Local Regional Alava
Pais vasco Araba
DEIA Pág.   Sabado, 16/08/2003

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Mil alaveses dependen de los camiones cisterna para su suministro de agua  
 
     
     
 

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LA OLA de calor y la escasez de lluvia se han revelado como una combinación traumática en buena parte del territorio de Araba. A día de hoy, son ya mil los ciudadanos afectados por la falta de agua potable y que se ven obligados a recurrir a una de las pocas soluciones viables para solucionar su problema: los envíos urgentes por medio de los dos camiones cisterna que la Diputación puso a funcionar ya a mediados del mes de junio. Las autoridades forales ya han instado a evitar el riego de huertas y jardines y los cortes de agua en las casas por la noche se han hecho habituales.
Según fuentes de la institución foral, son 11 los Ayuntamientos en los que la escasez ha obligado a solicitar la presencia de las cisternas para llenar los depósitos. Dentro de ellos, son 12 los núcleos de población más afectados. «Los camiones también tienen que pasar por explotaciones ganaderas y caseríos, más alejadas de los pueblos», explican desde Diputación.
Las localidades más afectadas se encuentran en el valle de Aiara, con poco menos de un centenar de afectados en Sojo y en el barrio de San Lorenzo de Luiaondo. Iruraiz-Gauna, con 88 personas que dependen de los envíos de agua en Alaiza, Kuartango, Urkabustaiz y Ribera Alta son otros de los lugares donde se hace necesario el paso de los dos camiones cisterna, de 13.000 y 8.500 litros de capacidad.
No obstante, no todos estos arabarras deben las restricciones en el consumo de agua corriente a la metereología. Los 278 vecinos de Lezama que tienen problemas de abastecimiento solucionarán su situación cuando los técnicos forales les ayuden a solucionar los problemas de bombeo en sus instalaciones. En Egino, por contra, tienen agua suficiente para el consumo de sus ciudadanos, pero la detección de hidrocarburos en el manantial del que se surte el pueblo ha obligado a Sanidad a prohibir el consumo de esas fuentes al menos hasta que concluya un proceso de analítica aún en curso.
Por el contrario, los responsables de otras localidades, como Narvaja empiezan por fin a respirar tranquilos. El descanso vacacional del colegio de Escolapios y el hecho de que el albergue cerrase sus puertas ayer mismo han hecho descender de manera notable el número de personas que habitan en la localidad.
Por ese motivo, el presidente de la Junta Administrativa de Narvaja, José Luis Ochoa, espera no tener que recurrir a los camiones cisterna que han pasado ya cuatro veces por el pueblo. Sin embargo, reconoce que pese a que habían llegado a tener el depósito lleno, «la falta de moderación en el riego nos ha perdido. Hay una prohibición de riego que no es efectiva porque no se puede controlar como sería necesario», lamenta.