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Pág.   Lunes, 24/03/2003

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EL MILAGRODE ABRIR UN GRIFO 
 
     
     
 

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JOSÉ ANTONIO LLANOS Presidente de la Confederación Hidrográfica del Tajo

El 2003 ha sido declarado por la UNESCO como «El Año del Agua Dulce» y puede ser un buen momento para poner sobre la mesa algunas realidades desconocidas por la mayoría de la población. Sólo el 2,5 por ciento del agua de nuestro planeta es agua dulce, según los informes de Naciones Unidas. El 70 por ciento se encuentra congelada en los casquetes polares. De esta forma, menos del 1 por ciento del volumen total del agua es accesible para el consumo humano, una proporción muy pequeña para un recurso imprescindible para el hombre.

Ya lo dijo Tales de Mileto en la antigüedad: «El agua es el principio de todas las cosas», sin agua no hay vida, el agua produce la vida. Por supuesto se refería el filósofo griego básicamente al agua dulce ya que, si la salada es soporte de vida para otro tipo de especies, el ser humano está incapacitado para vivir en ella o consumirla.

La Cuenca Hidrográfica del Tajo, con una superficie de 55.000 km2 del territorio español, prácticamente divide España en dos zonas iguales, al norte y al sur. En la margen derecha, las lluvias son mayores; la margen izquierda, que representa la zona sur del país, recibe menos aportaciones y padece más irregularidades.

El agua, objetivo fundamental de las Confederaciones Hidrográficas del Ministerio de Medio Ambiente, tiene varios usos fundamentales: el abastecimiento, el regadío y la producción de energía hidráulica. En el caso de la Cuenca Hidrográfica del Tajo, el abastecimiento humano representa un porcentaje muy superior al del resto de cuencas debido fundamentalmente a la ubicación de la Comunidad de Madrid, con una población de unos 5 millones y medio de habitantes. Sumando el resto de las poblaciones que viven en la cuenca, la Confederación Hidrográfica del Tajo tiene que garantizar el abastecimiento para más de seis millones de habitantes. A esta situación hay que añadir el agua que a través del Acueducto Tajo-Segura se suministra para el abastecimiento de una parte importante del sureste de España, con una población de dos millones de habitantes. En definitiva, vemos que en la Cuenca del Tajo el abastecimiento humano representa una prioridad absoluta, ya que tiene que abastecer agua a más de ocho millones de habitantes.

España es un país con una meteorología caprichosa, con un comportamiento irregular de las precipitaciones, con años húmedos que acarrean problemas de inundaciones seguidos de terribles sequías que duran varios años consecutivos, resaltando además la práctica ausencia de precipitaciones durante el periodo estival. Ello explica que para poder garantizar el uso del agua, aunque sólo sea para el consumo humano, es imprescindible realizar importantes infraestructuras que permitan tener el recurso a nuestra disposición cuando lo necesitemos, con independencia de las condiciones meteorológicas.

En la actualidad, más del 80 por ciento de la población española vive en aglomeraciones urbanas y disfruta y está acostumbrada a servicios impensables hace relativamente poco tiempo. Hoy en día, salvo excepciones, la calidad de vida de cualquier persona de nuestro entorno es afortunadamente muy superior a la de los reyes de hace algo más de un siglo.

Esta calidad de vida va unida al agua porque, insisto, sin agua no hay vida, aunque también es cierto que sin calidad de agua no hay calidad de vida. El sencillo gesto de abrir un grifo para poder tener agua de calidad y que luego este agua desaparezca una vez usada, sin causarnos ningún problema, es casi un milagro que, por desgracia, no es valorado por la mayoría de la población, sobre todo por los más jóvenes, que en ocasiones tienen una cultura muy distorsionada del medio ambiente. A veces pienso que la mayoría de nuestros jóvenes cree que los ríos pasan por los grifos de sus casas de una manera natural y desde siempre. Desconocen que para que este milagro ocurra ha sido necesario realizar costosas inversiones en infraestructuras.

El abastecimiento a Madrid es un claro ejemplo. Se empezó a desarrollar hace 150 años transportando el agua desde la sierra de Madrid, a más de 60 kilómetros de la ciudad. Sin este abastecimiento, Madrid no hubiera podido ser la capital de España. En la Cuenca del Tajo hay más de 80 presas que con una capacidad de almacenamiento total de más de 11.000 Hm3 regulan las aguas para poder garantizar el uso del recurso y paliar el efecto de inundaciones. Sin estas infraestructuras sería prácticamente imposible garantizar el agua para sus distintos usos. Miles de kilómetros de tuberías transportan el agua hasta su usuario final y, en el caso del abastecimiento humano, a la depuración y al tratamiento necesario para el consumo. Todo esto es lo que hay detrás del sencillo gesto de abrir un grifo y disponer de agua de calidad.

El Año Internacional del Agua Dulce es un buen momento para conocer qué es lo que hay detrás de ese milagro que es tener el agua a nuestra disposición, es un buen momento para saber que los ríos no pasan por los grifos de nuestras viviendas, para resaltar que no es un bien inagotable, que para poder disponer de él ha sido necesario ejecutar grandes obras de ingeniería y grandes inversiones. Por último, resulta necesario apelar, este año más que nunca, al uso responsable del agua porque es un bien finito imprescindible para el desarrollo sostenible de éste, nuestro planeta azul.


 
 
   




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