Rango: Decreto
Fecha de disposición:
27
de mayo de 1997
Fecha de publicación:
11/6/1997
Número de boletín:
66
Órgano emisor:
Departamento
de Agricultura y Medio Ambiente
Título: Decreto
77/1997, de 27 de mayo, del Gobierno de Aragón, por el que se aprueba
el Código de Buenas Prácticas Agrarias de la Comunidad Autónoma
de Aragón y se designan determinadas áreas Zonas Vulnerables
a la contaminación de las aguas por los nitratos procedentes de
fuentes agrarias.
Decreto 77/1997, de 27 de mayo, del Gobierno de Aragón, por el que se aprueba el Código de Buenas Prácticas Agrarias de la Comunidad Autónoma de Aragón y se designan determinadas áreas Zonas Vulnerables a la contaminación de las aguas por los nitratos procedentes de fuentes agrarias.
La Contaminación de las aguas
causada, en determinadas circunstancias por la producción agrícola
intensiva es un fenómeno cada vez más acusado que se manifiesta
especialmente en un aumento de la concentración de nitratos en las
aguas superficiales y subterráneas, así como a la eutrofización
de los embalses, estuarios y aguas litorales. Para paliar el problema,
la Comisión de la Unión Europea aprobó, con fecha
12 de diciembre de 1991, la Directiva 9/676/CEE, relativa a la protección
de las aguas contra la contaminación producida por nitratos en la
agricultura, imponiendo a los Estados miembros la obligación de
identificar las aguas que se hallen afectadas por la contaminación
de nitratos de esta procedencia, estableciendo criterios para designar
como zonas vulnerables, aquellas superficies territoriales cuyo drenaje
dalugar a la contaminación por nitratos. El Estado español
traspuso la Directiva, mediante el Real Decreto 261/1996, de 16 de febrero,
sobre protección de las aguas contra la
contaminación y producida
por nitratos procedentes de fuentes agrarias.
El Ministerio de Medio Ambiente
ha remitido a la Diputación General de Aragón la "Determinación
de las masas de agua afectadas por la contaminación o en riesgo
de estarlo, por aportación de nitratos de origen agrario", en cumplimiento
del artículo 3 del Real Decreto 261/1996, al objeto de que el órgano
competente de la Comunidad Autónoma de Aragón declare Zonas
vulnerables aquellas superficies territoriales cuya escorrentía
o filtración afecte o pueda afectar a la contaminación por
nitratos de las citadas masas de agua determinadas. Asimismo la Comunidad
Autónoma de Aragón, según el artículo 5 del
citado Real Decreto, ha de aprobar el Código de Buenas Prácticas
Agrarias.
El Estatuto de Autonomía
de Aragón (texto reformado por la Ley Orgánica 5/1996, de
30 de diciembre), atribuye a la Comunidad Autónoma de Aragón
en su artículo 35.1, apartado 12, competencia
exclusiva en materia de agricultura,
en su artículo 37.3, competencia de desarrollo legislativo y ejecución
de materia de protección del medio ambiente, determinando el artículo
40, párrafo 4, que la
Diputación General adoptará
las medidas necesarias para la ejecución, dentro de su territorio,
de los tratados internacionales y actos normativos de las organizaciones
internacionales en lo que afecten a
las materias propias de las competencias
de la Comunidad Autónoma. Por todo lo expuesto, a propuesta del
Consejero de Agricultura y Medio Ambiente y, previa deliberación,
el Gobierno de Aragón, en su
reunión del día 27
de mayo de 1997,
DISPONGO:
Artículo primero: Aprobar
el Código de Buenas Prácticas Agrarias de aplicación
en la Comunidad Autónoma de Aragón.
Artículo segundo: Designar
inicialmente como Zonas Vulnerables en la Comunidad Autónoma de
Aragón, a los efectos que dimanan del Real Decreto 261/1996, de
16 de febrero, sobre protección de las aguas
contra la contaminación producida
por nitratos procedentes de fuentes agrarias, las siguientes áreas:
-Subpolígono de la Unidad Hidrogeológica número 09.37,
"Jalón Huerva", que incluye los núcleos
de Calatorao, La Almunia de Doña
Godina, Cariñena y Longares.
-Subpolígono de la Unidad
Hidrogeológica número 09.44 "Gallocanta", que incluye los
núcleos de Las Cuerlas, Tornos, Torralba de los Sisones y Bello.
La descripción cartográfica de las citadas Zonas figura como
anexo al presente Decreto.
DISPOSICIONES FINALES
Primera.--Por el Departamento de
Agricultura y Medio Ambiente se comunicará al Ministerio de Medio
Ambiente la relación de Zonas Vulnerables aprobada mediante el presente
Decreto y el Código de
Buenas Prácticas Agrarias
elaborado para esta Comunidad Autónoma.
Segunda.--Se faculta al Consejero
de Agricultura y Medio Ambiente para establecer los Programas de Actuación
sobre las Zonas Vulnerables, de acuerdo con el artículo 6 del Real
Decreto 261/1996,
de 16 de febrero.
Tercera.--La presente disposición
entrará en vigor el mismo día de su publicación en
el "Boletín Oficial de Aragón".
Zaragoza, 27 de mayo de 1997.
El Presidente del Gobierno de Aragón,
SANTIAGO LANZUELA MARINA
El Consejero de Agricultura y Medio
Ambiente, JOSE MANUEL LASA
DOLHAGARAY
OJO ANEXO MAPA A 2 PAGINAS
CODIGO DE BUENAS PRACTICAS AGRARIAS
COMUNIDAD AUTONOMA DE ARAGON
(Directiva del Consejo 91/ 676 /
CEE)
0. INTRODUCCION
El presente Código de Buenas
Prácticas agrarias responde a las exigencias comunitarias recogidas
en la Directiva del Consejo 91/676/CEE, de 12 de diciembre de 1991, relativa
a la protección de
las aguas contra la contaminación
producida por nitratos procedentes de fuentes agrarias y ha sido elaborado
por el Departamento de Agricultura y Medio Ambiente del Gobierno de la
Comunidad Autónoma de Aragón.
La multiplicidad de condiciones
climáticas, edafológicas y de prácticas culturales
presentes en la agricultura representan un grave inconveniente a la hora
de establecer, con carácter general, una serie de normas a adoptar
por los agricultores y ganaderos en la fertilización orgánica
y mineral de sus suelos. Por este motivo, el Código no puede
entrar con detalle en la situación particular de cada explotación,
limitándose a dar una panorámica general del problema, a
la descripción de los productos potencialmente fuentes de la contaminación
nítrica de las aguas y a contemplar la problemática y actuaciones
generales en cada una de las situaciones o cuestiones que recoge el anexo
II de la Directiva 91/676/CEE, antes citada.
El Código no tiene carácter
obligatorio, siendo más bien una recopilación de prácticas
agrarias concretas que voluntariamente podrán llevar a efecto los
agricultores. No obstante, una vez que la administración designe
las zonas vulnerables y establezca para las mismas los programas de acción
correspondientes, las medidas contenidas en ellos serán de obligado
cumplimiento.
Sirva pues el presente Código
de Buenas Prácticas Agrarias como marco de referencia para el desarrollo
de una agricultura compatible con el medio ambiente, en consonancia con
una racional utilización de los
fertilizantes nitrogenados y base
para la elaboración de programas de acción mucho más
concretos y específicos para cada una de las zonas vulnerables que
se designen.
1. DEFINICIONES
A los efectos del presente Código
de Buenas Prácticas Agrarias, y considerando igualmente la
terminología recogida en la Directiva del Consejo 91/676/CEE relativa
a la protección de las aguas contra la contaminación producida
por nitratos utilizados en la agricultura, se entenderá por:
a) Contaminación de las aguas
por nitrato de origen agrario. La introducción de compuestos nitrogenados
de origen agrario en el medio acuático, directa o indirectamente,
que tenga consecuencias que puedan poner en peligro la salud humana, perjudicar
los recursos vivos y el ecosistema acuático, causar daños
a los lugares de recreo u ocasionar molestias para otras utilizaciones
legítimas de las aguas.
b) Contaminación difusa de
las aguas por nitrato de origen agrario. Es la contaminación de
las aguas
superficiales o subterráneas
debido al nitrato de origen agrario. El término difuso se refiere
a que esta contaminación no ocurre en un punto específico
de un cauce, como puede ser el vertido de una
industria, sino que se produce espacialmente
en una (i.e. a lo largo del cauce de un río) o dos dimensiones (i.e.
a través de una superficie que drena hacia un acuífero) y
es por tanto difícil de cuantificar.
c) Contaminación puntual.
Es la contaminación que vierte directamente en un punto específico
y por lo tanto es fácil de medir y cuantificar.
d) Zonas vulnerables. Superficies
conocidas del territorio cuya escorrentía fluya hacia las aguas
afectadas por la contaminación y las que podrían verse afectadas
por la contaminación si no se toman las medidas oportunas.
e) Aguas subterráneas. Todas
las aguas que estén bajo la superficie del suelo en la zona de saturación
y en contacto directo con el suelo o el subsuelo.
f) Agua dulce. El agua que surge
de forma natural, con baja concentración de sales, y que con frecuencia
puede considerarse apta para ser extraída y tratada a fin de producir
agua potable.
g) Compuesto nitrogenado. Cualquier
compuesto que contenga nitrógeno, excepto el nitrógeno molecular
gaseoso.
h) Ganado. Todos los animales criados
con fines de aprovechamiento o con fines lucrativos.
i) Fertilizante nitrogenado. Cualquier
sustancia que contenga uno o varios compuestos nitrogenados y se aplique
sobre el terreno para aumentar el crecimiento de la vegetación;
comprende el estiércol, los
desechos de piscifactorías
y los lodos de depuradoras.
j) Fertilizante químico.
Cualquier fertilizante que se fabrique mediante un proceso industrial.
k) Estiércol. Los residuos
excretados por el ganado o las mezclas de desecho y residuos excretados
por el ganado,incluso trasformados.
l) Purín. Es el líquido
que escurre de un estiércol.
m) Estiércol fluido. Son
las deyecciones sólidas y líquidas excretadas por el ganado
diluidas con mas o menos agua (1).
n) Agua sucia. Es el desecho, con
menos del 3% de materia seca generalmente formado por estiércol,
orina, leche u otros productos lácteos o de limpieza. Generalmente
se engloba con el estiércol
fluido.
ñ) Lodos de depuradora. Son
los lodos residuales sólidos de todo tipo de estaciones depuradoras
de aguas residuales domésticas o urbanas.
o) Lodos tratados. Son los lodos
de depuración tratados por
una vía biológica,
química o térmica y almacenamiento posterior, de manera que
se reduzca de forma significativa su poder de fermentación y los
inconvenientes sanitarios de su utilización.
p) Drenajes de ensilados. Líquido
que escurre de cosechas o forrajes frescos almacenados en un recinto cerrado
o silo.
q) Aplicación sobre el terreno.
La incorporación de sustancias al suelo, ya sea extendiéndolas
sobre la superficie, inyectándolas en ella, introduciéndolas
por debajo de su superficie o mezclándolas con las capas superficiales
del suelo.
r) Eutrofización. El aumento
de la concentración de nutrientes en las aguas que provoca un crecimiento
acelerado de las algas y de las especies vegetales superiores, y causa
trastornos negativos en el
equilibrio de los organismos presentes
en el agua, así como de su calidad.
s) Demanda bioquímica de
oxígeno. Es el oxígeno disuelto requerido por los organismos
para la descomposición aeróbica de la
materia orgánica presente
en el agua. Los datos usados para los propósitos de esta clasificación
deberán medirse a 20íC por un período de 5 días
(DBO5).
t) Compactación. Es el apelmazamiento
excesivo de los suelos tanto en
superficie como en profundidad producido por la circulación de máquinas
pesadas. Esto constituye un obstáculo a la circulación del
agua y del aire y aumenta la
escorrentía y la erosión
hídrica.
2. TIPOS DE FERTILIZANTES NITROGENADOS
La aportación de N a los cultivos
puede realizarse utilizando ya abonos químicos ya residuos zootécnicos.
La elección, dada su expectativa de respuesta al nivel productivo
y ambiental depende de
la forma química en que el
N está presente en los productos usados.
Para acertar en la elección
es oportuno ilustrar, brevemente, las formas de N presentes en los fertilizantes
y su comportamiento en el terreno y en la nutrición vegetal.
a) Abonos con N exclusivamente nítrico.
El ión nítrico es
de inmediata asimilabilidad por el aparato radical de las plantas y por
tanto de buena eficiencia. Es móvil en el suelo y por
tanto expuesto a procesos de escorrentía y lixiviación en
presencia de excedentes hídricos.
El N nítrico debe usarse
en los momentos de mayor absorción por parte de los cultivos (en
cobertera y mejor en dosis fraccionadas). Los principales abonos
que contienen sólo N bajo forma nítrica son el nitrato de
Chile (15,5 %), nitrato de calcio (N = 15,5 %) y el nitrato de potasio
(N = 13 %, K20 = 46 %).
b) Abonos con N exclusivamente amoniacal.
Los iones amonio, a diferencia de los nítricos son retenidos por
el suelo y por ello no son tan fácilmente lavables y/o lixiviables.
La mayor parte de las plantas utilizan el N amoniacal solamente después
de su nitrificación por parte de la biomasa microbiana del suelo.
El N amoniacal tiene por tanto una acción más lenta y condicionada
a la actividad microbiana. Los principales abonos conteniendo sólo
N
amoniacal son el amoníaco
anhidro (N = 82 %), el sulfato amónico (N = 20-21 %), las soluciones
amoniacales (riqueza mínima: 10 % N), los fosfatos amónicos
(fosfato diamónico (DAP): 18/46 %) y el fosfato monoamónico
(MAP): 12/51 %).
c) Abonos con N nítrico y
amoniacal.
Tales tipos de abono representan
un avance sobre las características de los dos tipos precedentes
de productos. En función de la relación entre el N
nítrico y el amoniacal, estos pueden dar soluciones
válidas a los diversos problemas
de abonado en función de la fase del cultivo y de la problemática
de intervención en el campo. Los principales productos nitroamoniacales
son el nitrato amónico,
normalmente comercializado en España
con riqueza del 33, 5 % N, mitad nítrico y mitad amoniacal, y los
nitratos amonícos cálcicos, con riqueza desde el 20, 5 %.
Existen asimismo soluciones de nitrato
amónico y urea (riqueza mínima:
26 % N) y el nitrosulfato amónico con el 26% N, del que el 7 % es
nítrico y el 19 % amoniacal.
d) Abonos con N uréico.
La forma uréica del N no es por sí misma directamente asimilable
por la planta. Debe ser transformada por obra de la enzima ureasa primer
en N amoniacal y sucesivamente por la acción de los microorganismos
del terreno en N nítrico para poder ser metabolizado por las plantas.
El N uréico tiene por tanto una acción levemente más
retardada que el N amoniacal. Pero se debe tener en cuenta que la
forma uréica es móvil en el suelo y muy soluble en agua.
El producto fundamental es la urea (N = 46 %), el abono comercial sólido
de mayor riqueza en N.
e) Abonos con N exclusivamente en
forma orgánica.
En los abonos orgánicos el
N en forma orgánica está principalmente en forma protéica.
La estructura de las proteínas que lo contienen es más o
menos complicada (proteínas globulares, generalmente fácilmente
hidrolizables y escleroproteínas) y por ello la disponibilidad del
N para la nutrición de las plantas está más o
menos diferenciada en el tiempo,
de algunas semanas hasta algunos meses. Tal disponibilidad pasa a
través de una serie de transformaciones del N: de aminoácidos,
sucesivamente en N amoniacal y después en N nítrico.
Por ello encuentran su mejor aplicación en el abonado de fondo y
en cultivos de ciclo largo.
f) Abonos con N orgánico
y mineral (abonos organominerales). Son productos que permiten activar
la acción del N en el tiempo: al mismo tiempo aseguran una combinación
de sustancias orgánicas de elevada calidad por elemento nutritivo
mejorándose la disponibilidad por la planta.
g) Abonos con N de liberación
lenta. Son abonos de acción retardada cuya característica
principal es liberar su N lentamente para evitar las pérdidas por
lavado y adaptarse así al ritmo de absorción de la planta.
Los productos más comunes son la urea-formaldehido con el 36% al
menos de N, la crotonilidendiurea con
el 30% al menos de N y la isobutilidendiurea
con 30 Kgs de N por 100 Kgs de producto terminado. También
pueden integrarse en esta categoría los abonos minerales revestidos
de membranas más o menos permeables.
h) Inhibidores de la actividad enzimática.
Actúan incorporando a los fertilizantes convencionales sustancias
que inhiben los procesos de nitrificación o de desnitrificación.
Dan lugar a reacciones bioquímicas que son de por sí lentas
y que llegan a paralizar la reacción correspondiente. Las
sustancias más conocidas y experimentadas a nivel agronómico
son aquellas que ralentizan la transformación del ión amonio
en ión nítrico. Tales sustancias son llamadas: inhibidores
de la nitrificación.
Actualmente hay en el comercio formulados
con adición de cantidades calibradas de diciandiamida (DCD).
La adición de inhibidores de la nitrificación ha sido experimentada
en Europa, también para los
afluentes zootécnicos a fin
de retardar la nitrificación de la elevada parte de N amoniacal
presente en los estiércoles fluídos y así aumentar
su eficacia. La diversidad de los efectos que los efluentes zootécnicos
obran sobre el sistema agroambiental se justifica con la variabilidad de
sus composiciones, tanto en cantidad como en calidad. Por lo que
respecta al N la comparación entre los diversos materiales debe
hacerse no sólo sobre la base del contenido total sino también
sobre su distribución cualitativa. Este nutriente, de hecho,
está presente en la sustancia orgánica de origen zootécnico
de varias formas, que pueden ser clasificadas funcionalmente en tres categorías:
--N mineral.
--N orgánico fácilmente
mineralizable.
--N orgánico residual (de
efecto lento).
Se pueden así sintetizar
las características salientes de los diversos afluentes zootécnicos.
i) Estiércol bovino.
Constituye un material de por sí de difícil confrontación
con los otros por razón de la elevada presencia de compuestos de
lenta degradabilidad. Su particular maduración ha hecho de
él un material altamente polimerizado hasta el punto de resultar
parcialmente inatacable por la microflora y de demorarse por eso la descomposición.
Su función es en grandísima parte estructural, contribuyendo
a promover la agregación de las partículas terrosas y la
estabilidad de los glomérulos formados. El efecto nutritivo,
de momento, tiene una importancia relativamente menor, pero se prolonga
por más años del de
su aplicación. En general,
se indica que este efecto nutritivo puede equivaler en el primer año
de su aportación hasta el 30 % del N total presente. El efecto
residual tiene importancia relevante después de varios años
del cese de los aportes, en función del tipo de suelo, del clima,
de las labores, de otros abonados y de los cultivos que se siembren.
j ) Estiércol fluído
bovino. Presenta características fuertemente diferenciadas
en función del sistema de cría, pudiendo llegar desde el
fluído auténtico (7 % de sustancia seca) hasta la consistencia
más o menos pastosa del llamado "liquiestiércol", que puede
llegar a una riqueza en sustancia seca del 15-20 % cuando se usa cama a
razón de 3-4 Kgs por cabeza y por día. El efecto estructural
puede confiarse que sea una cantidad casi partida en dos respecto al estiércol
de los compuestos de N de lenta degradabilidad (40 %), mientras que el
efecto nutritivo en el primer año de mineralización puede
llegar como máximo al 60 %. En general, se trata de un abono
de eficiencia media en el curso del primer año y de buen efecto
residual, pero la gran variabilidad del material puede hacer alejar con
mucho las características funcionales de las medias antes indicadas.
En particular, la presencia mayor de cama aproximará mayormente
su comportamiento al del estiércol, mientras que los sistemas de
separación y de almacenaje influirán en el grado de maduración
y de estabilización.
k) Estiércol fluído
porcino. Asimismo con la inevitable variabilidad de la composición
en función de la fase productiva y del tratamiento de las deyecciones,
resulta más fácil estimar la composición y el valor
fertilizante. De hecho, es un material que puede llegar a proveer,
ya en el primer año, eficiencias del N que llegan al 60%.
Es evidente, entonces, que el efecto residual puede ser sólo limitado,
así como su contribución a la mejora de la estabilidad estructural
del suelo.
l) Estiércol de ovino o sirle.
Sus propiedades oscilan entre las del estiércol bovino y la gallinaza;
es el estiércol de riquezas más elevadas en N y K20 frente
al de las demás especies animales. El efecto sobre la estructura
del suelo es mediano. La persistencia es de tres años, mineralizándose
aproximadamente el 50 % el primer año, 35 % el segundo año
y el 15 % el tercer año.
m) Gallinaza. En este caso
la casi totalidad del N está presente en forma disponible ya en
el primer año de suministro resulta por ello un abono de eficacia
inmediata, parecida a los de síntesis. También en este caso,
el efecto residual puede ser considerado débil y el estructural
prácticamente insignificante. Es un material muy difícil
de utilizar correctamente porque no está estabilizado, es de difícil
distribución, sujeto a fuertes pérdidas por volatilización
y con problemas de olores desagradables. Tales inconvenientes pueden
ser, sin embargo, considerablemente reducidos o eliminados, utilizando
sistemas de tratamiento como la desecación o el compostaje que permiten
revalorizar las propiedades nutritivas y estructurales.
n) Compost. Los composts son
abonos orgánicos obtenidos mediante un proceso de transformación
biológica aerobia de materias orgánicas de diversa procedencia.
Es de particular interés para las fincas que puedan disponer de
deyecciones zootécnicas y materiales ligno-celulósicos de
desecho (pajas, tallos, residuos culturales diversos) que son mezclados
con las deyecciones, tal cual o tratadas.
A esta gran variabilidad de las
materias originales se añaden las del sistema de compostaje, en
relación con las condiciones físicas y los tiempos de maduración.
Se hace por eso difícil generalizar el comportamiento agronómico
de los composts; pero se puede recordar que el resultado medio de un proceso
de compostaje, correctamente manejado durante un tiempo suficiente y con
materiales típicos de una finca agrícola, es un fertilizante
análogo al estiércol. Estará por ello caracterizado
por una baja eficiencia en el curso del primer año, compensada por
un efecto más prolongado; también las propiedades enmendantes
pueden ser asimiladas a las del estiércol. Siempre teniendo
en cuenta la heterogeneidad de la procedencia de las materias orgánicas
compostables, el empleo del compost debe hacerse con particular cautela
a causa de la posible presencia de contaminantes (principalmente metales
pesados en caso de utilización de compost de residuos urbanos) que
pueden limitar el empleo a ciertas dosis dictadas por el análisis
del suelo y del compost a utilizar, sobre la base de cuanto disponga la
normativa vigente.
ñ) Lodos de depuradora.
Es posible el empleo como abonos de los lodos de procesos de depuración
de aguas residuales urbanas u otras que tengan características tales
para justificar un uso agronómico (adecuado contenido en elementos
fertilizantes, de materia orgánica, presencia de contaminantes dentro
de límites establecidos). El N contenido en los lodos de depuración,
extremadamente variable, como media el 3 al 5% sobre la sustancia seca,
está disponible desde el primer año. La utilización
agronómica de estos productos para los cuales valen precauciones
análogas a las expresadas anteriormente para los composts, está
regulada por el R.D. 1310/1990, de 29 de octubre, este Decreto define los
Iodos y su análisis así como las concentraciones de metales
pesados en los Iodos destinados a su utilización agraria y en los
suelos que se abonan con ellos.
3. EL CICLO DEL NITROGENO EN LOS SUELOS AGRICOLAS
El nitrógeno en el suelo está
sujeto a un conjunto de transformaciones y procesos de transporte que se
denomina ciclo del nitrógeno. En el gráfico nº 1 se
presentan los principales componentes y procesos del ciclo, diferenciando
los aportes, las reservas y las extracciones o pérdidas. Debido
a las interaciones que existen entre todas las partes de este sistema para
poder reducir la lixiviación de nitrato, sin disminuir apreciablemente
la producción de los cultivos, es necesario conocer como influyen
las prácticas agrícolas y los factores ambientales en los
divesos procesos de este ciclo.
Los principales elementos del ciclo
del nitrógeno en los suelos que conviene considerar son: Absorción
de N por la planta y extracción por la cosecha.
La absorción de N por la
planta constituye una de las partes más importantes del ciclo del
N en los suelos agrícolas.
Esta absorción es la que
el agricultor debe optimizar para conseguir una buena producción
y un beneficio económico.
Del N absorbido por la planta, una
parte vuelve al suelo después de la cosecha en forma de residuos
(raíces, tallos y hojas) y puede ser aprovechado por los cultivos
siguientes; otra parte se extrae del campo con la cosecha. Existen
datos de la extracción aproximada de N por las cosechas, pero estos
valores no pueden emplearse directamente para el cálculo del abonado
necesario para cada cultivo sin conocer la eficiencia de utilización
del N fertilizante en cada caso; esta eficiencia es variable en diferentes
situaciones.
La extracción de N por la
cosecha sólo da una idea de las necesidades mínimas de nitrógeno
que tiene el cultivo. Mineralización e inmovilización.
La mineralización es la transformación
del nitrógeno orgánico en amonio (NH4+) mediante la acción
de los microorganismos del suelo; la inmovilización es el proceso
contrario. Como ambos actúan en sentido opuesto, su balance
se denomina mineralización neta.
La mineralización neta de
la materia orgánica del suelo depende de muchos factores, tales
como el contenido en materia orgánica, la humedad y la temperatura
del suelo. En climas templados la mineralización neta anual es,
aproximadamente, el 1-2 por 100 del N total, y esto supone una producción
de N mineral de unos 40 a 150 Kg/Ha, en los primeros 30 cm del suelo.
Un factor importante a considerar en la mineralización de la materia
orgánica que se añade al suelo es su relación C/N,
que indica la proporción de carbono (C) a nitrógeno (N).
Generalmente, cuando se añade
materia orgánica al suelo con una relación de 20-25 o menor,
se produce una mineralización neta, mientras que si los valores
de este cociente son más altos, entonces los microbios que degradan
este materia orgánica consumen más amonio que el que se produce
en la descomposición, y el resultado es una inmovilización
neta de N (esta regla es solamente aproximada). La relación
C/N de la capa arable en los suelos agrícolas suele estar entre
10-12. Nitrificación. En este proceso, el amonio (NH4+)
se transforma primero en nitrito (N02-), y éste en nitrato (N03-),mediante
la acción de bacterias aerobias del suelo. Debido a que, normalmente,
el nitrito se transforma en nitrato con mayor rapidez que se produce, los
niveles de nitrito en los suelos suelen ser muy bajos en comparación
con los de nitrato. Bajo condiciones adecuadas, la nitrificación
puede transformar del orden de 10-70 Kg N/ha/día. Esto implica
que un abonado en forma amónica puede transformarse casi totalmente
en nitrato en unos pocos días si la humedad y temperatura del suelo
son favorables. En ocasiones, debido a que la nitrificación
es bastante más rápida que la mineralización, se emplea
el término mineralización para indicar el proceso global
de conversión del N orgánico en nitrógeno mineral
(fundamentalmente nitrato y amonio).
Desnitrificación.
La desnitrificación es la conversión del nitrato en nitrógeno
gaseoso (N2) o en óxidos de nitrógeno, también gaseosos,
que pasan a la atmósfera.
Este fenómeno se debe a que,
en condiciones de mucha humedad en el suelo, la falta de oxígeno
obliga a ciertos microorganismos a emplear nitrato en vez de oxígeno
en su respiración. Fijación biológica.
La fijación biológica de nitrógeno consiste en la
incorporación del nitrógeno gaseoso de la atmósfera
a las plantas gracias a algunos microorganismos del suelo, principalmente
bacterias. Uno de los grupos más importantes de bacterias
que fijan nitrógeno atmosférico es el Rhizobium, que forma
nódulos en las raíces de las leguminosas.
Lluvia.
La lluvia contiene cantidades variables
de N en forma de amonio, nitrato y óxidos de nitrógeno, y
constituye una fuente importante de N en los sistemas naturales.
Sin embargo, en los sistemas agrícolas,
este aporte (5-15 Kg N/ha/año) es pequeño en comparación
al de los fertilizantes.
Lixiviación.
La lixiviación o lavado del nitrato es el arrastre del mismo por
el agua del suelo que percola más abajo de la zona radicular.
Este proceso es el que produce la
contaminación de las aguas subterráneas por nitrato, ya que,
en general, una vez que éste deja de estar al alcance de las raíces,
continúa su movimiento descendente hacia los acuíferos sin
apenas ninguna transformación química o biológica.
Arrastre con la escorrentía.
La escorrentía de agua en
los suelos agrícolas es el flujo del agua sobre la superficie del
suelo, de modo que no se infiltra en el campo, sino que fluye normalmente
hacia terrenos más bajos o cursos superficiales de agua. Se produce
como consecuencia de lluvias o riegos excesivos y puede arrastrar cantidades
variables de N. En general, estas pérdidas de N del suelo son pequeñas,
excepto cuando la escorrentía se produce poco después de
un abonado nitrogenado.
Volatilización.
Se denomina así la emisión de amoníaco gaseoso desde
el suelo a la atmósfera.
Esto ocurre porque el amonio (NH4+) del suelo, en condiciones de pH alcalino,
se transforma en amoníaco (NH3), que es un gas volátil.
Aunque puede haber pérdidas importantes de N por volatilización
cuando se abona con amoníaco anhidro, resultan más frecuentes
aquéllas que ocurren cuando se emplean abonos nitrogenados en forma
amónica en suelos alcalinos, sobre todo si el pH es mayor que ocho.
La urea puede experimentar también pérdidas variables por
volatilización después de transformarse en amonio en el suelo.
Los estiércoles, si no se incorporan al suelo, pueden perder del
10 al 60 por 100 de su N por volatilización, debido a que una parte
importante de su nitrógeno puede estar en forma amónica.
4. RECOMENDACIONES GENERALES SOBRE LA APLICACION DE FERTILIZANTES A LOS SUELOS
El abonado nitrogenado con abonos
minerales es práctica adoptada para todos los cultivos excepto las
leguminosas, en las que, no obstante,es recomendable una aportación
de 10 a 20 Kg de N por hectárea, en forma nítrica o amoniacal.
Para una utilización racional del fertilizante es preciso suministrar
abonos nitrogenados lo más próximo posible en el tiempo al
momento de absorción por la planta; reduciendo el peligro de que
el N aplicado sea lavado en el período entre el abonado y la asimilación
por el cultivo. Además la aplicación del abonado nitrogenado
ha de basarse en el principio de maximizar la eficacia de la utilización
por parte del cultivo y complementariamente minimizar las pérdidas
por lavado.
Siempre es necesario conocer las
características del suelo sobre el que se analizan las aplicaciones,
sean orgánicas o minerales. Los suelos con escasa capacidad de retención
requerirán un mayor fraccionamiento del aporte nitrogenado.
En el caso de que se utilicen estiércoles tanto sólidos como
líquidos es necesario considerar que la disponibilidad del nitrógeno
contenido en los mismos depende de la presencia de formas de N diversas
como el orgánico, el uréico, el amoniacal y el nítrico.
Las fracciones
prontamente disponibles son la nítrica
y la amoniacal; las otras formas son asimilables después de los
procesos de mineralización de la fracción orgánica.
Otros factores que influyen en la disponibilidad del N de origen agrario
zootécnico son las concentraciones y las relaciones entre los compuestos
de N presentes, las dosis suministradas, los métodos y la época
de aplicación, el tipo de cultivo y las condiciones de suelo y clima.
A diferencia de los abonos minerales o de los estiércoles clásicos
(sólidos), sobre la eficiencia del N contenido en los estiércoles
fluídos, existen dos teorías: la de Pratt, que habla de un
75 % de eficiencia independiente del momento de aplicación y que
además proporciona un aporte residual en años sucesivos;
y la holandesa, que estima un aprovechamiento próximo al 30 % si
se aporta en otoño, y del 60 % si se aplica en primavera, con muy
escasos aportes residuales en años
sucesivos. A pesar de esta
momentánea indefinición, que esperamos resolverán
los ensayos en curso, una aplicación racional de estos estiércoles
fluídos, especialmente abundante el de porcino, razonada
a partir de los análisis
de suelos, no debe ofrecer ninguna duda. Las recomendaciones básicas
por grupos de cultivo son las siguientes:
1.--Cereales de invierno Se evitará
en lo posible el abonado nitrogenado en sementera, pudiendo realizarse
en el regadío y en los secanos frescos aportaciones máximas
equivalentes al 25 % de las
necesidades totales de N, en forma
uréica o amoniacal. El resto de la aportación se hará
coincidiendo con el inicio de la máxima demanda, en el ahijado,
o dividido en dos partes entre ahijado y principio de
encañado. En las aportaciones
de cobertera puede utilizarse formas amoniacales o nítricas.
El sembrar leguminosas antes del cereal deja en el suelo nitrógeno
atmosférico fijado por la planta que puede servir de aporte nitrogenado
precoz para el cultivo siguiente.
2.--Maíz-Sorgo Se deberá
aportar la tercera parte (1/3) de las necesidades totales de N en sementera,
en forma de N amoniacal, nítrico-amoniacal o uréico. Los
dos tercios (2/3) restantes se aplicaran en dos coberteras en forma de
N nítrico o nítrico-amoniacal, la primera cuando la planta
alcanza 25-30 cm de
altura y la segunda cuando se alcanzan
los 50-60 cm de altura.
3.--Arroz Aportar la mayor parte
de las necesidades (entre el 50 y el 75 %) en sementera, y el resto en
una o dos coberteras en el momento del encañado. Aportar siempre
formas uréicas y amoniacales y no
enterrar el abono de sementera.
4.--Alfalfa y leguminosas en general
Sólo para producciones altas o en condiciones de escasez de nitrógeno
son recomendables aportaciones iniciales de pequeñas cantidades
de nitrógeno, no mas de 30 U.F.N., para la implantación del
cultivo. No aportar nitrógeno durante el cultivo.
5.--Girasol Aportar las necesidades
de nitrógeno repartidas entre sementera y cobertera, especialmente
en regadío. Utilizar formas nítricas solo para cobertera
e incorporar esta cuando el cultivo tiene cuatro hojas.
6.--Patata El exceso de nitrógeno
produce disminución de la calidad. Para producciones altas
dividir en dos partes la aplicación, entre sementera y cobertera.
7.--Hortalizas Las necesidades de
nitrógeno son generalmente altas aunque varían mucho según
el cultivo, la intensidad de la explotación y el destino de la producción.
Los excesos de nitrógeno pueden
producir disminución de la
calidad o toxicidad para el cultivo. Resulta recomendable el análisis
del suelo, especialmente en cultivo intensivo. Fraccionar mucho las aportaciones
y hacerlas a tempero.
8.--Frutales Las dosis y momentos
de aplicación del nitrógeno tienen incidencia directa sobre
la calidad. Una parte del nitrógeno, entre 1/4 y 1/3, se aportará
en fondo a la salida del invierno y el resto
distribuido en una o dos coberteras.
La forma del nitrógeno a utilizar dependerá del momento y
estado del cultivo y del suelo.
Localizar el abono o dosificar a
través del riego siempre que sea posible.
5. LA APLICACION DE FERTILIZANTES A TERRENOS INCLINADOS Y ESCARPADOS
En general los suelos con pendientes
uniformes inferiores al 3 % se consideran llanos y no es necesario adoptar
medidas particulares para controlar la erosión. Los suelos
con pendientes uniformes que no
superan el 10 % en un mismo plano
se consideran como de pendientes suaves. Pendientes uniformes
entre el 10 y 20 % se consideran pendientes moderadas y el valor extremo
(20 %) se considera que debe marcar el límite de los sistemas agrícolas
con laboreo permanente.
Un límite de pendiente para
la distribución de abonos no puede ser definido a priori pues los
riesgos de escorrentía dependen:
a)De la naturaleza y del sentido
de implantación de la cubierta vegetal.
b)De la naturaleza del suelo.
c)De la forma de la parcela, del tipo y sentido del trabajo del suelo.
d)De la naturaleza y del tipo de fertilizante.
e) Del clima.
La escorrentía no se produce de la misma manera, según que
la pendiente sea uniforme o que existan rupturas de pendiente.
a) Naturaleza de la cobertura vegetal.
Conviene distinguir los suelos desnudos de los enteramente cubiertos de
vegetación. Como norma general, la cubierta vegetal disminuye
los riesgos de escorrentía de forma sensible.
--Caso de suelos enteramente cubiertos de vegetación. En lo
que concierne a los cultivos perennes en línea (plantaciones leñosas)
la costumbre de cubrir con hierba las calles es una buena práctica
para limitar los riesgos de escorrentía.
b) Naturaleza del suelo.
--Textura La escorrentía se ve favorecida en los suelos de textura
fina (tipo arcilloso o arcillo-limoso). Por el contrario, los suelos
muy filtrantes (tipo arenoso) la limitan.
--Estructura Los suelos de estructura
desfavorable (compactación,apelmazamiento) favorecen la escorrentía.
Por el contrario, los suelos de buena estructura la limitan. La mejora
de la estructura
del suelo puede ser realizada por
el agricultor, implantando ciertas prácticas culturales (ej. laboreo
oportuno del suelo, manejo de la materia orgánica, rotaciones, uso
de materiales adecuados, etc).
--Profundidad del horizonte impermeable
La escorrentía puede estar condicionada por la presencia en el perfil
cultural de un nivel o de una capa menos permeable, aunque esta escorrentía
sea muy superficial
(ej. costra superficial) o más
profunda (ej. suela de labor).
c) Forma de la parcela y trabajo del suelo.
La forma de la parcela puede tener alguna influencia sobre la escorrentía.
El trabajo del suelo puede realizarse de forma que se limiten las pérdidas
de abonos líquidos (minerales y estiércoles). Es recomendable
que las labores de trabajo de suelo se realicen en el sentido adecuado
para favorecer la retención del agua, sin que se produzcan encharcamientos.
d) Naturaleza y tipo del fertilizante.
Los riesgos de arrastre en suelos en pendiente son más fuertes para
las formas líquidas (abonos líquidos, purines, estiércoles
fluídos) y menores para las formas sólidas (abonos sólidos,
estiércoles).
En suelos desnudos, con fuerte pendiente, el enterramiento de los fertilizantes
está muy indicado.
e) Clima.
Las distribuciones de abonos en periodos en que la pluviometría
sea elevada, aumentan los riesgos de escorrentía.
ACTUACIONES
Para limitar el aumento de los riesgos de transporte de N unido al factor
agravante como es la fuerte pendiente, se recomienda realizar la aplicación
de los fertilizantes de tal forma que se
suprima la escorrentía.
Como factores más significativos a tener en cuenta están:
--La naturaleza y el sentido de implantación de la cobertura del
suelo. --La forma de la parcela. --La naturaleza del suelo
y sus labores. --El tipo de fertilizante. --Las épocas
de aplicación posibles. De otra parte, se recomienda no utilizar
ciertos equipos de distribución como por ejemplo los cañones
de aspersión con presión alta (superior a 3 bars en el aspersor)
para los fertilizantes líquidos. Convendría precisar
estas
recomendaciones cada vez que ello
sea posible, teniendo en cuenta el contexto local. Se recomienda
mantener con hierba ciertos desagües, setos y taludes, así
como los fondos de laderas. Para zonas
vulnerables, en función de
las limitaciones detectadas deberán redactarse planes de actuación
específicos.
6. LA APLICACION DE FERTILIZANTES A TERRENOS HIDROMORFOS O INUNDADOS
Se trata de evitar las aplicaciones de fertilizantes bajo condiciones climáticas que agraven ulteriormente la infiltración o la escorrentía, teniendo en cuenta especialmente los tipos de abonos y las condiciones climáticas. Conviene por otra parte ser particularmente vigilante cuando el suelo está en pendiente. Se recomienda no aplicar fertilizante cuando el suelo esta encharcado durante largos períodos debido a que tienen una capa freática muy cerca de la superficie. En situaciones de suelos nevados o encharcados, debe prohibirse la aplicación de estiércoles fluídos, aún cuando se haga desde los caminos circundantes lanzándolo con un "cañón".
7. CONDICIONES DE APLICACIîN DE FERTILIZANTES EN TIERRAS CERCANAS A CURSOS DE AGUA.
Con independencia de la contaminación
indirecta de las aguas por infiltración o drenaje, en la aplicación
de abonos cercanos a corrientes de agua existe el peligro de alcanzar las
aguas superficiales, ya sea por deriva ya por escorrentía.
Antes de aplicar efluentes zootécnicos y otros desechos orgánicos
al suelo,
conviene delimitar bien el terreno
donde los desechos no deben aplicarse nunca.
--Naturaleza de la orilla.
La topografía y la vegetación pueden, según los casos,
favorecer o limitar las proyecciones o la escorrentía. Dependiendo
de:
Presencia o no de taludes (altura, distancia a la orilla, etc.).
Pendiente más o menos acentuada del margen. Presencia y naturaleza
de la vegetación (bosques en galería, prados, setos).
Ausencia de vegetación.
--Caso de zonas inundables. Deben considerarse ciertos casos particulares:
Las orillas inundables de los cursos de agua.
Las orillas de las corrientes de
agua costeras sometidas al régimen de mareas.
--Naturaleza y forma del fertilizante.
Los riesgos de arrastre por proyección o escorrentía pueden
ser tanto más importantes cuanto que los abonos se presenten en
forma de elementos finos (ejemplo: gotitas de abonos líquidos, gránulos
de abonos minerales de poca masa) y que las condiciones climáticas
sean favorables (viento, lluvia).
--Equipo de aplicación.
Ciertos equipos de aplicación pueden favorecer las proyecciones
(distribuidores centrífugos, esparcidores de estiércol, cañones
aspersores), otros, la escorrentía en caso de paradas del equipo
(barra para abonos líquidos, cuba de estiércoles fluídos).
Igualmente, la regulación del equipo así como el jalonamiento
de las parcelas son dos aspectos determinantes a considerar para asegurar
la precisión de la aplicación.
--Caso de los ganados pastoreando.
El pastoreo al borde de los cursos de agua no parece acarrear riesgos importantes
de proyección o escorrentía. El abrevamiento concentrado
de los animales directamente en las corrientes de agua debe evitarse en
la medida de lo posible.
ACTUACIONES
--Dejar una franja de entre 2 y
10 metros de ancho sin abonar, junto a todos los cursos de agua.
Los sistemas de fertirrigación trabajarán de modo que no
haya goteo o pulverización a menos de 2 a 10 m de distancia a un
curso de agua, o que la deriva pueda alcanzarlo.
--Para reducir el riesgo de contaminar aguas subterráneas, los efluentes
y desechos orgánicos no deben aplicarse a menos de 35-50 m de una
fuente, pozo o perforación que suministre agua para el consumo humano
o se vaya a usar en salas de ordeño.
En algunos casos, se puede necesitar una distancia mayor. En cualquier
caso, se respetará lo indicado en la Normativa Autonómica
específica (Directriz Sectorial Ganadera). Se recomienda mantener
las orillas o márgenes con hierba.
8. CAPACIDAD Y DISE„O DE LOS
TANQUES DE ALMACENAMIENTO DE ESTIERCOL Y MEDIDAS PARA EVITAR LA CONTAMINACION
DEL AGUA POR ESCORRENTIA Y FILTRACION EN AGUAS SUPERFICIALES O SUBTERRANEAS
DE LIQUIDOS QUE CONTENGAN ESTIERCOL Y RESIDUOS PROCEDENTES DE PRODUCTOS
VEGETALES ALMACENADOS COMO EL FORRAJE ENSILADO.
Se trata de evitar en los locales
del ganado y en sus anejos, la evacuación directa en el entorno
de líquidos que contengan deyecciones animales o efluentes de origen
vegetal, de forma que se evite la contaminación de las aguas por
escorrentía y por infiltración en el suelo o arrastre hacia
las aguas superficiales.
Deben considerarse tres puntos esenciales:
--La evaluación de los volúmenes a almacenar.
--El sistema de recogida.
--El sistema de almacenaje
Volumen de almacenaje
--Las deyecciones El volumen de almacenaje debería permitir contener,
como mínimo, los efluentes del ganado producidos durante el período
en que su distribución es desaconsejable y si el foso no esta cubierto,
las aguas de lluvia y aguas sucias ocasionales. Existe normativa referente
a este punto a nivel nacional: RAMINP y también existe Normativa
al respecto, a nivel de comunidad autónoma e incluso organismos
locales. Sin embargo, para un período dado, este volumen varía
en función de numerosos parámetros: tipo de animales, modo
de alimentación, manejo del ganado, etc. Es necesario calcular bien
las cantidades producidas, dando un margen de seguridad para evitar desbordamientos
eventuales. En el cuadro nº 1 se indican las cantidades de deyecciones
sólidas y líquidas así como su composición.
--Aguas sucias (del lavado, desperdicios de abrevaderos, deyecciones diluidas).
Para evitar el tratar con volúmenes muy importantes la producción
de estas aguas debe limitarse al mínimo. Estas deben ir dirigidas
preferentemente hacia instalaciones de tratamiento adecuadas. Si no hay
tratamiento deberán recogerse en un depósito de almacenaje
propio para ellas, o en su defecto, en el de las deyecciones. Es preciso
evitar que estas aguas sean vertidas
directamente al entorno.
--Sistema de recogida Se trata de controlar, en el conjunto de la explotación,
la recogida de efluentes de origen animal y el rezume del ensilaje.
El control debe ejercerse esencialmente
sobre dos parámetros: la estanqueidad y la dilución.
--Estanqueidad. Las áreas de ejercicio y de espera y sus redes
de alcantarillado deberán ser estancas.
--Dilución. Las diluciones
por las aguas de lluvia o las aguas de lavado deben evitarse (techados).
Las aguas de lluvia no contaminadas pueden ser vertidas directamente al
entorno. --Sistema de almacenaje En todos los casos, las obras de almacenaje
deben ser estancas, de forma que se eviten los vertidos directos en el
medio natural.
El lugar de implantación
y el tipo de almacenaje dependen de numerosos factores (relieve del terreno,
naturaleza del suelo, condiciones climáticas, etc.)
--Almacenaje de los productos líquidos.
Las fosas de almacenaje deben ser
estancas y resistentes.
--Almacenaje de productos sólidos. En el caso de productos líquidos
las fosas deben ser estancas. En el caso de los estercoleros y el ensilaje
los depósitos de almacenaje deben tener un punto bajo de recogida
de los líquidos rezumados (purines). Estos últimos pueden
ser dirigidos hacia la instalación de almacenaje de los líquidos.
La peligrosidad de estos efluentes
viene definida por la demanda bioquímica de oxígeno (DBO5)
que es:
Tipo de efluente: DBO 5 (mg.L-1):
Agua sucia (Sala de ordeño
y corrales) 1000-2000 Estiércol fluido de bovino 10.000-20.000 Estiércol
fluido porcino 20.000-30.000 Efluente de ensilaje 30.000-80.000 Leche 140.000
--Caso particular de animales en el exterior Se evitara la permanencia
de los animales en densidades importantes sobre superficies no estancas.
El porcino al aire libre puede ser una fuente tan importante de contaminación
como las aplicaciones excesivas de estiércol o abonos. Se recomienda
rotar las parcelas donde se asienta el ganado. La carga ganadera debería
ajustarse a la productividad del terreno de asiento, y cada dos años,
levantar las cabañas y cultivar el terreno para aprovechar los nutrientes
aportados por las deyecciones En el caso de la existencia de cursos de
agua cercanos es necesario una banda de protección que al igual
que en el caso de la aplicación de abonos se sitúa entre
2 y 10 metros. En períodos de invernada al aire libre es deseable
desplazar regularmente de área de alimentación. Si la alimentación
se realiza permanentemente en el mismo sitio, el suelo debe estar estabilizado.
ACTUACIONES
En la medida de lo posible y allí donde sea necesario, se recomienda
que se mantengan impermeables todas las áreas de espera y de ejercicio,
en especial las exteriores, accesibles a los animales así como todas
las instalaciones de evacuación o de almacenaje de los efluentes
del ganado. La pendiente de los suelos de las instalaciones donde
permanezcan los animales deben permitir la evacuación de los efluentes.
Estos últimos serán evacuados hacia los contenedores de almacenaje.
Se recomienda recolectar las aguas de limpieza en una red estanca y dirigirlas
hacia las instalaciones de almacenaje (específicas si es posible)
o de tratamiento de los efluentes.
Se recomienda almacenar las deyecciones sólidas en una superficie
estanca dotada de un punto bajo, de modo que se recojan los líquidos
de rezume y se evacuen hacia las instalaciones de almacenaje o de tratamiento
de los efluentes. Además de respetar la reglamentación,
se recomienda disponer, como mínimo, de una capacidad de almacenaje
suficiente para cubrir los períodos en que la distribución
no es aconsejable.
Este punto será precisado
localmente. Se aconseja recoger por separado las aguas de lluvia
de los tejados y evacuarlos directamente en el medio natural. En
el Cuadro Nº 2. se recogen más orientaciones sobre el Nº
máximo de cabezas de ganado por Ha. de S.A.U. para no sobrepasar
los 170 Kg. en N/Ha..
9. APLICACION DE FERTILIZANTES QUIMICOS Y ESTIERCOLES A LAS TIERRAS PARA CONTROLAR LAS PERDIDAS DE NUTRIENTES HACIA LAS AGUAS.
A fin de controlar mejor el escape
de elementos nutritivos hacia las aguas, este Código de Buenas Prácticas
Agrarias hace hincapié sobre las dosis a aplicar y sobre las modalidades
de distribución.
Dosis de la aplicación.
La determinación cuidadosa de la dosis a aplicar sobre una parcela,
en previsión de las necesidades del cultivo, debe permitir el evitar
los excesos en la fertilización y por consecuencia el riesgo de
lavado que se origina. Para lograrlo, conviene asegurarse del equilibrio
entre las necesidades de los cultivos y lo suministrado por el suelo y
la fertilización.
El desequilibrio puede proceder de diferentes factores:
--La sobreestimación del rendimiento calculado.
Conviene evaluar bien los objetivos del rendimiento por parcelas, teniendo
en cuenta las potencialidades del medio y el historial de cada parcela.
Esto permite precisar las necesidades en N para un cultivo dado.
--La subestimación de los aportes propios del suelo. Conviene
calcular bien el suministro de N por el suelo que varía según
el clima y los antecedentes culturales de la parcela.
--La subestimación de las cantidades de N contenidas en los efluentes
del ganado. Es preciso tener en cuenta dos factores interrelacionados
como son la cantidad a distribuir y su valor fertilizante.
Un buen conocimiento de los aportes fertilizantes de los efluentes zootécnicos
se hace necesario a fin de evaluarlos mejor.
Uniformidad. La irregularidad
en la distribución puede igualmente llevar a una sobrefertilización.
--Homogeneidad de los fertilizantes (calidad constante).
Es útil remover mezclando los efluentes zootécnicos del tipo
estiércol fluído, los lodos y las basuras antes de aplicarlos.
Esto permite controlar mejor las dosis a distribuir.
--Regulación del equipo de
aplicación.
Un equilibrio de aplicación bien reglado permite controlar mejor
la regularidad de la distribución y así luchar contra la
sobrefertilización.
ACTUACIONES
Se recomienda equilibrar:
1. Las necesidades previsibles de N de los cultivos, teniendo en cuenta
el potencial agrológico de las parcelas y el modo de llevar los
cultivos.
2. Los suministros de N a los cultivos por el suelo y por el abonado, atendiendo:
--A las cantidades de N presentes en el suelo en el momento en que el cultivo
comienza a utilizarlas de manera importante.
--A la entrega de N por la mineralización de las reservas del suelo
durante el desarrollo del cultivo.
--A los aportes de nutrientes de
los efluentes zootécnicos.
--A los aportes de abonos minerales. Habiendo fijado la dosis, se
recomienda fraccionar las aportaciones si fuera necesario para responder
mejor a las necesidades de los cultivos en función de sus diferentes
estadios y al mismo tiempo, para revisar a la baja las dosis si el objetivo
de producción marcado no puede alcanzarse por causa del estado de
los cultivos (limitaciones climáticas, enfermedades, plagas, encamado,
etc.) En el caso de los estiércoles cuyo efecto dura varios
años, se tendrá sólo en cuenta el suministrado en
el año considerado. Modos de aplicación Procurar que las
máquinas distribuidoras y enterradoras de abonos estén bien
reguladas y hayan sido sometidas a un control previo a su comercialización
en un centro acreditado, a fin de asegurar unas prestaciones mínimas
de uniformidad en la aplicación de los fertilizantes. Con
objeto de evitar las pérdidas de Nitrógeno amoniacal, cuando
se aplican estiércoles fluídos, es conveniente envolver dicho
estiércol, con el pase de una labor ligera (cultivadores o grada)
no más tarde de 24 horas tras dicha aplicación. En
la gráfica de Broadbent y Carlton (1978) que sigue, puede verse
el efecto de la acumulación del N en el suelo, cuando se sobrepasan
las cantidades equivalentes a la máxima producción (cosecha).
Ejemplo ilustrativo del efecto de la dosis de N fertilizante sobre la producción, contenido de nitrógeno (N) en la planta, y de nitrógeno mineral en el suelo (datos obtenidos en maíz en California por Broadbent y Carlton, 1978, adaptado de Ramos y Ocio, 1992)
10. GESTION DEL USO DE LA TIERRA CON REFERENCIA A LOS SISTEMAS DE ROTACION DE CULTIVOS Y A LA PROPORCION DE LA SUPERFICIE DE TIERRAS DEDICADAS A CULTIVOS PERMANENTES EN RELACION CON CULTIVOS ANUALES.
Las rotaciones de cultivo actuales
se hacen pensando más en la política de subvenciones que
en el razonamiento agronómico. Por tal motivo, se requiere
una estabilización de la política agraria comunitaria, para
volver a estudiar unas rotaciones de cultivos que compaginasen criterios
económicos con los medio ambientales.
En las zonas que se vayan a declarar
"vulnerables", sí que sería conveniente definir unas rotaciones
de cultivos, basadas en razones agronómicas, para reducir y minimizar
el lavado de nitratos.
11. ESTABLECIMIENTO DE PLANES DE
FERTILIZACION ACORDES CON LA SITUACION PARTICULAR DE CADA EXPLOTACION Y
LA CONSIGNACION EN REGISTROS DEL USO DE FERTILIZANTES.
El cálculo de una fertilización
para el conjunto de una explotación no es correcto sino que ha de
hacerse individualmente por parcelas atendiendo al tipo de suelo y cultivo
en cada una de ellas. La elaboración de planes de abonado
por parcela y la anotación de la aplicación de fertilizantes,
tanto en tipo como dosis y fechas permitirían al agricultor mejorar
la fertilización nitrogenada en su explotación.
Estas herramientas deberían
ser utilizadas de forma que permitan a la explotación agrícola
prever y seguir la evolución de su fertilización nitrogenada
favoreciéndose así el buen uso de los abonos.
ACTUACIONES Es recomendable que
todos las explotaciones agrícolas establezcan planes de abonado
para cada parcela y que lleven un libro-registro de aplicación de
fertilizantes.
En él estarán especificados la naturaleza de los cultivos,
las fechas de aplicación, las dosis utilizadas de N de cualquier
origen ( deyecciones, lodos, basuras o compost introducidos en la explotación,
abonos nitrogenados comprados, etc.). Además se registrará
la producción de cada parcela para facilitar la elaboración
de los planes de abonado y el establecimiento de los balances de N. En
las zonas que se declaren como "vulnerables", el cuaderno de aplicación
de fertilizantes, debería ser obligatorio.
12. LA PREVENCION DE LA CONTAMINACION DE LAS AGUAS DEBIDO A LA ESCORRENTIA Y A LA LIXIVIACION EN LOS SISTEMAS DE RIEGO.
El regadío puede facilitar la contaminación de las aguas por nitrato debido a que parte del agua de riego aplicada puede percolar hacia capas mas profundas (lixiviación o lavado) arrastrando nitrato y alcanzar los acuíferos subterráneos y parte puede perderse como escorrentía arrastrando no solo nitrato sino también partículas en suspensión que pueden llevar adheridas otras formas del N como el amonio. Los riesgos de contaminación en los regadíos varían según las características del suelo como: permeabilidad, capacidad de retención de agua, profundidad del suelo, pendiente, nivel de la capa freática, etc.; las prácticas agronómicas como laboreo del suelo, rotación de cultivos, modalidad de abonado, etc. y el método de riego y su manejo. Las zonas donde el regadío reviste mas alto riesgo presentan al menos una de las siguientes características: suelos arenosos muy permeables y de limitada capacidad de retención de agua, presencia de capa freática superficial (profundidad no superior a 2m); terrenos superficiales apoyándose sobre una roca fisurada o permeable, terrenos con pendiente superior al 2-3 %; práctica de una agricultura intensiva con aportes elevados de fertilizantes; terrenos ricos en materia orgánica y labrados con frecuencia en profundidad. Las zonas de riesgo moderado están caracterizadas: por suelos de composición granulométrica media; de moderada-baja permeabilidad y de capacidad de retención de agua media; con presencia del nivel freático de 2 a 15-20 m; suelos de profundidad media (>50-60 cm); suelos de pendiente moderada; aportes moderados de fertilizantes, etc. Las zonas de bajo riesgo son aquellas de suelos tendiendo a arcillosos, poco permeables y con elevada capacidad de retención de agua, profundos, con capa freática a mas de 20 m y de escasa pendiente. El riesgo de lavado de nitrato decrece pues en general, al pasar de un suelo arenoso de alta permeabilidad a uno arcilloso de baja permeabilidad, al aumentar la profundidad del suelo y al aumentar la profundidad del sistema radicular de los cultivos.
ACTUACIONES
Una buena práctica de riego
debe tratar de evitar la percolación profunda y la escorrentía
superficial del agua y del nitrato disuelta en ella, a través de
una buena eficiencia en la distribución del agua y de unos volúmenes
de riego acordes a las necesidades de los cultivos. Para conseguir
una buena eficiencia de distribución del agua es esencial la elección
del método de riego y su manejo en función de las características
físicas, químicas y orográficas del suelo, las exigencias
y características de los cultivos, la calidad y cantidad del agua
disponible y las variables climáticas. Para disminuir el riesgo
de lavado de nitrato, el riego por superficie debe aplicarse únicamente
en terrenos profundos, con tendencia a arcillosos, y para cultivos dotados
de sistema radicular profundo, que no requieran de riegos frecuentes.
El riego por superficie o a manta se desaconseja en las zonas de riesgo
elevado y moderado. En los suelos muy expansivos se desaconsejan los turnos
de riego largos, para evitar la formación de agrietamientos profundos
a través de los cuales podría perderse una notable cantidad
de agua cargada de solutos disueltos de las capas mas superficiales.
En el caso de utilizar riego por aspersión para evitar las perdidas
de nitrato, tanto por percolación como por escorrentía superficial,
es necesario prestar especial atención a la distribución
de los aspersores sobre la parcela, a la pluviometría que no debe
sobrepasar la velocidad de infiltración del agua en el suelo, a
la interferencia del viento y a la influencia de la vegetación sobre
la distribución de agua sobre el suelo. La fertirrigación
debe utilizarse con sistemas de alta eficiencia distributiva del agua para
prevenir el riesgo de contaminación por nitrato. El fertilizante
no debe ser puesto en el agua desde el comienzo del riego, sino preferiblemente
después de haber aplicado del 20-25% del volumen de agua y deberá
terminarse cuando se haya suministrado el 80-90% del volumen de agua.