obtenga el visto bueno del Consorcio, debe ser aprobado por el Consejo de Ministros. De no haber incluido la cuestión de determinar el régimen de caudales en la Declaración de Impacto Ambiental, la otra opción que le quedaba al Gobierno era presentar como suyo el Plan Integral y darle luz verde. «Con la ley en la mano, el Plan nos lo tiene que pasar el consorcio, si el consorcio no nos lo pasa el Gobierno no puede aprobarlo», dijo a ABC la ministra, descartando por tanto esta posibilidad. Y advertía a «la contraparte del Consorcio» (la Generalitat de Cataluña) de que «deberá ser consciente de cuál es su responsabilidad cuando no desbloquea un plan tan importante para el Delta del Ebro».

No varían los plazos

En cuanto a cuál podría ser finalmente ese caudal mínimo que debe pasar por el río antes de trasvasar el agua, Elvira Rodríguez aseguró que no será fijo, sino que «se quedará en una horquilla, cuando se vea cómo funcionan todos los parámetros del río con esos indicadores ambientales». Con estos nuevos matices, los plazos para iniciar el trasvase no cambian, pues esa red de sensores necesita un año para su instalación, y los técnicos calculan en otros tres el tiempo para poder determinar los mejores caudales de mantenimiento a partir de los resultados de los sensores. Por tanto, la previsión es que el agua del Ebro en ningún caso llegará a Almería antes de 2008.