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    REVISTA DEL COLEGIO DE INGENIEROS DE CAMINOS, CANALES Y PUERTOS
Nº 46
AÑO 1999
RÍO Y CIUDAD, Volumen I

 

Sevilla y el Guadalquivir

Mariano Palancar Penella *

*Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos

RÍOS Y CIUDADES  
EL GUADALQUIVIR  
LOS PUENTES SOBRE EL RÍO  
LA CORTA DE LA CARTUJA  
CONSECUENCIAS URBANÍSTICAS DE LA CORTA DE LA CARTUJA El cauce histórico
El río vivo
La isla de La Cartuja

Descriptores

Río y ciudad, historia, urbanismo, Guadalquivir, Sevilla, puentes, corta de la Cartuja

Ríos y ciudades

Desde hace muchos años me han interesado especialmente los temas relacionados con el agua y los problemas de la ordenación del territorio, probablemente porque ambos requieren una visión global y yo soy un generalista.

El tema “Río y ciudad”, objeto de este número monográfico, me parece muy interesante y siempre me ha sorprendido la escasa bibliografía existente, que pienso puede explicarse por las siguientes razones y circunstancias:

• El bajo nivel de renta que España ha sufrido hasta mediados del siglo xx y el insuficiente nivel de educación ciudadana, lo cual limitaba las demandas sociales a las más elementales.

• Unos ríos difíciles, con estiajes acusados de aguas de mala calidad y unas crecidas peligrosas con las que era obligado contar.

• Unos urbanistas con insuficiente conocimiento de la Hidrología Fluvial, imprescindible para hablar con el río.

Pero es evidente que el río ofrece posibilidades urbanísticas de gran trascendencia, de las que podrían resaltarse algunas de carácter general:

• Un elemento que ayuda a estructurar la ciudad.

• Un espacio libre natural.

• Facilidad de comunicación en sus márgenes.

• El agua como paisaje y medio ambiente.

Por todo ello, considero un acierto este monográfico.

El Guadalquivir

El Guadalquivir es el río más importante de Andalucía y uno de los importantes de España, pero en Sevilla el Guadalquivir es algo más que un río. Es la vida y la historia de la ciudad y está presente en todas sus manifestaciones artísticas.

Mi vida profesional ha estado en gran parte dedicada al Guadalquivir y a Sevilla, y por ello me permito iniciar esta parte dedicada al río con una poesía mía que cerraba el libro Guadalquivires, publicado en 1977 para conmemorar el 50 aniversario de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, de la cual yo era entonces Director.

Guadalquivir,
Guadalquivir
Gran río de Andalucía
Guadalquivir de alegría
Alegre Guadalquivir

Guadalquivir de tristezas
Guadalquivir iracundo
Hambriento a veces de vidas y tierras
Mas siempre fecundo tu vivo fluir

Guadalquivir de nostalgias
Tus aguas “plateadas” traen recuerdos
Con sus barros y lodos de Granada y Jaén
Alpechín de Olivares
Y las penas y amores de la historia de ayer
Te han cantado mil voces…
Pero quien te conoce…
Oh Guadalquivir

Y tras este inicio poético digamos algunos datos para ingenieros:

• El Guadalquivir, como la mayoría de nuestros ríos, tiene carácter torrencial, con un caudal que puede variar de uno a mil, desde crecidas máximas del orden de 6.000 m3/s a estiajes de sólo unos metros cúbicos por segundo.

• La aportación anual oscila desde cifras del orden de 1.000 hm3 (año 1974-75) a 14.000 hm3 (año 1962-63).

• Los embalses construidos en la cuenca, en número de 60, han supuesto una regulación importante.

• Una característica específica del Bajo Guadalquivir es su escasa pendiente. En los 110 kilómetros desde Alcalá del Río, próxima a Sevilla, hasta el mar, el río tiene una pendiente escasísima, lo que hace que Sevilla esté sometida a la acción de las mareas.

Fig. 1. Inundación del año 1947. La Torre del Oro

En definitiva, el Guadalquivir en su tramo final más que un río es una ría, y esto tiene consecuencias muy positivas para la ciudad: el Guadalquivir, a su paso por Sevilla, no sufre la reducción de los estiajes porque la marea asegura un volumen importante de agua. La ría almacena 240 hm3 en pleamar y 160 hm3 en bajamar, volumen de agua que se renueva en un proceso complejo con consecuencias positivas para el clima sevillano.

Y por otra parte la ría asegura una lámina de agua muy amplia, con efectos paisajísticos y lúdicos de gran interés.

Tras estos aspectos positivos que representan la “cara” del río no hay más remedio que citar la “cruz”, que en Sevilla tiene una larga y triste historia de inundaciones o “arriadas”, como se dice en esta ciudad.

Es conocido el clásico libro de Borja Palomo Historia crítica de las riadas y grandes avenidas del Guadalquivir, en el que se citan 56 crecidas del Guadalquivir a su paso por Sevilla desde el año 1403 al 1800.

La lectura de estas catástrofes impresiona, y se comprende que las inundaciones hayan sido una pesadilla para la ciudad, ya que cuando el río crecía las aguas alcanzaban cotas superiores a las del suelo urbano.

Hoy en día es notable el dispositivo que Emasesa tiene para bombear las aguas del alcantarillado durante las crecidas extraordinarias del Guadalquivir, dispositivo que requiere una garantía de servicio eficaz muy elevada.

Y para terminar estos comentarios viene a cuento un antiguo verso titulado “Quexas de Sevilla al Guadalquivir por la inundación del año 1522”, en el que el viejo Betis, contesta a las quejas de la ciudad.

“Dícesme que corro por lugares y tierras tuyas

Sábete que esta tierra no fue tuya sino mía

Estrechas mis orillas en angosto límite

Y ahora ya lo ves, me haces ir por otros caminos.”

Representa un testimonio poético lúcido de la pugna secular entre río y ciudad que podría firmar un ingeniero hidráulico y que no debe pasar por alto el urbanista.

Actuaciones históricas en el río

Con el doble propósito de mejorar las condiciones del puerto y proteger a la ciudad de las inundaciones causadas por las crecidas del río se han realizado a lo largo de los últimos cien años modificaciones importantes en el cauce que ilustramos con algunos gráficos (Figs. 2 a 5).

Figs. 2 a 5. Modificaciones realizadas en el cauce del Guadalquivir entre los años 1900 y 1970

• A principios del siglo XX se realizó la Corta de Tablada, de seis kilómetros de longitud, que suprimía varios codos del río, acortaba el cauce en cuatro kilómetros y permitió la construcción del nuevo muelle de Tablada; se construyó también el puente levadizo de Alfonso XIII.

• Posteriormente la Junta de Obras del Puerto abordó nuevas obras para dejar el puerto de Sevilla convertido en una dársena libre de la influencia del río y del peligro de sus crecidas.

• A mediados del siglo XX (año 1948) el río histórico quedó cerrado por el llamado Tapón de Chapina y se abrió un nuevo cauce desde Triana a San Juan de Aznalfarache.

• Posteriormente, en el año 1975, se abordaron las últimas obras de modificación del río Guadalquivir, la llamada Corta de La Cartuja, a la que dedicamos un amplio comentario más adelante.

Los puentes sobre el río

La relación de río y ciudad se expresa funcionalmente mediante el puente, y es realmente sorprendente la evolución histórica de los puentes de Sevilla, tema sugestivo que es objeto de un libro muy interesante que el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos ha redactado recientemente en colaboración con el Ayuntamiento de Sevilla.

Fig. 6. El “Tapón de Chapina”. Al sur, el puente de Triana.

Fig. 7. El cauce histórico y el río fluyente

A pesar de que Sevilla ha debido en gran parte su importancia histórica a ser el último vado del Guadalquivir, realmente durante siete siglos, desde el siglo XII al XIX, sólo ha dispuesto del puente de barcas que unía a Sevilla con el arrabal de Triana.

Es en 1852 cuando se inaugura el puente de Isabel II más conocido como puente de Triana. En Sevilla es normal que cada puente tenga por lo menos dos denominaciones.

Hasta 1929, con ocasión de la Exposición Hispanoamericana, no se construye el segundo puente urbano, en este caso levadizo, el puente de Alfonso XIII, llamado también puente Móvil, que recientemente ha sido desmantelado.

Hay que esperar a la terminación de la Guerra Civil para la inauguración de un nuevo puente levadizo, en 1942, el puente de San Telmo, que pasó a ser fijo en 1968 al retroceder hacia el sur la zona portuaria.

En este año 1968 se inaugura el puente del Generalísimo. En definitiva, en 140 años no se construyeron más que cuatro puentes.

Fig. 8. El puente de barcas

Fue con motivo de la Exposición Universal de 1992 cuando la ciudad recibió un fuerte impulso en este aspecto vital de las comunicaciones sobre el río con la construcción de seis nuevos puentes, que de sur a norte son los siguientes: el puente del Centenario, con altura suficiente para permitir el tráfico fluvial; el puente levadizo de Las Delicias; el puente del Cristo de la Expiración, conocido por puente de Chapina y motivado por la apertura del Tapón de Chapina; la pasarela de La Cartuja, peatonal; el puente de La Barqueta y el puente del Alamillo.

La Corta de La Cartuja

La Corta de La Cartuja ha sido un proyecto de defensa de la ciudad de Sevilla de los ataques del río Guadalquivir, cuya ejecución tuvo importantes consecuencias urbanísticas para Sevilla.

El río Guadalquivir, a la altura de San Jerónimo, al norte de Sevilla, formaba una curva pronunciada en la que existía un muro de defensa construido con materiales de insuficiente calidad y cuyo pie estaba socavado con profundidad de 15 metros, lo cual suponía un evidente peligro que preocupaba muchísimo a los ingenieros de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.

Fig. 9. El puente de Triana.

Fig. 10. Puente móvil. Recientemente desmantelado.

Fig. 11. Nuevo puente móvil de Las Delicias.

El proyecto, con presupuesto de cerca de mil millones de pesetas, importante para aquella época, comprendía una “corta” de seis kilómetros en el río, sustituyendo al meandro de San Jerónimo para evitar el ataque frontal del río, muros de defensa en ambas márgenes de la “corta” coronados a la cota +12 y estructuras de nuevos puentes de carretera, ferrocarril y acueducto para las conducciones de agua de Emasesa, así como reposición de servicios afectados, como teléfono, líneas de alta tensión, etc. El proyecto, sin ninguna reclamación durante la Información Pública, se aprobó definitivamente en septiembre de 1972.

Desde el primer momento en la Confederación del Guadalquivir teníamos mucha preocupación por el uso futuro de los terrenos que dejaban de ser inundables, cerca de 500 hectáreas próximas a la capital, que plantearían riesgos evidentes de especulación.

Para evitarlo se intentó la participación económica del Ayuntamiento de Sevilla en la obra de defensa de la ciudad, como preveía la Ley de Aguas: inicialmente se propuso que el Ayuntamiento aportase el 50% del presupuesto, después el 40% y finalmente se llegó a un 10%, casi testimonial, pero el Ayuntamiento no aceptó participar en esta obra de defensa de la ciudad, a causa de su penuria económica.

Fig. 12. Puente del Centenario.

Fig. 13. Puente del Cristo de la Expiración.

Fig. 14. Pasarela peatonal de La Cartuja.

Fig. 15. Puente de La Barqueta

Por este motivo la Confederación propuso y finalmente consiguió que el Ministerio de Obras Públicas financiase totalmente la obra de defensa y que el Ministerio de la Vivienda (entonces independiente) se hiciese cargo de las expropiaciones, no sólo de los terrenos requeridos para la construcción, sino también de los terrenos recuperados de su carácter inundable, lo cual evitaba los riesgos de especulación.

Resuelto el tema de la financiación, con fecha 30 de mayo de 1973 el Ayuntamiento de Sevilla, siendo Alcalde Juan Fernández Rodríguez y García del Busto, tomó el acuerdo de aceptar la solución técnica de rellenar de tierras el meandro de San Jerónimo, por ser la variante más económica de las estudiadas para el movimiento de tierras. Todos comprendimos que el Ayuntamiento había actuado forzado por circunstancias económicas, y aunque entonces no existía la actual presión ambiental, pensamos que sería necesario y posible modificar esta decisión y salvaguardar el cauce del río.

Tras estos difíciles trámites, resumidos aquí en breves líneas, por fin las obras se adjudicaron en abril de 1975 por 738 millones de pesetas.

En este mismo año y a propuesta de la Confederación del Guadalquivir se creó una Comisión Coordinadora de la que formaban parte representantes de las siguientes instituciones: Dirección General de Carreteras, Dirección General de Transportes Terrestres, Dirección General de Puertos, Ayuntamiento de Sevilla, Renfe y Emasesa, además de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, que presidía la Comisión.

En enero de 1977, cuando las obras llevaban dos años en ejecución, el Ayuntamiento de Sevilla, cuyo nuevo Alcalde era Fernando de Parias Merry, revocó el acuerdo municipal de 1973, pidiendo que no se vertiesen tierras en el meandro de San Jerónimo y que se conservase dicha lámina de agua.

Existían además problemas sobre el trazado de la línea ferroviaria al puerto, nuevas peticiones de Emasesa y discusiones sobre el uso futuro de los terrenos liberados de inundación.

Fig. 16. Puente del Alamillo.

Fig. 17. La Corta de La Cartuja en obras.

 

La Comisión Coordinadora, a lo largo de varios años y de numerosas reuniones de trabajo, hizo una labor eficaz en el difícil trabajo de coordinar a diferentes administraciones, consiguiendo:

• Terminar las obras en 1982, tras una paralización de un año de los trabajos.

• Mantener la lámina de agua en el meandro de San Jerónimo.

• La previsión del levantamiento del ferrocarril en la calle Torneo.

• La previsión del levantamiento futuro del “tapón” de Chapina.

Creo que el proyecto de la Corta de La Cartuja fue una actuación muy importante para la ciudad de Sevilla desde una doble perspectiva: la seguridad de la ciudad, gravemente amenazada por el río en un lugar distante sólo 300 metros del casco urbano, y por otra parte la disponibilidad de casi 500 hectáreas urbanizables inmediatas al casco urbano, aspecto este al que vamos a dedicar el próximo apartado.

Consecuencias urbanísticas de la Corta de La Cartuja

Pocos años después de terminarse esta obra hidráulica, el 12 de octubre de 1986, S.M. el Rey de España proclamó a la ciudad de Sevilla como sede de la futura Expo 92, que en principio iba a ser compartida con Chicago, y al renunciar esta ciudad americana quedó Sevilla como sede única.

Se decidió que la ubicación fuera en la isla de La Cartuja, calificada por un político andaluz como “un don de la Providencia”, pero que más bien fue fruto de años de esfuerzo de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y del Ministerio de Obras Públicas.

También en el año 1986, ya con una corporación socialista, el Ayuntamiento de Sevilla redactó un PGOU ambicioso e importante, con muchos aciertos y algún error.

Fig. 18. El cauce histórico.

Fig. 19. Vista aérea de la isla de La Cartuja

El PGOU recogía y desarrollaba las grandes posibilidades que abría la obra hidráulica de la Corta de La Cartuja, a partir de la cual Sevilla dispone de dos ríos, el cauce histórico y el río vivo.

El cauce histórico

El antiguo cauce del río Guadalquivir se ha transformado en una dársena portuaria de 12 kilómetros de longitud desde la esclusa que conecta al sur con el río hasta el cierre norte a la altura de San Jerónimo.

• El PGOU resalta la importancia de este cauce como eje vertebrador de la ciudad.

• Proponía rescatar la publicidad de las márgenes del río histórico mediante la redacción de Planes Especiales, objetivo que no llegó a desarrollar.

• Preveía la apertura del “Tapón de Chapina” del año 1948, que sí fue llevada a cabo, prolongándose así la lámina de agua hasta San Jerónimo.

• Al suprimirse el ferrocarril de esta zona se pudo abrir la ciudad al río desde la gran avenida de Nuevo Torneo.

• Y en este tramo norte de la dársena se construyeron cuatro nuevos puentes de prestigiosos ingenieros de caminos: El puente del Cristo de la Expiración, sobre el antiguo “Tapón de Chapina”, de José Luis Manzanares, la pasarela peatonal de La Cartuja, de Leonhardt y Viñuela, el puente de La Barqueta, de Juan José Arenas, y el de El Alamillo, de Santiago Calatrava.

El río vivo

El nuevo cauce del Guadalquivir, en un tramo de 12 kilómetros desde el puente norte de la SE-30 hasta la altura de San Juan de Aznalfarache, ha suscitado escasa atención en el PGOU vigente, sin duda por afectar a varios municipios. Pero parece evidente que este amplio y hermoso valle requiere una ordenación territorial y urbanística bajo la formulación jurídica correspondiente. Aquí me limito a plantear dos actuaciones puntuales posibles que me parecen de gran interés:

• En primer lugar sugiero la construcción de una esclusa de tipo medio para embarcaciones deportivas y de recreo en San Jerónimo, haciendo posible una circunvalación fluvial que tendría interés turístico evidente.

• La otra actuación urbanística, que ya he propuesto en otras ocasiones, sería un gran parque en la cornisa del Aljarafe, ampliando el actual Arboreto de Emasesa. Afecta al municipio de Camas, y por su cercanía a Sevilla y espléndidas vistas de la capital y del río vivo debería tener carácter de parque periurbano.

La isla de La Cartuja

El amplio territorio ganado a las inundaciones por la obra hidráulica de la Corta de La Cartuja, de unas 450 hectáreas cuya propiedad había pasado a ser pública gracias a las gestiones de la Confederación del Guadalquivir, supone un patrimonio adicional para Sevilla aunque con dificultades específicas:

• Por una parte la ordenación del territorio para la Expo 92 no se adaptaba a las necesidades urbanas.

• Por otra parte la propiedad del suelo se repartía entre la Junta de Andalucía, heredera de la Administración central, y la sociedad Agesa, heredera de la Expo 92.

Para hacer frente a este reto, tras la Expo 92 se aprobó el “Plan Especial de La Cartuja y su entorno” y en 1993 se firmó un convenio entre las Instituciones implicadas, con el objetivo de integrar este amplio territorio en la ciudad.

Para coordinar las actuaciones encaminadas a la reutilización y a la integración urbana de la isla de La Cartuja, la Junta de Andalucía –a través de la Empresa Pública del Suelo, EPSA–, el Patrimonio del Estado –a través de la empresa Agesa–, el Ayuntamiento de Sevilla y la Diputación Provincial constituyeron la empresa Cartuja 93, que ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de su difícil cometido.

En el Plan se definió un viario básico: el Camino de los Descubrimientos y la Avenida de Carlos iii en dirección N-S, y el Eje Transversal a la altura del puente de La Barqueta.

El Plan define los siguientes sectores:

• Sector administrativo, al sur.

• Sector de tecnologías avanzadas y centros universitarios.

• Área de ocio (desde el Camino de los Descubrimientos al río).

• Sector Norte: parque del Alamillo, área universitaria y zona de instalaciones deportivas.

A las complicaciones existentes para adaptar la Expo 92 a los usos urbanos, las características sobre la propiedad del suelo y las exigencias del parque tecnológico para la admisión de empresas, hay que sumar las discrepancias de criterio entre los diversos actores.

Con el paso del tiempo y el esfuerzo de todos, en el que hay que destacar la labor de la Gerencia Municipal de Urbanismo, se han ido suavizando las tensiones y avanzando en la colonización urbana del territorio. La situación actual se puede resumir de la siguiente manera:

— El Ayuntamiento va asumiendo paso a paso las funciones municipales: seguridad, tráfico, transporte público, abastecimiento de agua, etc.

— En el sector sur está en servicio un gran edificio administrativo, Torretriana, para varias Consejerías de la Junta de Andalucía, el edificio del World Trade Center y las dependencias de la Gerencia Municipal de Urbanismo.

— En el sector de ocio, al este, existe el parque temático Isla Mágica, y está en fase de desarrollo un espacio denominado Puerta de Triana.

— En el parque tecnológico hay instaladas setenta empresas con 2.300 trabajadores, de las que citamos a título informativo Siemens, Xerox, Tecnológica S.A., Ayesa, tres institutos del C.S.I.C., el Centro Nacional de Aceleración de Partículas, el Instituto de Prospectiva Tecnológica I.P.T.S. de la Unión Europea y la Escuela de Ingenieros Industriales, Telecomunicaciones y Químicos.

— En el sector norte está en servicio el parque del Alamillo, de 50 hectáreas, y está en construcción muy avanzada el Estadio Olímpico, con capacidad para 70.000 espectadores.

— En la banda oeste hay instaladas empresas de tecnologías avanzadas, como Airtel, Retevisión, Telefónica, etc., así como servicios varios, como Agesa, Policía, Tráfico, Bomberos, bancos, cafeterías, etc.

En total existen en la isla de La Cartuja 140 instituciones públicas o privadas, con un total de 7.500 personas que allí trabajan.

La colonización avanza claramente, a pesar de las dificultades ya comentadas, y creo que puede decirse que la Expo 92 ha dejado en Sevilla, además de mejoras notables de infraestructuras y mayor nivel cultural, un legado urbanístico de gran calidad que llamamos Isla de La Cartuja, aunque no sea una isla.