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ABC | Pág.
Jueves, 13/02/2003 Autor: A. ACOSTA |
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El agua embalsada en el Segura no es suficiente para garantizar el abastecimiento y el riego |
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[5,101 Caracteres] La reserva está al 7,8% de la capacidad de embalse y contando los aportes del Acueducto Tajo-Segura alcanza el 14%, por debajo de la reserva de garantía para abastecimiento y riego MADRID. Como toda moneda tiene dos caras, mientras la cuenca del Ebro sufría la mayor avenida desde 1961, la cuenca del Segura se encuentra bajo mínimos. Sin querer entrar en consideraciones sobre la conveniencia o no de un trasvase desde el Ebro al arco mediterráneo, pues éste no depende de las lluvias de los últimos días, lo cierto es que la cuenca del Segura es la única con déficit estructural de cuantas hay en España. A día 11 de febrero, la reserva hídrica en la cuenca del Segura se encuentra al 14,39 por ciento de su capacidad; es decir, por debajo de la reserva de garantía para abastecimiento y riego, que muchos expertos sitúan en el 15 por ciento de la capacidad de embalse de una cuenca. Los datos son peores si no se tienen en cuenta los aportes que se realizan desde el Acueducto Tajo-Segura, sin los cuales la reserva no alcanza el 8 por ciento, según explicó a ABC el presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura, Juan Cánovas. En total, sin el agua trasvasada del Tajo, los embalses almacenan en torno a 85 hectómetros cúbicos. Baste decir que para realizar un riego en la Vega del Segura (se hacen cuatro al año) se necesitan 60 hectómetros cúbicos de agua. Y es que las aportaciones del Segura van menguando. Mientras en el año hidrometeorológico 2000-2001 las aportaciones del Segura eran de 350 hectómetros cúbicos, el año pasado fueron 207 y este año se comenzó con un déficit de 6 hectómetros. Teniendo en cuenta que para mantener el caudal ecológico del río se necesitan unos 100 hectómetros cúbicos, el panorama se presenta difícil. «Lo único que podemos hacer desde la Confederación Hidrográfica es una gestión escrupulosa del caudal ecológico y una vigilancia exhaustiva de los usos ilegítimos del agua, para poder mantener la cuenca viva». Un ejemplo representativo de la situación de esta cuenca se da en la Mancomunidad de los Canales del Taibilla, organismo estatal del Ministerio de Medio Ambiente, que abastece a 76 municipios de las provincias de Murcia (42), Alicante (32) y Albacete (2). La representatividad la da el número de habitantes a los que abastece (1,8 millones en invierno y 2,5 en verano) y su propia situación, muy parecida a cómo funciona en general la cuenca del Segura; esto es, dependiendo de las aportaciones del río Segura y del Acueducto desde el Tajo. Así, la Mancomunidad de los Canales del Taibilla, se abastece del río Taibilla (afluente en la cabecera del Segura) y del trasvase Tajo-Segura. «La situación es crítica», afirma el director de este organismo, Isidoro Carrillo. Mínimos históricos La razón hay que buscarla en que por cuarto año consecutivo los aportes del río Taibilla han registrado mínimos históricos. Así, del valor normal de 60 hectómetros cúbicos al año, se pasó a 46 en 1999-2000, 44 en 2000-2001, 41 el año pasado y en la actualidad aporta un 6 por ciento menos que el año pasado, en torno a 39 hectómetros cúbicos. La demanda en esta zona crece en torno al 2 por ciento anual -en línea con la previsión que ya se hizo en el Plan Hidrológico de Cuenca-, pues se trata de una zona de gran potencial económico y con una importante incidencia del turismo, y el año pasado se situó en 206 hectómetros cúbicos. Para este año se prevé un déficit entre 27 y 36 hectómetros cúbicos, por lo que el comité ejecutivo de la Mancomunidad, en su reunión del pasado 16 de enero, ha solicitado aportaciones extraordinarias a las cuencas del Segura y del Júcar en función del escenario más pesimista; esto es, 36 hectómetros cúbicos de déficit, a razón de 28 pedidos al Segura y 8 al Júcar. Este déficit se ha calculado después de descontar las aportaciones del río Taibilla, las del Acueducto Tajo-Segura y las de dos nuevas desaladoras que se prevé empezarán a funcionar en mayo y julio y que hasta el 30 de septiembre (cuando se cierra el año hidrometeorológico) habrán aportado 10 hectómetros cúbicos, aunque la aportación de ambas cuando funcionen durante todo un año ascenderá a un total de 42 hectómetros cúbicos. Aparte de estas aportaciones artificiales, las naturales no ayudan en nada a solventar esta situación. Según explicó el director del Centro Meteorológico Territorial de Murcia, Ramón Garrido, históricamente en Murcia, provincia que ocupa casi el 60 por ciento de la cuenca del Segura, llueve poco. Las razones están en su orografía, muy «protegida» de casi todos los frentes atlánticos, y en la circulación general de la atmósfera, donde los movimientos descendientes de los vientos, que no dejan lluvia, predominan en la latitud donde se sitúa Murcia, tal y como se explica en el gráfico. No obstante el régimen de lluvias no es constante. La variabilidad interanual, explica Garrido, alcanza hasta el 40 por ciento. En 2002 llovió por debajo de la media, mientras que en 2001 la superó. |
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