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Rango: Decreto
Fecha de disposición:
22 de diciembre de 1998
Fecha de publicación:
27/1/1999
Número de boletín:
18
Órgano emisor:
Agricultura y Pesca; Ordenación del Territorio, Vivienda y Medio Ambiente; Transportes y Obras Públicas
Título:
Decreto 390/1998, de 22 de diciembre, por el que se dictan normas para la declaración de Zonas Vulnerables a la contaminación de las aguas por los nitratos procedentes de la actividad agraria y se aprueba el Código de Buenas Prácticas Agrarias de la Comunidad Autónoma del País Vasco.


Decreto 390/1998, de 22 de diciembre, por el que se dictan normas para la declaración de Zonas Vulnerables a la contaminación de las aguas por los nitratos procedentes de la actividad agraria y se aprueba el Código de Buenas Prácticas Agrarias de la Comunidad Autónoma del País Vasco.

La contaminación de las aguas causada, en determinadas circunstancias, por la producción agrícola intensiva es un fenómeno que se manifiesta especialmente en un aumento de la concentración de nitratos en las aguas superficiales y subterráneas, así como en la eutrofización de los embalses, estuarios y aguas litorales.

Para paliar el problema, la Comisión de la Unión Europea aprobó, con fecha 12 de diciembre de 1991, la Directiva
91/676/CEE relativa a la protección de las aguas contra la contaminación producida por nitratos en la agricultura, imponiendo a los Estados miembros la obligación de identificar las aguas que se hallen afectadas por la contaminación de nitratos de esta procedencia, estableciendo criterios para designar como zonas vulnerables aquellas superficies territoriales cuyo drenaje da lugar a la contaminación por nitratos.

El Estado español traspuso la Directiva mediante el Real Decreto 261/l996, de 16 de febrero, sobre protección de las aguas contra la contaminación producida por nitratos procedentes de fuentes agrarias.

Conforme al artículo 10, puntos 9 y 11 del Estatuto de Autonomía para el País Vasco, corresponde a esta Comunidad Autónoma la competencia exclusiva en materia de agricultura, de acuerdo con la ordenación general de la economía y en materia de aprovechamientos hidráulicos, canales y regadíos cuando las aguas discurran íntegramente dentro del País Vasco, sin perjuicio de lo establecido en el artículo 149.1.25 de la Constitución. El ejercicio de las funciones referentes a dichas áreas de actuación ha sido conferido a los Departamentos de Industria, Agricultura y Pesca, de Ordenación del Territorio, Vivienda y Medio Ambiente y de Transportes y Obras Públicas respectivamente, por los artículos 10 y 15 del Decreto 1/1995, de 3 de enero, de creación, supresión y modificación de los Departamentos de la Administración de la Comunidad Autónoma del País Vasco y de determinación de funciones y áreas de actuación de los mismos.

Por todo lo expuesto, a propuesta de los Consejeros de Industria, Agricultura y Pesca, de Ordenación del Territorio, Vivienda y Medio Ambiente y de Transportes y Obras Públicas, y, previa aprobación del Lehendakari y deliberación y aprobación del Consejo de Gobierno, en su reunión celebrada el 22 de diciembre de 1998

DISPONGO:

Artículo 1.– Declaración de Zonas Vulnerables y elaboración de programas de actuación.

1.– En el ámbito de la Comunidad Autónoma del País Vasco, la declaración de Zonas Vulnerables a la
contaminación de las aguas por los nitratos procedentes de la actividad agraria, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 4 del Real Decreto 261/1996, de 16 de febrero, se realizará mediante Orden conjunta de los Consejeros de Industria, Agricultura y Pesca, de Ordenación del Territorio, Vivienda y Medio Ambiente y de Transportes y Obras Públicas.

2.– Mediante Orden conjunta de los Consejeros de Industria, Agricultura y Pesca, de Ordenación del Territorio,
Vivienda y Medio Ambiente y de Transportes y Obras Públicas, se aprobarán los Planes de Actuación a que se
refiere el artículo 6 del Real Decreto 261/1996, de 16 de febrero. En la elaboración de estos Planes de actuación se garantizará la participación de los órganos forales competentes, al objeto de salvaguardar las competencias que, en materia agraria, les corresponden de conformidad con los previsto en el artículo 7 b) de la Ley 27/1983, de 25 de noviembre, de Relaciones entre las Instituciones Comunes de la Comunidad Autónoma y los Órganos Forales de sus territorios Históricos.

Artículo 2.– Código de Buenas Prácticas Agrarias.

Se aprueba el Código de Buenas Prácticas Agrarias, de aplicación en la Comunidad Autónoma del País Vasco, cuyo
texto íntegro se publica en el anexo I del presente Decreto.

DISPOSICIÓN ADICIONAL

Se designa inicialmente como Zona Vulnerable en la Comunidad Autónoma del País Vasco, a los efectos que dimanan del Real Decreto 261/l996, de 16 de febrero, sobre protección de las aguas contra la contaminación producida por nitratos procedentes de fuentes agrarias, la siguiente área:

– Unidad Hidrogeológica Vitoria-Gasteiz, Sector Oriental.

La descripción cartográfica de la citada Zona, así como las coordenadas del polígono que la limita, figuran como anexo II al presente Decreto.

DISPOSICIONES FINALES

Primera.– El Departamento de Transportes y Obras Públicas comunicará al Ministerio de Medio Ambiente la
declaración de Zona Vulnerable aprobada mediante el presente Decreto.

Segunda.– El Departamento de Industria, Agricultura y Pesca comunicará al Ministerio de Agricultura y Pesca el
Código de Buenas Prácticas Agrarias aprobado mediante el presente Decreto.

Tercera.– La presente disposición entrará en vigor el día siguiente al de su publicación en el Boletín Oficial del País
Vasco.

Dado en Vitoria-Gasteiz, a 22 de diciembre de 1998.

El Lehendakari,

JOSÉ ANTONIO ARDANZA GARRO.

El Consejero de Industria, Agricultura y Pesca,

JAVIER RETEGUI AYASTUY.

El Consejero de Ordenación del Territorio, Vivienda y Medio Ambiente,

FRANCISCO JOSE ORMAZABAL ZAMAKONA.

El Consejero de Transportes y Obras Públicas,

ALVARO AMANN RABANERA.

ANEXO 1

Código de Buenas Prácticas Agrarias

Comunidad Autónoma del País Vasco

1.– Introducción.

El presente Código responde a las exigencias comunitarias recogidas en la Directiva 91/676/CEE, relativa a la protección de las aguas contra la contaminación procedente de actividades agrarias.

La diversidad de condiciones climáticas y edafológicas presentes en los agrosistemas representa un gran inconveniente a la hora de establecer normas de carácter general para ser posteriormente adoptadas por los agricultores en la fertilización orgánica y mineral de sus suelos. Es necesario por ello diferenciar el territorio de la Comunidad Autónoma en zonas, en función de sus características agronómicas y de su vulnerabilidad a la contaminación por nitratos de origen agrícola.

Lejos de detallar situaciones particulares, se contempla una problemática general inducida por aquéllos productos y actuaciones fuente de la contaminación nítrica de las aguas, tal como recoge el Anexo II de la citada Directiva.

El código de buenas prácticas no tiene carácter obligatorio para los agricultores. No obstante, las medidas aquí incorporadas se incluirán en los programas de actuación que se establezcan en las zonas vulnerables que se designen por la Administración.

La recopilación de prácticas agrarias recomendadas servirá como marco de referencia para el desarrollo de una agricultura sostenible y a su vez compatible con el medio ambiente.

En consonancia con la terminología recogida en la Directiva 91/676/CEE se aceptan las siguientes definiciones:

a) Contaminación difusa

b) Contaminación puntual

c) Zona vulnerable

d) Aguas subterráneas

e) Fertilizante nitrogenado

f) Estiércol

g) Purín

h) Lodos

i) Eutrofización

2.– Fertilizantes nitrogenados.

La aportación de N a los cultivos puede hacerse mediante abonos químicos o residuos zootécnicos, y la elección depende de la forma química en que el N esté presente y su comportamiento sobre el terreno, a saber entre los primeros:

Abonos que contienen N en forma sólo nítrica, tales como los nitratos de Chile y cálcico (15,5%), y el de potasio (13%), son de inmediata asimilabilidad, pero por su excesiva movilidad en el suelo están expuestos a procesos de escorrentía y lixiviación, por lo que hay que limitar su uso «en cobertera» o a dosis fraccionadas.

Abonos con N exclusivamente amoniacal, como amoníaco anhidro (N=82%), sulfato amónico (N=21%), fosfatos amónicos, etc. son más fácilmente retenidos por el suelo para ser utilizados después por la planta tras su nitrificación por la biomasa microbiana.

Abonos con N nítrico y amoniacal constituyen un avance al dar soluciones válidas a los diversos problemas de abonados, en función de la fase del cultivo, y momento de intervención. El más comercializado es el nitrato amónico (33,5% N mitad nítrico y mitad amoniacal, existiendo otras soluciones con urea, sulfatos, etc.

Abonos con N ureico, que requieren transformación previa por la enzima ureasa a N amoniacal, por lo que su acción es algo más retardada, pero tener en cuenta su movilidad y alta solubilidad en agua. El producto fundamental es la urea (N=46%).

Abonos con N sólo orgánico, en forma proteica, de disponibilidad diferenciada en el tiempo, según los pasos de transformación previos (aminoácidos, amoniacal, nítrico). Muy apropiado para abonados de fondo y cultivos de ciclo largo. Un avance sobre ellos son los abonos con N organomineral, que combinan sustancias orgánicas de elevada calidad, mejorando la disponibilidad.

Abonos con N de liberación lenta, que evitan las pérdidas de lavado y se adaptan al ritmo de absorción de la planta, como la urea-formaldehido (36% N), o los modernos abonos minerales revestidos de membranas más o menos permeables.

Inhibidores de la actividad enzimática, que incorporan sustancias que inhiben los procesos de nitrificación o desnitrificación al paralizar la reacción correspondiente, por ejemplo con la diciandiamida (DCD).

Entre los aportes orgánicos destacan:

Estiércol bovino, con elevada presencia de compuestos de lenta degradabilidad por su alta polimerización. Su función es en gran parte estructural (agregante/estabilizante), y el efecto nutritivo menor (30% N el primer año). La forma equivalente desde la fluída (7% de materia seca) al «liquiestiércol» (15-20% materia seca.) ven reducidos a la mitad el efecto estructural, pero el nutritivo del 1er año alcanza el 60%, con buen efecto residual, aunque variable en comportamiento.

Estiercol fluido porcino, asimismo de variable composición en función de la fase productiva, puede alcanzar también eficiencias del 60% el 1er. Año.

Estiércol de ovino o sirle, alcanza las riquezas más elevadas de N y K2O, con un efecto estructural mediano y una persistencia de tres años (eficacia del 50%, 35% y 15% respectivamente).

Gallinaza, casi todo el N disponible el 1er año de suministro, y de efecto residual débil. Material de difícil distribución, salvo uso de técnicas de desecación o compostaje, que revalorizan las propiedades nutritivas y estructurales.

Compost, abonos orgánicos obtenidos tras un proceso de transformación aerobia, son ideales disponiendo de materiales ligno-celulósicos de desecho (pajas, etc.), para mezclar con las deyecciones. Por ello, difícil entrever su comportamiento agronómico, pero equiparable al del estiércol (baja eficacia el 1er año, pero con propiedades enmendantes). Especial cuidado se tendrá con los contaminantes (metales, etc.)

Lodos, tras depuración de aguas residuales urbanas, con igual precaución anticontaminante, (R.D. 1310/1990 de 22 de octubre); suelen tener el 3-5% de N, ya disponible el 1er año.

3.– Ciclo del N en los suelos agrícolas.

El Nitrógeno en el suelo está sujeto a diversas transformaciones y procesos de transporte, que dan lugar, tras los aportes, a la acumulación de reservas y a extracciones o pérdidas; debido a las interacciones entre todas las partes del sistema, y para reducir la lixiviación de nitrato sin disminuir las producciones, es necesario saber cómo influyen las prácticas agrícolas y los factores ambientales en los diversos procesos del ciclo. Los elementos a considerar son:

Absorción por la planta y extracción por la cosecha, cuyo equilibrio es el objetivo a optimizar por el agricultor para conseguir una buena producción; del N absorbido, una parte vuelve al suelo en forma de residuos post-cosecha reaprovechados posteriormente, y otra parte se extrae por la cosecha, pero su eficacia es variable en función de la eficiencia del fertilizante.

Mineralización e inmovilización. La mineralización de la materia orgánica que se añade al suelo está fuertemente influenciada por la relación C/N. Generalmente cuando la relación C/N es igual o menor de 20-25 se produce una mineralización neta y cuando la relación C/N es mayor de estos valores se produce una inmovilización del N.

Nitrificación, mediante la que el amonio pasa a nitrito, y éste a nitrato gracias a las bacterias aerobias del suelo. Como normalmente se pueden transformar de 10-70 kg./ha. y día, un abonado amónico puede pasar a nitrato en pocos días si la humedad y temperatura son favorables.

Desnitrificación, es la conversión del nitrato en N2 u óxidos de N también gaseosos, que pasan a la atmósfera. Se produce cuando hay exceso de humedad en el suelo. Por contra, se produce su fijación biológica, mediante incorporación del nitrógeno gaseoso de la atmósfera a la planta, gracias a ciertas bacterias (mayormente del género Rhizobium), y en menor medida, gracias a la lluvia, que aporta amonio y nitratos en cantidad variable, no mayor de 5-15 kg/ha y año.

Lixiviación, o arrastre de nitrato al percolar el agua del suelo más abajo de la zona radicular, proceso que produce la contaminación por nitratos de las aguas subterráneas y los acuíferos. Similar pérdida puede darse por escorrentía, o flujo de aguas en superficie que, al no infiltrarse alcanza los cursos de agua, especialmente si la lluvia es excesiva tras un abonado nitrogenado.

Volatilización, emisión de amoníaco gaseoso a la atmósfera. Se produce cuando el NH4+ del suelo, en condiciones de pH alcalino, se transforma en el gas volátil amoníaco. Las pérdidas, pueden ser importantes al incorporar formas amónicas a suelos con pH>8.
Asimismo, la urea y estiércoles pueden perder hasta el 50% del N por volatilización.

4.– Técnicas de cultivo y prácticas habituales de fertilización nitrogenada en los cultivos y praderas.

4.1.– Cultivos.

Se concentran principalmente en el territorio histórico de Alava y se suceden según unas rotaciones establecidas. Estas rotaciones están determinadas por la aptitud de los terrenos (calidad del suelo, riego) para cultivos de regadío. Desde la entrada en vigor de la P.A.C. las retiradas o barbechos entran dentro de las rotaciones en mayor o menor porcentaje en función de la normativa comunitaria anual.

Las rotaciones más comunes son:

> Cereal tras cereal:

La rotación es trigo-cebada-avena. El trigo raramente se repite en la misma parcela. La cebada sí rota a menudo sobre sí misma,incluso durante bastantes años. La avena se utiliza como rotación antes del cultivo principal de la rotación que es el trigo. Cuando el descanso de la finca se hace con retirada, u otro cultivo, la avena desaparece de la rotación.

La fertilización nitrogenada se hace a cada cultivo y de la siguiente forma:

– Trigo: Sementera: En octubre, noviembre y diciembre. 40-50 UFN (unidades de fertili-
zación nitrogenada)

Cobertera: Una cobertera en ahijado: 130-150 UFN.

– Cebada: Sementera: En febrero y marzo: 30-40 UFN.

Cobertera: Una cobertera en comienzo de ahijado: 100-120 UFN.

– Avena: Fertilización semejante a cebada.

> Cereal con cultivo alternativo:

La rotación comprende trigo, 1 ó 2 años de cebada y un cultivo distinto a cereal. Este cultivo es una oleaginosa, proteaginosa o un cultivo forrajero.

El trigo es cabeza de rotación y sigue el cultivo alternativo. Esta rotación mejora la anterior desde el punto de vista de utilización de nutrientes y de control fitosanitario.

La fertilización nitrogenada se hace a cada cultivo y de la siguiente forma:

– Trigo: Se rebaja la dosis total, sobre todo si el precedente es una leguminosa.

La disminución es del 10-25%

– Cebada: Similar a la rotación anterior

– Girasol: Fertilización en sementera. 20-40 UFN

– Guisante proteaginoso: Fertilización en sementera: 20-40 UFN.

– Cultivos forrajeros: En los más cultivados (veza, alholva), prácticamente no se abona con nitrógeno.

> Cereal con cultivo de regadío:

Se da en los terrenos de mayor calidad y normalmente incluye como en los anteriores trigo, cebada (1 año) y un cultivo de regadío extensivo: patata, remolacha, judía verde o maíz. En los mejores terrenos la alternativa es: trigo-cultivo de regadío. Esta alternativa es la óptima desde el punto de vista productivo y de aprovechamiento de nutrientes. Así mismo es la alternativa en la que más precisión hemos de tener en la recomendación de abonado nitrogenado debido al contenido y liberación del propio suelo (restos de cosechas y mineralización del N orgánico).

La fertilización es la siguiente:

Patata de consumo: Sementera: En abril y mayo: 70-90 UFN

Cobertera: 1 ó 2 coberteras: 100-140 UFN

Patata de siembra: Sementera: En abril y mayo: 150-200 UFN

Cobertera: Una cobertera: 0-75 UFN

Remolacha: Sementera: En marzo y abril: 90-100 UFN.

Cobertera: Una cobertera en 6-8 hojas: 100-120 UFN

Judía verde: Sementera: En mayo y junio: 40-50 UFN.

No hay fertilización en cobertera.

Maíz forrajero: Sementera: En abril y mayo: 70-100 UFN:

Cobertera: Con 5-6 hojas: 140-180UFN.

Trigo: Sementera: 0-40 UFN.

Cobertera: 120-140 UFN

Cebada: Fertilización similar a las rotaciones anteriores.

4.2.– Praderas.

Esta agrupación comprende superficies de muy diverso aprovechamiento, productividad y problemática medioambiental.
Simplificando se pueden considerar tres tipos. Praderas temporales, praderas permanentes y pastizales.

4.3.– Viña.

El cultivo de la vid está localizado principalmente en la comarca de Rioja Alavesa y ocupa una superficie de 11.200 ha. con tendencia expansiva.

La fertilización realizada por los agricultores consiste en la aportación de 30-50 UFN como abonado de fondo. Las aplicaciones en el período vegetativo son más raras pues la escasez de lluvias impide un buen aprovechamiento. El agricultor no supera estas dosis por el riesgo de producir «corrimiento» en floración, con la consiguiente pérdida de producción.

4.4.– Cultivos hortícolas.

La cantidad de fertilizantes aplicada a los cultivos hortícolas y su distribución en el tiempo depende de la especie cultivada y de la intensificación del cultivo. Los niveles de intensificación menores se dan en la producción de hortalizas en suelo y al aire libre. Le sigue la producción de hortalizas en suelo en invernadero, alcanzándose el mayor nivel de intensificación en el caso del cultivo en sustrato o hidropónico en invernadero.

5.– Recomendaciones generales sobre fertilización nitrogenada.

El nitrógeno es un elemento fundamental para el desarrollo de cualquier cultivo. El contenido de N en el suelo no es suficiente por lo que deberá aplicarse a los cultivos con la excepción de las leguminosas, capaces de sintetizarlo a través de las bacterias nitrificantes. Los cultivos de leguminosas solamente necesitarán un pequeño aporte en sementera (20-30 UFN) cuando el terreno sea pobre en N.

Para realizar una fertilización racional hay que tener en cuenta varios factores:

Hay épocas en que se produce una mineralización importante del nitrógeno orgánico presente en el suelo (otoño, primavera).Los cultivos sembrados en esas épocas dispondrán de una cantidad importante de N para sus primeras fases.

La aplicación del nitrógeno debe hacerse lo más cercana posible al estadio de máxima necesidad del cultivo para evitar pérdidas por lixiviación.

El invierno es época de poca actividad y muchas lluvias. Los cultivos sembrados en otoño son muy poco eficientes en la utilización del nitrógeno por lo que una aplicación alta de N a final de otoño se perderá en una buena parte por lixiviación.

Las parcelas con contenidos altos de materia orgánica liberan grandes cantidades de N. Las prácticas de enterrado de residuos vegetales así como las cubiertas verdes favorecen el mantenimiento de la M.O. que redundará en una menor necesidad de aportación de N.

En la aplicación de estiércoles y purines se tendrá en cuenta su composición (N orgánico uréico, amoniacal y nítrico). El N orgánico y uréico son de lenta asimilación por lo que pueden no estar disponibles hasta el próximo cultivo. Por otra parte se deberá tener cuidado para no producir escorrentía. Para evitar esto y las pérdidas por evaporación se procederá siempre que se pueda a un enterrado inmediatamente tras la aplicación.

5.1.– Fertilización en cereales de invierno.

En terrenos fértiles se eliminará la aportación de nitrógeno en sementera en siembras de finales de otoño. En los terrenos pobres se aplicarán 30 UFN como máximo, en forma uréica o amoniacal.

La cobertera se realizará:

En trigo: al comienzo del ahijado. El fraccionamiento no supone una mayor producción. Aún así fraccionaremos en los siguientes casos:

a) Si la primera cobertera es muy temprana por el estado adelantado del cereal.

b) Si la densidad de planta es escasa y se adelanta la 1.ª cobertera para provocar mayor ahijamiento.

c) Si se trata de un terreno arenoso.

d) Si se prevé un período de fríos, lluvias o nieves después de la primera cobertera.

En los casos de fraccionamiento la primera cobertera se hará en forma uréica o amoniacal y la segunda en forma amoniacal o nítrica.

La dosis vendrá determinada por el cultivo anterior y la calidad del suelo establecida a partir de los correspondientes análisis de suelo:

Calidad del suelo

Cultivo anterior Fértil Pobre

Patata 100-125 UFN 150 UFN

Remolacha 125 150

Cereal 125 150-175

Leguminosa 100 150

En cebada de primavera: La siembra se realiza entre enero y marzo; por tanto el desarrollo es rápido y las aplicaciones de sementera y cobertera son bastante seguidas. El precedente normal es un cereal por lo que la recomendación se hace en función de la fertilidad del suelo.

La aplicación de sementera se hará en forma uréica o amoniacal y la cobertera en forma amoniacal o nítrica.

Calidad del suelo Dosis en sementera Dosis en cobertera

Fértil 30-40 UFN 50 UFN

Pobre 30-40 UFN 75 UFN

5.2.– Fertilización en maíz forrajero.

El maíz forrajero se cultiva en secano en las zonas con pluviometría estival alta (Aiala, Estribaciones del Gorbea) y en regadío en las zonas con menor pluviometría.

En las zonas ganaderas recibe estiércol o purines en sementera. Hay que tener en cuenta que:

1 tonelada de estiércol aporta 1,5 UFN.

1 metro cúbico de purín de vacuno aporta 2 UFN.

Las siembras se hacen en mayo. Es época lluviosa por lo que la aplicación de sementera se hará lo más cercana posible a la siembra.

Las necesidades de nitrógeno del maíz se evaluan así: 14 x M.S. (t) - Nmin (Nmin = Nmínimo en función del Nmineral presente en los perfiles del suelo). La dosis total, para una producción de 50 t/ha será de 200 UFN.

La planta de maíz absorbe muy poco nitrógeno hasta llegar al estado de 5 hojas. Por tanto, en sementera se aplicará, como máximo, 1/2-1/3 del total. El resto se aplicará en el estado de 5-6 hojas.

5.3.– Fertilización en otros cultivos alternativos.

Guisante proteaginoso:

La siembra se realiza en febrero-marzo. Es una época con poco N disponible en el suelo por lo que pueden ser necesarias 20-40 UFN.

No se efectuará aplicación en cobertera.

Girasol:

Las siembra se realiza en abril-mayo. Su productividad depende de la pluviometría recibida. Se cultiva normalmente en secano por lo que las producciones, y por tanto las necesidades, son bajas.

En sementera se aplicarán un máximo de 40 UFN.

Colza:

La colza es un cultivo exigente en N. Se siembra en septiembre por lo que aprovecha muy bien la mineralización otoñal.

En sementera se aplicarán como máximo 30 UFN.

En cobertera se efectuarán dos coberteras aplicando 60-80 UFN en cada una. La primera se realizará en el arranque de vegetación y la segunda 20 días después.

Se tendrán en cuenta los criterios generales expresados para los cereales.

5.4.– Fertilización en patata de consumo.

La patata es un cultivo que obtiene altas producciones por lo que necesita suelos fértiles y dosis altas de abonado. Le beneficia especialmente las aportaciones de estiércol. Teniendo en cuenta que la siembra es tardía (abril, mayo ) es aconsejable la realización de un abonado en verde con un cultivo (gramínea o leguminosa) que, tras ser enterrado evite pérdidas invernales de N y aporte UFN al cultivo de patata.

La fertilización nitrogenada se hará en función de la producción esperada, la fertilidad del suelo y la duración del ciclo de cultivo.
Para una mayor producción, ciclo más largo y menor fertilidad se necesita una dosis de N mayor.

Las dosis totales serán de 150 a 200 UFN con el siguiente reparto:

En sementera se aplicará un 20% y lo más cercano posible a la siembra.

La primera cobertera será del 30% y se aplicará en el inicio de tuberización (junio-julio).

La segunda cobertera será del 50% y se aplicará cuando la patata empiece a amarillear (julio-agosto).

La fertilización se hará más ajustada con análisis previo según el método Nmin.

5.5.– Fertilización en patata de siembra.

Las recomendaciones generales de la patata de consumo sirven para la patata de siembra con las diferencias de que las siembras de esta últimas son más tardías y las producciones son menores, pues se persiguen calibres más pequeños.

Las dosis totales estarán entre 150 y 180 UFN repartidas en:

Sementera: 90-100 UFN.

Cobertera: 60-80 UFN, al inicio de la tuberización.

5.6.– Fertilización en remolacha.

La remolacha no es un cultivo muy exigente en abono nitrogenado a pesar de tener un ciclo largo (marzo a noviembre). Se le aportarán de 120 a 180 UFN, las dosis más altas en los terrenos menos fértiles.

En sementera se aplicará 1/3 de la dosis total.

En cobertera se aplicarán los 2/3 restantes cuando el cultivo tenga 7-8 hojas (junio).

La fertilización se hará más ajustada con análisis previo según el método Nmin.

5.7.– Fertilización en judía verde.

La judía verde se siembra en mayo-junio, con ciclo de cultivo muy corto y necesidades pequeñas de fertilización nitrogenada. La dosis recomendada es de 40-50 UFN y se realizará en sementera.

5.8.– Fertilización en praderas.

Considerando deseable la pradera mixta de gramíneas y tréboles convienen aplicaciones moderadas de N para no disminuir la producción proporcionada por el trébol y en consecuencia la fijación de N por hectárea.

No conviene sobrepasar los 200 kg. de N por hectárea y año, procedentes del purín ó estiércol y/o de los abonos químicos.(2 U.G.M./ha).

Las características productivas de las praderas presentan grandes diferencias entre las comarcas Cantábricas de Bizkaia y Gipuzkoa por una parte, y por otra las praderas instaladas en Álava. Estas diferencias son debidas a los diferentes regímenes pluviométricos, con una distribución más uniforme en las comarcas cantábricas y una sequía estival fuerte y prolongada hasta comienzos de otoño en Álava.

Como consecuencia, los criterios de fertilización también deben ser diferentes. En el caso de Álava la fertilización nitrogenada debe concentrarse en primavera. En el caso de las comarcas Cantábricas de Bizkaia y Gipuzkoa, la fertilización debe distribuirse más uniformemente a lo largo del ciclo vegetativo. En cualquier caso la dosis total de N no debe sobrepasar las 200 UFN. En el supuesto de praderas con una carga ganadera de 2 UGM/ha, si el purín aportado tiene un 6% de materia seca, se podrían aportar 70.000 l/ha y año en praderas de corte/siega, y alrededor de 45.000 l/ha y año en praderas de pastoreo.

La aplicación de N en otoño para favorecer el aprovechamiento en pastoreo solo se hará si existen condiciones climáticas favorables que permitan esperar un crecimiento apreciable del pasto. Esta aplicación puede ser innecesaria si el contenido en trébol es alto.

En todos los casos se tendrá en cuenta el N que proporciona el estiércol ó purín rebajando la cantidad de abono mineral a aplicar.
Como orientación cuando no se disponga de análisis de purines o estiércol puede considerarse la siguiente tabla:

. N disponible, en aplicación de primavera.

– m.3. Purín vacuno 10% M.S. 1,5 - 2,0 kg.

– m.3. Purín vacuno 6% M.S. 0,9 - 1,2 kg.

– t. Estiércol vacuno (con paja) 1,5 kg.

– t. Estiércol ovino . 2,0 - 2,5 kg.

Abonado mineral orientativo en praderas con un primer corte para silo y un segundo para silo o heno. Resto pastoreo.

. 50-60 días antes de la fecha prevista de siega 60 - 90 UFN

. Después del 1er corte 40-60 UFN

. En otoño si hay condiciones apropiadas 30 UFN

Estas cantidades podrán ser aumentadas sin pasar de las 200 UFN.

En pastoreo exclusivo se disminuirán las dosis a 40 UFN pronto, antes del primer aprovechamiento, unas 30 UFN después de otoño, en condiciones favorables.

Las aplicaciones de purín se efectuarán en otoño temprano y en primavera preferentemente (Febrero-Abril).

5.9.– Fertilización en viñedo.

A la hora de efectuar una recomendación de abonado en viña hay que tener en cuenta varios factores:

La ausencia de fertilización tarda en manifestarse más de 10 años en muchas ocasiones. Aportaciones de 20-25 UFN no necesariamente entrañan disminuciones de producción claras, atribuidas al nitrógeno empleado.

Es conveniente el reparto del abonado nitrogenado en dos fases: la primera al inicio de brotación para estimular el crecimiento vegetativo, y posteriormente después del cuajado para provocar el crecimiento del grano. La época de esta segunda aplicación es final de junio, y para entonces la escasez de lluvias hace que el nitrógeno no se aproveche, por lo que sólo se hará si se dispone de riego.

Es muy recomendable la aplicación de estiércol de ovino, no solo por su contenido en nitrógeno sino por su efecto «tampón» en suelos con materia orgánica inferior al 1%, predominantes en Rioja Alavesa.

No se recomienda, en cambio, el uso de lodos de depuradora de viñedo, sobre todo si son dedicados a producción de vino de calidad, por el aporte continuado de metales pesados.

Teniendo en cuenta estas consideraciones la fertilización del viñedo será la siguiente:

Cuando se disponga de estiércol de ovino se aplicará en invierno hasta 10.000 kg/ha y año. Con esta aportación se cubren las necesidades nitrogenadas.

Cuando no se disponga de estiércol o alternando estiércol y abonado químico se aplicarán un máximo de 50 UFN. La aplicación se hará todo en fondo o en dos aplicaciones: fondo y cobertera.

La aplicación en cobertera se hará con un máximo de 25 UFN en forma de nitrato potásico entre los estados de floración y envero cuando se pueda incorporar con riego. Si no existe riego se pueden contemplar aplicaciones foliares en el estado de brotación.

5.10.– Fertilización en hortalizas.

Las necesidades de nitrógeno son generalmente altas aunque varían mucho según el cultivo, la intensidad de la explotación y el destino de la producción. Los excesos de nitrógeno pueden producir disminución de la calidad o toxicidad para el cultivo.
Resulta recomendable el análisis del suelo.

Los criterios generales de aplicación de fertilizantes son:

Ajuste de los aportes de fertilizantes a las necesidades de los cultivos.

Mantenimiento adecuado de los equipos de riego.

Garantizar la distribución equilibrada de los nutrientes mediante la elección de los fertilizantes entre aquellos que garanticen una composición homogénea, y la utilización de técnicas de aplicación de nutrientes que aseguren la distribución uniforme de los abonos sobre toda el área de cultivo, a fin de evitar zonas de acumulación de nutrientes y en consecuencia prevenir su indebida incorporación a las aguas.

> Cultivo en suelo

Se mantendrán unos niveles de materia orgánica adecuados a la textura del suelo. El almacenamiento previo de la materia orgánica debe hacerse sobre superficies impermeables con recogida de los lixiviados en la correspondiente fosa, y solo se aportará una vez que esté bien descompuesta.

Los aportes de fertilizantes minerales se realizarán teniendo en cuenta los contenidos de nutrientes en el suelo y los aportes de materia orgánica realizados.

Es conveniente la intercalación de cultivo para abonado en verde en caso de desajustes o excesos en los aportes nitrogenados en los cultivos precedentes. La programación adecuada de la rotación de cultivos, permite un mejor aprovechamiento de nutrientes y limita los problemas fitosanitarios.

> Cultivo sin suelo.

Se recomienda ajustar la fracción de lavado al mínimo indispensable y recuperar el agua de drenaje para su posterior utilización en el mismo cultivo o en otros.

La solución nutritiva se ajustará en función del tipo de cultivo y su estado fenológico.

> Criterios de fertilización para los cultivos hortícolas.

Extracción kg Criterios de fertilización

N/t de cosecha  exportable

Lechuga (y otras Permite cierto nivel de monocultivo hortalizas de hoja) En alternativas tras cultivo de hortaliza de fruto no hacer aporte nitrogenado 2-2,5 kg N/t En monocultivo aportar en función de las necesidades, del ciclo vegetativo y de la estación climática Tomate No es recomendable fertirrigar en la primera etapa de desarrollo del cultivo (y otras solanáceas) Fraccionar la fertilización a lo largo del ciclo en función de la evolución 3-3,5 kg N/t del cultivo Pimiento No fertilizar al final del cultivo, durante un periodo de al menos 15 días 2,5-3 kg N/t para favorecer la extracción del N del suelo Vaina Dado que se trata de una leguminosa, la fertilización nitrogenada se (Judía verde) limitará a unas 50 U.F. N/ha, aportado en siembra 12-20 kg N/t No hacer aportes nitrogenados en cobertera Aportar el nitrógeno en forma de nitrato o nitrato amónico en función de la época de siembra Bulbosas Repartir la fertilización 3/4 en fondo y 1/4 en cobertera (puerro y cebolla) 3-4 kg N/t

Coles Repartir la fertilización a partes iguales entre fondo y cobertera (y otras crucíferas) Se recomienda fraccionar los aportes de cobertera 4-6 kg N/t

6.– Fertilizacion de terrenos escarpados e inclinados.

En general, los suelos con pendientes uniformes que no superen el 8% en el mismo plano son considerados como de suave inclinación; hasta el 15%, pendientes moderadas, y por encima de este valor se sitúa el límite de sistemas agrícolas con laboreo permanente, para los que se recomiendan actuaciones contra la erosión.

Para la distribución de abonos no pueden definirse límites, pues tanto la infiltración como la escorrentía dependen de la estructura del suelo, lo que a su vez es función de Naturaleza de la cubierta vegetal.

Forma de la parcela y sentido de trabajo.

Naturaleza y tipo de fertilizante.

Tipo de suelo y clima zonal.

Las cubiertas vegetales suelen disminuir los riesgos de escorrentía y en caso de cultivos perennes en línea, la siembra de hierba en las calles facilita la infiltración en zonas de elevada pluviometría o con fuertes descargas temporales, al igual que ocurre en suelos arenosos o de textura fina poco compactados. La mejora de la estructura se consigue con ciertas prácticas, como laboreo oportuno, manejo de materia orgánica, rotaciones, etc. No hay que olvidar que la escorrentía está condicionada por la presencia en el perfil de una capa menos permeable (costra superficial, suela de labor).

Es recomendable que las labores se realicen en el sentido adecuado para que, favoreciendo la retención de agua, no se produzcan encharcamientos.

En cuanto a la distribución del abono, los riesgos de arrastre son mayores para las formas líquidas; en casos de suelo desnudo con pendientes moderadas, es recomendable el enterramiento, incluso en profundidad, sobre todo si hay rupturas de pendiente.

En resumen, y para fuertes pendientes, los fertilizantes se aplicarán con técnicas que no favorezcan la escorrentía. No se recomiendan equipos de aspersión con presión alta para los líquidos, y es aconsejable enherbar desagües, setos, taludes y fondos de laderas.

7.– Terrenos hidromorfos o inundados.

Si la aplicación de fertilizantes se produce en condiciones que agravan la escorrentía (tipo de abono, agroclima) conviene ser particularmente vigilante, como es el caso de suelos en pendiente, o terrenos encharcados durante largos períodos, puesto que ello indica proximidad a la superficie de la capa freática.

En los casos de suelos nevados o helados, debe prohibirse la aplicación de estiércoles fluidos, aun cuando se lancen con un «cañón» desde los caminos circundantes, porque las pérdidas nitrogenadas se maximizan.

8.– Condiciones de aplicación de fertilizantes en tierras cercanas a cursos de agua.

Cuando se aplican abonos cerca de corrientes de agua se corre el peligro de que deriven a las aguas superficiales, por lo que se deben delimitar bien las zonas donde los efluentes no deben aplicarse nunca o con precauciones, dependiendo de:

Naturaleza de la orilla (topografía, vegetación). Tanto la presencia de taludes, como fuertes pendientes en los márgenes y la ausencia de vegetación constituyen factores de vulnerabilidad.

Zonas inundables, como las orillas de cursos de agua con peligro potencial de torrencialidad, así como las aguas costeras sometidas al régimen de mareas.

Tanto la forma del abono como su distribución pueden favorecer los riesgos de arrastre por proyección. Así ocurre con los elementos finos (gotitas, gránulos) y con ciertos equipos (distribución centrífuga, esparcidores, aspersores). En caso de parada del equipo se favorece la escorrentía, por lo que la regulación del mismo determinará la precisión de la aplicación. Conviene jalonar las parcelas, y se evitará el abrevamiento directo del ganado en las corrientes de agua.

Actuaciones específicas:

Para aplicación con cañón: Dejar una franja sin abonar (de 5 a 10 metros) o dirigirlo desde el curso de agua hacia la finca.

Para aplicación con aspersores: Dejar una franja de 3 a 5 metros sin abonar y asegurarse que no exista deriva hacia el cauce debido al viento.

Para aplicación con abonadoras, pulverizadores o distribuidores de estiércol: Dejar una franja de al menos 3 metros sin abonar.

Los equipos de distribución de abono o residuo orgánico debe estar perfectamente calibrados.

Es muy aconsejable que las márgenes de los cauces se mantengan con vegetación.

Se recuerda que el decreto que regula el Reglamento 2078/92/CEE sobre medidas ambientales bonifica el abandono del cultivo en una franja de 10 metros del cauce de los ríos y de 100 metros de la cota máxima de los embalses.

Para reducir el riesgo de contaminar aguas subterráneas, los efluentes y desechos orgánicos no deben aplicarse a menos de 50 metros de una fuente, pozo o perforación que suministre agua para el consumo humano o se use en salas de ordeño.

9.– Capacidad y diseño de estercoleros, fosas de purín y silos de forraje y medidas para evitar la contaminación de aguas superficiales o subterraneas por líquidos que contengan deyecciones animales o efluentes de ensilado.

Para evitar en los locales del ganado y sus anejos la evacuación directa en el entorno de líquidos que contengan deyecciones animales o efluentes de origen vegetal, deben considerarse tres puntos:

a) Volúmenes a almacenar de deyecciones y aguas sucias.

La evaluación de las primeras englobará como mínimo los efluentes producidos cuando su distribución es desaconsejable, y si el foso no está cubierto, las aguas de lluvia y otros ocasionales. (véase normativa a nivel de CAPV). Para un período dado, dicho volumen variará con el tipo de animales, su manejo y alimentación, etc. Los cálculos se realizarán dando un adecuado margen de seguridad.

Para evitar el tratar con volúmenes muy importantes de aguas sucias (del lavado, desperdicios de abrevaderos, purines), su producción ha de limitarse al mínimo, y dirigirse hacia las instalaciones de tratamiento; caso de que no hubiera, se recogerán en un depósito de almacenaje, propio suyo o en el de las deyecciones pero evitar su vertido directo al entorno.

b) Sistema de recogida.

Controlar, en el conjunto de la explotación, la recogida de efluentes de origen animal y el rezume del ensilaje. Para ello, actuar sobre la Estanqueidad de las áreas de ejercicio y espera y sus redes de alcantarillado, y la Dilucion, que debe evitarse mediante techados. Las aguas de lluvia no contaminadas, en cambio, pueden verterse al entorno directamente.

c) Sistema de almacenaje.

Siempre obras estancas para evitar vertidos directos al entorno. El lugar y tipo de almacenaje dependerá del relieve, suelo clima, etc.

Para los productos líquidos, las fosas serán estancas y resistentes, y para los sólidos, como estercoleros y ensilajes, los depósitos contarán con un «punto bajo» de recogida de los purines, que serán dirigidos hacia la instalación de almacenaje de líquidos, dada su peligrosidad según la «demanda bioquímica de oxígeno». (máxima para ensilajes y leche).

Cuando los animales permanezcan en el exterior, se evitará su presencia en densidades importantes sobre superficies no estancas. El porcino al aire libre contamina tanto como una fertilización excesiva, por lo que se recomienda rotar las parcelas de asentamiento, ajustando la carga ganadera a la productividad del terreno. Cada dos años, levantar las cabañas y cultivar el terreno. En períodos de invernada, desplazar regularmente del área de alimentación y si no es así, el suelo debe estar estabilizado.

Se seguirán las siguientes pautas:

En la medida de lo posible y allí donde sea necesario, se recomienda que se mantengan impermeables todas las áreas de espera y de ejercicio, en especial las exteriores, accesibles a los animales y todas las instalaciones de evacuación o de almacenaje de los efluentes del ganado.

Las instalaciones de estancia contarán con suelos en pendiente para permitir evacuar efluentes hacia los contenedores de almacenaje.

Recolectar las aguas de limpieza en una red estanca y dirigirlas hacia las instalaciones de almacenaje o tratamiento.

Almacenar las deyecciones sólidas en superficie estanca con punto bajo de recogida de rezumes hacia las instalaciones dichas.

En general, disponer, como mínimo, de una capacidad de almacenaje suficiente para cubrir los períodos en que la distribución no es aconsejable.

10.– Fertilización química y orgánica para controlar pérdidas de nutrientes hacia las aguas.

A fin de controlar mejor el escape de elementos nutritivos hacia las aguas, este Código hace hincapié sobre:

a) Dosis de la aplicación: su determinación cuidadosa evitará los excesos de fertilización y los riesgos de lavado. Para ello hay que equilibrar necesidades del cultivo y suministro por el suelo y la fertilización.

En casos de desequilibrio, este puede venir por:

Sobreestimación del rendimiento calculado (conviene evaluar bien los objetivos del rendimiento por parcelas, según potencial e historial).

Subestimación de aportes del suelo: calcular bien el suministro de N según clima y antecedentes.

Subestimación de N contenido en los efluentes ganaderos: se interrelacionan cantidad y valor fertilizante.

a) Uniformidad: la irregularidad en la distribución causa sobrefertilización. Hay que buscar homogeneidad de los fertilizantes (calidad constante), siendo útil remover mezclando purines o basuras para mejor controlar las dosis.

b) Regulación del equipo: fundamental los reglajes para mejorar la regularidad y así luchar contra la sobrefertilización.

Las recomendaciones irán encaminadas a equilibrar necesidades previsibles según potencial y manejo de los cultivos. No olvidar tener en cuenta el N presente en el suelo al momento de utilización, y los aportes exteriores, y una vez fijada la dosis, fraccionar las aportaciones para, si es necesario, revisar a la baja si el objetivo marcado no se cumple (por limitaciones climáticas, plagas, etc.).

En el caso de los estiércoles, cuyo efecto dura varios años, se tendrá en cuenta sólo el suministro anual.

Las máquinas serán sometidas a un control previo para asegurar su uniformidad. Para evitar pérdidas amoniacales, conviene envolver los estiércoles fluidos con una labor ligera pocas horas después de su aportación.

Debe tenerse en cuenta el efecto de acumulación del N en el suelo cuando se sobrepasan las cantidades equivalentes a la máxima producción (en torno a las 200 UFN/ha), dado que cuando se sobrepasa este punto declina la producción, manteniéndose el nivel de N en el suelo, pero aumentando exponencialmente el valor de N residual.

11.– Gestión del uso de la tierra con referencia a los sistemas de rotación de cultivos y planes de fertilización.

Todo sistema agrícola que deje el suelo desnudo en invierno constituye un factor de riesgo importante.

Teniendo en cuenta que una alternativa se basa en la ubicación de los cultivos en la parcela, y la rotación de cultivos en una sucesión en el tiempo, la combinación de los dos factores (espacio y tiempo) debería permitir el limitar la superficie desnuda en invierno.

Considerando la actividad agraria de la Comunidad Autónoma del País Vasco, el mayor riesgo de permanencia del suelo desnudo durante el invierno se da en la zona cerealista de Álava.

11.1.– Situación actual.

Las rotaciones más comunes en Álava (cereal, oleaginosas, leguminosas, patata y remolacha) suponen la sucesión de cultivos con diferente grado de aprovechamiento del N y en diferentes perfiles; esto supone una limitación de las pérdidas de N.

Sin embargo existen períodos en los que no hay cultivo sobre el suelo, y si el suelo está desnudo la mineralización del N
orgánico presente no será absorbido por las plantas y se perderá, sobre todo en época de lluvias.

La rotación de cultivos está marcada por un criterio agronómico de producción y otro económico de oportunidad. Este
segundo criterio está dirigido hasta cierto punto por las subvenciones de la PAC en el 85% de la superficie dedicada a cultivos.
Por ello, será más realista adaptar las labores y técnicas a prevenir las pérdidas de N con estas rotaciones que a cambiar
radicalmente la rotación.

11.2.– Actuaciones.

Las dosis deberán estar ajustadas, no sólo al cultivo sino también al rendimiento esperado. Deberá tener en cuenta la fertilidad
del suelo, riqueza en materia orgánica y cultivo precedente.

El cálculo de la dosis de fertilización se hará por parcela y no para toda la explotación. En lo posible se recurrirá al análisis y se
llevará un libro-registro de fertilización con los datos necesarios para determinar el balance del N en la parcela.

Las aportaciones se realizarán en los estados de necesidad del cultivo, salvo las de sementera, que no se distanciarán del momento de la siembra. No se aplicarán grandes cantidades y, si es posible, ninguna a la entrada del invierno, período con muy poca actividad vegetativa y lluvias abundantes.

Se picará y enterrará el rastrojo siempre que sea posible, sobre todo el de cereal cuando no sea seguido de una siembra en otoño. La paja absorberá el N producido en la mineralización en otoño y aumentará el contenido de N orgánico.

Se evitará en lo posible el suelo desnudo en período de lluvias. Para ello se adelantarán las siembras de cereal de otoño. En fincas con siembras de primavera se recomienda instalar una cubierta vegetal para aprovechamiento forrajero o para enterrado en verde. Reducirá pérdidas y aumentará el N orgánico.

Se recomienda que las fincas de retirada o barbecho sean mantenidas mediante cubierta vegetal y enterradas o desbrozadas antes del 1 de junio.

12.– Prevención de la contaminación de las aguas debido a la escorrentía y a la lixiviación en los sistemas de riego.

12.1.– Situación actual del riego.

Álava es el territorio de la CAPV con mayor superficie dedicada al riego.

Los sistemas de riego utilizados por los agricultores son:

Cobertura parcial o equipo móvil: Ha sido el primer sistema utilizado y el más extendido. Logra buena uniformidad en riego.
Tiene el inconveniente del traslado, que fuerza al agricultor a regar con caudales excesivos para alargar el intervalo entre riegos.
Con esta práctica se penaliza la producción y hay riesgo de lixiviación de nitratos a capas profundas o a las aguas encauzadas.

Cañón de riego: Introducido como alternativa al equipo móvil. Evita los trabajos de transporte de tubería y sirve para dar un riego de apoyo rápido. Tiene la desventaja de una presión elevada (5-7 atm.) y un radio muy amplio (hasta 60 m.), dando riegos irregulares y penalizando la producción y la calidad. En suelos con poca velocidad de penetración del agua se pueden producir escorrentías con el consiguiente arrastre de nutrientes.

Cobertura total: El equipo queda instalado en la parcela para todo el cultivo. La disponibilidad del equipo en cualquier momento lo convierte en el mejor sistema para evitar contaminaciones por escorrentía o lixiviación ya que permite al agricultor regar con la dosis adecuada en el momento que el cultivo lo necesite. Los riegos con poco caudal y no espaciados permiten además el riego en pendientes suaves sin producir escorrentías. Actualmente alrededor de un 90% del riego se efectúa por este sistema.

En menor cuantía se utiliza la fertirrigación con riego localizado tanto en cultivo en suelo como en cultivo en sustrato. No se emplean sistemas de riego por superficie (a manta, por surco).

12.2.– Actuaciones.

El riego disuelve los nitratos y los arrastra consigo. Para evitar estos arrastres las aplicaciones de nitratos en cultivos de regadío serán fraccionadas y aplicadas en los momentos de máximas necesidades y absorción de la planta. La misma norma es válida para la dosis de riego.

Se aplicará la dosis necesaria para empapar o mojar la capa de suelo donde se encuentran las raíces del cultivo.

El equipo de riego utilizado preferentemente será el de aspersión, en cobertura total o móvil. El cañón no debe utilizarse en terrenos con pendiente para evitar escorrentía. Se desaconseja el riego a manta o por surcos para evitar lixiviaciones de nitratos.

En el riego por aspersión se debe prestar atención especial a la uniformidad de aplicación. Para conseguirla se vigilarán los siguientes aspectos:

La diferencia de nivel entre el aspersor más alto y más bajo será la menor posible para evitar diferencias de presión. La presión media en el ramal estará entre 2,5 y 4 kg/cm.2 y la diferencia máxima de presión será del 20% sobre la media.

La intensidad de la pluviometría será acorde con la permeabilidad del suelo para evitar la escorrentía. La pluviometría será uniforme. Para conseguirlo los aspersores y boquillas serán iguales (marca, tipo) y el marco de riego tampoco variará.

No se efectuarán riegos con viento.

En el caso de que se efectúe una fertirrigación, y para prevenir fenómenos de contaminación, debe ser practicada con métodos de riego que aseguren una elevada eficacia distributiva del agua; el fertilizante no debe ser puesto en el agua desde el comienzo del riego, sino preferiblemente después de haber suministrado cerca del 20-25% del volumen de agua; la fertirrigación debe completarse cuando se ha suministrado el 80-90% de dicho volumen.

En el caso del riego con solución nutritiva, el sistema de aplicación debe asegurar la homogeneidad de la composición del agua de riego desde el inicio hasta el final del riego; se aplicaran además las técnicas adecuadas para obtener un máximo aprovechamiento del abono nitrogenado empleado.

13.– Epílogo y decálogo.

Vistas la terminología técnica, los pros y contras, y las recomendaciones efectuadas a lo largo del presente Código, es necesario subrayar que su naturaleza informativa ha de servir como una Guía Práctica para ayudar a los agricultores a evitar la contaminación de las aguas por nitrato, no se debe olvidar sin embargo que es de obligado cumplimiento en las zonas declaradas vulnerables.

A modo de resumen, puede disminuirse el riesgo de vulnerabilidad mediante el siguiente decálogo:

1.– Mejora de las técnicas de cultivo.

2.– Reducir el laboreo de praderas.

3.– Siembra temprana de cereales.

4.– No sobrepasar los 200 kg/ha de N total.

5.– Evitar en lo posible la fertilización otoñal.

6.– Optimizar las dosis y momentos de aplicación.

7.– No abonar en suelo desnudo ni en riberas.

8.– Mezcla de paja y tierra en otoño disminuye pérdidas de N.

9.– Tras cereal y remolacha tardía, dejar residuos hasta primavera.

10.– Regar lo justo y de manera uniforme.

II ERANSKINA / ANEXO II

Materias:

PROTECCION DEL MEDIO AMBIENTE;
AGUAS;
RESIDUOS TOXICOS Y PELIGROSOS;
AGRICULTURA