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Francesc Magrinyà Torner*
Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Director de “Cerdà. Urbs i territori”
Descriptores: Saneamiento, Barcelona, Cerdà, Ensanche, Redes, Urbanismo, Servicios urbanos, Infraestructuras
La reciente localización de más de la mitad de la obra escrita y casi la totalidad de la producción gráfica de Cerdà,1 dan una nueva visión de las teorías y proyectos del creador de la disciplina del urbanismo. Entre las aportaciones que se pueden extraer del “nuevo” material destaca el hecho de que Cerdà llegó a proyectar una red de saneamiento para el Ensanche de Barcelona, compatibilizada con la propuesta de una red de ferrocarril subterránea. En las diversas obras se descubre además que Cerdà estudió con todo detalle los distintos elementos de las redes de servicios urbanos y muy especialmente el sistema de saneamiento. Sus aportaciones influirán decisivamente en las tipologías constructivas de alcantarillado adoptadas en la primera época de la construcción del Ensanche. Y no será hasta treinta años más tarde, con el Proyecto de Saneamiento de 1891 de Pedro García Fária, cuando se volverá a una propuesta completa y de escala metropolitana.
La introducción de las redes de saneamiento en Europa
En la época en que Cerdà escribe la «Teoría de la Construcción de Ciudades»2 (tcc en adelante), a finales de la década de los cincuenta del siglo pasado, ya hace tiempo que han ido incorporándose diferentes servicios urbanos a las ciudades europeas. La propuesta de Patte,3 que es una de las primeras propuestas gráficas que se conoce de la nueva ciudad industrial, se remonta a finales de siglo xviii. Pese a ello, no es hasta las propuestas del ingeniero higienista Edwin Chadwick, en el año 1840, cuando empiezan a introducirse de una forma extensiva las redes de servicios, tanto de abastecimiento de agua como de alcantarillado. La aplicación sistemática del criterio del uso del ciclo continuo del agua, apoyado en la «Public Health Act» de 1848 inglesa, tendrá gran influencia sobre el resto de Europa.
Pero, de hecho, ya hacía tiempo que se habían desarrollado redes de alcantarillado. Si observamos como ejemplo la introducción de las infraestructuras de saneamiento en el caso de París, una de las ciudades avanzadas en la incorporación de servicios urbanos, se distinguen diferentes fases de extensión.4 Una primera, que se inicia en 1805, en la que se elabora un inventario completo de la red existente. En una segunda etapa se ejecuta un proyecto de saneamiento del conjunto de barrios del nordeste de la capital. Siguiendo la evolución de la longitud de la red, vemos que pasa de treinta y siete kilómetros en 1824 a ciento treinta en 1850, y en 1871 llega a los 560 kilómetros. Por lo tanto, en el caso de París debe situarse su generalización a finales de la primera mitad del siglo xix.5 Tal como recoge Gómez Ordóñez, será a partir de la segunda mitad del siglo xix cuando se desarrollen las redes de agua y alcantarillado de una forma generalizada: “concretamente, la construcción de servicios de dotación de aguas y de alcantarillado cualitativamente nuevos en Londres, ciudad pionera, no se producirá hasta 1856 (proyecto de Bazalgette y Binnie). En el año 1860 Lindley proyecta para Hamburgo y Frankfurt; los trabajos en París se inician en 1865 bajo la dirección de Belgrand; en Bruselas, Van Mierle y Putzeis (1866); Hobrecht emprende el saneamiento de Stettin y Berlín (1873); en Buenos Aires, Bateman, Person y Higgin (1875); en Viena, Berger (1877); en Roma, Canevari (1879); en Lisboa el proyecto de Castel Branco (1880), etc.”6
Las propuestas de Cerdà, que se inician con la publicación de la Memoria del Anteproyecto de Ensanche de Barcelona (maeb) de 1855, se sitúan como propuestas urbanísticas pioneras de una visión de conjunto de las redes de servicios que recogen las nuevas tecnologías.
Parece comprobado que Cerdà estaba bien informado de los últimos desarrollos técnicos de la época. Lo demuestran, por una parte, las referencias de la bibliografía de la tcc de 1859 y, por otra, los viajes que realizó en la época a París, Lieja, Bruselas y Londres.7 Es evidente que de alguna manera le influyen estas experiencias, como lo demuestra la reproducción en la tcc8 (véase la figura 1) de la galería de Sebastopol de París, publicada en la revista “Mundo Ilustrado”. Según explica el mismo Cerdà, tuvo ocasión de verla en su proceso de construcción en septiembre de 1858.9
Las propuestas urbanísticas de Cerdà ligadas a las redes de servicios urbanos
En la tcc, un primer tratado de urbanización, Cerdà ya tiene una visión clara del hecho de que la ciudad comporta una serie de servicios que generan otra ciudad subterránea: “Los pozos de aguas inmundas, las alcantarillas, los albañales y las cañerías para la distribución de las aguas potables y del gás, vienen á ser las principales obras subterraneas de una ciudad, y del sistema que en su conbinacion y construccion se adopte penden hasta cierto punto las principales condiciones de salubridad, comodidad y economia.”10
En el caso del Ensanche de Barcelona, antes de plantearse su urbanización, Cerdà se cuestiona cómo asegurar los servicios urbanos. Estudia cuál ha de ser el tipo de abastecimiento de agua y cómo éste puede condicionar el propio ensanche de la ciudad: “Para ello hay que renunciar a toda idea de pozos y á la de minas perforadas al través de la montaña de San Pedro Martir que tan en boga se hallan. (…) Solo en los rios Ter, Besos ó Llobregat podremos encontrar el caudal de aguas que se necesita. (…) De todos modos es cuestion esta que conviene se resuelva antes de proyectar el ensanche, porque á ella debe subordinarse el emplazamiento que se le dé.”11 Como podemos observar, en los años cincuenta del siglo pasado Cerdà ya planteó las directrices de lo que sería la planificación del abastecimiento de agua durante más de un siglo.
Por otra parte, se pregunta cuál debe ser la red de distribución y cómo debe ligarse a los otros servicios. Este hecho le lleva a un planeamiento conjunto de las diferentes redes, que empieza a concretarse en la galería de servicios: “(…) Pero mientras se resuelve esta cuestion y sea cual fuere la solucion que ella tenga, preciso es ya que del ensanche de la poblacion se trata, indicar la disposicion de las obras necesarias para la distribucion interior de las aguas potables, y como ellas forman parte de las que podemos llamar obras subterraneas de ahi la conveniencia de tratar de todas ellas en conjunto (…).”12
Cerdà considera en sus trabajos cuatro servicios urbanos: el saneamiento, el abastecimiento de agua potable, el gas y el telégrafo, que propone concentrar en una sola galería, tal como se muestra en la lámina xxxv del Atlas de la maeb13 (véase la figura 2). Ésta vendrá condicionada por los siguientes criterios: las dimensiones de las galerías, a fin de que sean registrables y puedan hacerse trabajos; gastos de construcción y conservación; y anchura de calle que requeriría.
Fig.
1. Galería de Sebastopol de París, publicada en la revista El Mundo
Ilustrado |
Fig.
2. Galería de servicios situada bajo la calle de vecindario |
Pero la característica más interesante, en lo que se refiere a las infraestructuras de servicios, es que en estas primeras propuestas urbanísticas propone que el esquema de redes de servicios debe ir íntimamente ligado a la edificación. Una de las aportaciones esenciales de las propuestas de Cerdà es que lo que podría parecer un mero ejercicio entre espacios llenos y vacíos y las diferentes formas geométricas ligadas a la edificación, es un análisis global de las consecuencias funcionales sobre los servicios urbanos que estas formas generan. Cuando Cerdà estudia los diferentes tipos de combinaciones de manzanas, también se plantea al mismo tiempo cuál ha de ser el sistema de servicios asociados: “La cuestion está ahora en determinar donde ha de colocarse esta galería y como se han de relacionar con ella las transversales de comunicacion con las casas y establecimientos particulares.”14
Dentro de este marco, es muy interesante la propuesta de la “calle de vecindad”, por su novedad y por el planteamiento de conjunto que comporta: “A mi entender es un grave mal que el servicio subterraneo se haga por calles que deban estar entregadas continuamente lo mismo de dia que de noche al transito publico; (…). Por eso soy de la opinion que debiera destinarse una calle de vecindad á este especial obgeto, con la cual quedaria la via publica completamente desembarazada. Esto importaria un cambio completo de sistema pues todo el servicio que ahora se hace por calles entonces se haria por islas ó manzanas conforme se indica en la lamina xxxiv15 (véase la figura 3). En ella misma puede verse el modo de relacionar con la galería longitudinal el servicio de las casas y establecimientos particulares; pero esta combinacion no es posible mas que en los casos representados en las laminas xxix y xxx.16 Cuando se trate de las demas combinaciones entonces será preciso valernos del mismo sistema seguido hasta el presente de colocar la galería general en el centro de la via publica”17 (véase la figura 4).
Fig. 3. Agrupación de manzanas alargadas sobre el eje de alcantarillado propuestas en el «Anteproyecto de Ensanche» de 1855 (Atlas del «Anteproyecto de Ensanche de Barcelona», 1855). Foto: Cerdà. Urbs i territori. |
Observamos, pues, que hay una consideración de la calle como unidad, en la que se trabaja simultáneamente en planta y en sección con todos los elementos que intervienen: edificación, jardín, calle y servicios urbanos.
Fig. 4. Diferentes distribuciones de galerías de alcantarillado sobre la sección tipo de 35 m (Atlas del «Anteproyecto de Ensanche de Barcelona», 1855). Foto: Cerdà. Urbs i territori. |
La red de saneamiento en las propuestas de Cerdà
Entre los cuatro servicios estudiados por Cerdà, el de alcantarillado es tratado con mayor detalle. En aquellos años la introducción de nuevas tecnologías, entre las cuales destaca la propuesta de ciclo continuo del agua de Chadwick, estaba revolucionando el tratamiento del saneamiento. En esta nueva visión, el agua, procedente del abastecimiento, debía transportar lo más lejos posible de la ciudad las materias fecales, introduciendo el concepto de conexión a la red. Para justificar este método de saneamiento, frente al tradicional a base de fosas sépticas, Chadwick teorizó que los olores, y no el contagio por contacto, eran los causantes de las infecciones. Propuso utilizar las aguas negras, una vez fuera del medio urbano, para el riego y el abono de los campos agrícolas. Lo cual permitía, además, ir amortizando el coste de este sistema arterial, a imagen del humano, con su doble red de sangre que entra, cargada de oxígeno y nutrientes, y que sale, con anhídrido carbónico y sales.18 Cerdà conocía este pensamiento, como lo muestra la siguiente cita que recogemos de la «Teoría General de la Urbanización» (1867): “Diríase a primera vista que esos diferentes aparatos forman el sistema venario de algun ser misterioso de colosales dimensiones. Y ciertamente esta idea, al parecer atrevida, no dejaria de tener sus puntos de verdad analógica, puesto que este conjunto tubulario no constituye otra cosa mas que un verdadero sistema de aparatos que sostienen el funcionamiento de la vida urbana.”19
La proposición de Chadwick fue muy discutida, y tuvo gran influencia tanto dentro del mundo anglosajón como fuera. Después de la fundación de la Board of Health, en 1848 se aprueba la ley «Public Health Act», la cual pone fin a dieciocho años de discusiones. Esta ley obligaba a suprimir las fosas sépticas y a conectar la bajada de aguas negras de cada casa a la alcantarilla.20
Por otra parte, estaba la experiencia francesa, más cercana a Cerdà y que venía marcada por los siguientes principios: 1) los excrementos humanos debían ser conservados en el interior de las casas hasta el momento del vaciado, y 2) las materias extraídas de las fosas sépticas debían ser utilizadas para la agricultura como abono.21 Estos criterios predominaron hasta que se impuso el criterio de Tout-à-l’egout, que no se sancionó, en el caso de Francia, hasta la ley de 10 de julio de 1894, como único procedimiento a considerar para el saneamiento de las casas de la capital.22
Cerdà estaba al corriente de las diferentes modalidades, pero estaba más influenciado por el modelo francés frente al criterio de Chadwick, como lo demuestra el siguiente párrafo: “(…) En esta atencion pueden colocarse las cañerías en las mismas galerias que se destinen para alcantarillas siempre que no vayan á parar á ellas las aguas inmundas y materias fecales de las casas, y cuydando de aislarlas completamente de las aguas sucias que hayan de correr por ellas. De esta manera se concilian perfectamente la comodidad publica, la facilidad del servicio, y la economia de la construccion sin que en manera alguna pueda resentirse la salubridad y demas condiciones del agua potable, como algunos equivocadamente han pretendido”,23 y explicita todavía más: “De suerte es, que podemos establecer en conclusion que la salubridad pública y los intereses de la agricultura ecsigen que las aguas de los pozos inmundos no vayan á las alcantarillas.”24 Cerdà prevé, pues, un sistema separativo (véase la figura 5), donde la recogida de materias fecales no se hacía en red, aunque se apoyaba en las tecnologías más punteras. Después de considerar los diferentes sistemas de evacuación de residuos sólidos utilizados en la época, Cerdà defiende el sistema hidroneumático que se estaba aplicando en las ciudades de Turín y Milán25 (véase la figura 6). Este sistema permitía, de una forma mecanizada e higiénica, el transporte y aprovechamiento de las aguas fecales para la agricultura.
Fig. 5. Dos esquemas de alcantarillado: pozo muerto y galería de servicios (Atlas del «Anteproyecto de Ensanche de Barcelona», 1855). Foto: Cerdà. Urbs i territori. |
Fig. 6. Sistema hidropneumático aplicado a las ciudades de Turín y Milán (Teoría de la Construcción de Ciudades, 1859). Foto: Cerdà. Urbs i territori.
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Los principios de la red de saneamiento para el Ensanche de Barcelona
Una vez analizado cuál era el sistema de saneamiento por el que optó Cerdà, nos centraremos en el análisis de la red propuesta para el Ensanche de Barcelona. Para el autor, el elemento central de la red de saneamiento era el tratamiento previo de las aguas pluviales. Antes de considerar la red propia del Ensanche, Cerdà abogó por la necesidad de construir un Ramblar Colector que defendiese el nuevo Ensanche de las aguas pluviales: “En vista pues de las omisiones sufridas en los ensanches anteriores, respecto á la extraccion ó desvío de las aguas torrenciales que viene de la montaña, y conociendo los funestos efectos que han ocasionado y los que ahora pudieran motivar; nadie pondrá en duda la necesidad de hacer este desvio por medio de una rambla de circumvalacion, conforme indicamos en el plano general.”26 (Véase la figura 7). La propuesta del Ramblar Colector será uno de los rasgos esenciales tanto del «Anteproyecto» de 1855 como del «Proyecto de Ensanche» de 1859. Cerdà ya había definido su trazado con motivo del levantamiento del plano topográfico ligado al «Anteproyecto» de 1855, y lo hizo a nivel de proyecto, tal como nos lo indican las notas de su diario: “Se reconoce el terreno para el Ramblar Colector del Oeste, cuyo trazado y nivelacion se principian el dia 11 y se terminan en casa de Borní el día 16”;27 y “Se hacen las operaciones de nivelación y levantamiento de planos del ramblar del Este.”28
Fig. 7. Ramblar Colector propuesto en el «Anteproyecto de Ensanche» de 1855 y en el «Proyecto de Reforma y Ensanche» de 1859. Foto: Cerdà. Urbs i territori. |
La justificación de la propuesta de Ramblar venía marcada por la concepción histórica del saneamiento caracterizada por diferentes círculos concéntricos que a lo largo del tiempo habían ido desarrollándose. En la defensa de su propuesta en el Ayuntamiento como concejal y facultativo, Cerdà expresa claramente su pensamiento: “La historia patentiza como debe esto tener lugar bastando invocar los precedentes para dar con la solucion. La antigua ciudad estaba asentada entre dos corrientes, la de la derecha por las aguas del torrente de la Olla y Riera de S. Juan hoy calle del mismo nombre, y la de la izquierda por las de la riera de Malla y del Pino, resultando que la ciudad se hallaba resguardada por tener ambas corrientes desguaces naturales. Vino mas tarde un ensanche que no fué por la parte del Pino y se buscó para las vertientes otro cauce hacia la derecha, quedando la población igualmente á cubierto, pero haciendose preciso un nuevo agrandamiento por la izquierda, tuvose entonces la poca prevision de inclinar todas las aguas a la derecha dandoles un cauce comun con cuya indignidad vinieron forzosamente las inundaciones, no debiendo tampoco perderse de vista que las aguas discurrian á cauce abierto y que cuando se han querido encerrar bajo la boveda se han notado los riesgos indicados. La solucion, pues, que ahora urge dar al problema está dentro de la historia misma. Tambien hoy hay medio de dividir en dos partes el Ramblar Colector, tambien hoy cabe desviarlo á derecha é izquierda, siendo de advertir que si opta por la derecha habrá que hacer dos desvios.”29
Para Cerdà es esencial repartir los desvíos de las aguas torrenciales mediante propuestas concéntricas. Esquemáticamente, pueden resumirse en un primer recinto con dos colectores a ambos lados de la ciudad romana y un segundo donde se sigue el recinto de las murallas. Cerdà propone continuar el desarrollo de la ciudad con un tercer círculo que sigue la directriz del Ramblar Colector.
Dentro de este planteamiento, y ante la propuesta de desvío de la riera de Malla, Cerdà afirma: “Es preciso prescindir de la denominacion de rieras y torrentes determinados, cuya frase considera impropia, sino la del desvio de las aguas torrentales para destruir los daños causados á la entidad Barcelona, único objeto de preferente atencion.”
Desde esta perspectiva, la propuesta de red de saneamiento para Barcelona queda enmarcada por los colectores de los dos círculos entre los que se sitúa el Ensanche: la Colectora de Rondas y el Ramblar Colector, los cuales forman los conductos de primer orden considerados por Cerdà.
El tipo de propuesta de Cerdà para el interior del Ensanche
Una vez definidas las protecciones de las aguas torrenciales, analizaremos cuál es el planteamiento de Cerdà en la Memoria del Proyecto de 1859 por lo que respecta a la red de saneamiento interior al Ensanche. La definición exacta de la red estará definida, según el autor, a partir del tipo de edificaciones que se establecerán en la trama propuesta. Según Cerdà, para establecer un sistema de alcantarillado de la ciudad, deben conocerse los siguientes aspectos: “1º la topografia del terreno por medio de un plano ecsacto levantado por curvas de nivel, 2º la disposicion en que se hallen colocadas las capas filtrantes y las impermeables que lo componen, 3º la situacion y desnivel absolutos y relativos del mar ó rio al cual hayan de dirigirse las aguas de las alcantarillas que se trata de proyectar, 4º la direccion de las calles con respecto á las condiciones de salubridad y á las necesidades de la circulacion, 5º la disposicion especial de las casas que las limitan, la poblacion que en ellas se aloje ó pueda alojarse, como asimismo el genero de industrias ecsistentes ó que en lo sucesivo puedan desarrollarse, 6º la maxima cantidad de aguas que por unidad de tiempo puede caer sobre la planta de la poblacion en los dias de mayores aguaceros, los que puedan ser necesarios al servicio de la limpieza pública y las que deban contarse como residuos de las empleadas para los usos domesticos é industriales.”30 Como podemos observar, el nivel de análisis es propio de un plan especial de saneamiento actual. Cerdà tenía un conocimiento muy detallado del marco topográfico, físico y geológico del Ensanche, como se desprende del estudio analítico que desarrolla en la memoria del proyecto. Por otra parte, en el «Anteproyecto de Ensanche» de 1855 ya habían quedado definidas las diferentes posibilidades en que los colectores y sus conexiones a las viviendas se podían encontrar situados respecto a las alineaciones. En el «Proyecto de Ensanche» de 1859, Cerdà fija los criterios para determinar la red de saneamiento: “1º el número, situacion, pendientes y dimensiones de las grandes alcantarillas colectoras ó de primer órden que convendrá establecer, 2º el de las de todos los demas ordenes, 3º el de los albañales para el coladero si son necesarios, para los orinales públicos, para el servicio de las casas particulares y establecimientos industriales, para los edificios públicos, para las aguas que caen á la calle, 4º el nivel del suelo de las habitaciones inferiores de las casas y el del pavimiento de las calles con respecto á la solera de las alcantarillas de todos los órdenes.”31 Como se puede extraer, lo importante para Cerdà era fijar los colectores de primer orden, que, como hemos visto, eran la Colectora de las Rondas y el Ramblar Colector. Para los otros órdenes la red quedaba determinada por la definición de la trama de alineaciones: “en lo posible, haya una para cada calle especial y que esten situadas á lo largo y segun el eje de dichas calles.”32 En la definición misma de la cuadrícula y de su orientación (ne-ws), Cerdà está proponiendo una red de saneamiento. Uno de los condicionantes para optar por esta orientación es el hecho de que le permite unos ejes verticales con máxima pendiente y perpendiculares a la costa: “Esta disposición sobre ser la mas natural y propia para la circulacion en general, tiene la ventaja de ser la mas higienica tanto por la direccion de sus calles cuanto por la facilidad con que puede hacerse su saneamiento con la exportacion de las aguas sucias por un sistema de alcantarillado bien entendido.”33
Por otro lado definió los distintos tipos de secciones de colectores y detalles de imbornales (véase la figura 8). La concreción de la red ya dependía únicamente de los usos y actividades que se instalasen en la trama, vigilando la buena conexión del alcantarillado a las viviendas. Debe mencionarse al respecto la distinción que hace de las necesidades de limpieza de calles, usos doméstico e industrial, ya que Cerdà había optado por un sistema separativo. Son significativos al respecto los detalles de conexión que dibuja en el Atlas de la tcc (véase la figura 5) correspondientes a la conexión a la red y a la construcción de fosas sépticas para el aprovechamiento de las aguas fecales.
Fig. 8. Detalles del alcantarillado del «Proyecto de Ensanche» de 1859 de Cerdà (Teoría de la Construcción de Ciudades, 1859). Foto: Cerdà. Urbs i territori. |
No obstante, debido al carácter liberal de sus propuestas urbanísticas, en las que presenta los principios generales a seguir y da los elementos con los que construir la nueva ciudad, no existe todavía una propuesta gráfica en el «Proyecto de Ensanche» de 1859. Será con ocasión de la presentación del «Anteproyecto de Docks de Barcelona», cuando Cerdà se verá obligado a definir la red de saneamiento.
La propuesta de red de saneamiento deducida del «Anteproyecto de Docks» de 1863
En el «Anteproyecto de Docks de Barcelona» Cerdà elabora una red de ferrocarril que se extiende por el Ensanche (véase la figura 9). En él propone un ferrocarril subterráneo que de acuerdo con sus teorías debía ir articulado con las distintas redes de servicios urbanos. Ante este condicionante propone trazar la red de saneamiento por debajo del trazado ferroviario.
El análisis de los expedientes del «Anteproyecto de Docks» de 1863 (que desgraciadamente no se ha localizado), junto con el estudio detallado de los planos del Legado Cerdà, nos permitirán extraer un esbozo de la propuesta de saneamiento que Cerdà seguramente diseñó.
Fig. 9. Hipótesis del esquema de la propuesta del «Anteproyecto de Docks de Barcelona» de 1863 (elaboración propia). Foto: Cerdà. Urbs i territori. |
El análisis se centra en los 28 planos grafiados a escala 1:500, que cubren la totalidad del Ensanche de Barcelona y que Cerdà bautizó como “Planos Particularios”. En ellos se encuentran indicadas tres cotas en las encrucijadas de los ejes de las calles. En la leyenda se indica que las cotas corresponden a las de terreno, urbanización y alcantarillado respectivamente. Como deduciremos posteriormente, estas anotaciones revelan una propuesta de red de saneamiento que se corresponde perfectamente con la red que se describe en uno de los expedientes del «Anteproyecto de Docks» de 1863.34
La interpretación de los planos particularios ligados al «Anteproyecto de Docks de Barcelona» de 1863: la confirmación de un plan en tres dimensiones
En un primer momento se podría suponer que las cotas de los “Planos Particularios” corresponden a los trabajos de replanteo para la construcción del Ensanche. Debe tenerse presente que Cerdà, desde la aprobación del «Proyecto de Ensanche», es el técnico facultativo que debe asignar las alineaciones y rasantes de las nuevas parcelaciones ligadas a la construcción del Ensanche. Esta es una labor que se le encarga como autor del «Proyecto de Ensanche» en el decreto de aprobación de 30 de mayo de 1860. No obstante, no se han encontrado perfiles en los “Planos Geométricos Particularios” que Cerdà elaboraba en forma de cuadernillos cuando un propietario le pedía una reparcelación. Tan sólo se han encontrado dos perfiles en la documentación del Legado Cerdà, correspondientes a las reparcelaciones de los terrenos de las antiguas murallas.
Al comparar estas cotas con las de un plano del Ayuntamiento de Barcelona inmediatamente posterior,35 donde se indican las cotas de urbanización y de alcantarillado, se observa que las cifras no coinciden. Hecho que lleva a considerar que estas cotas corresponden a una nueva propuesta y que no son la simple transcripción de las cotas de urbanización ligadas a la construcción del Ensanche.
Después de un análisis inicial se observa cierta coincidencia entre las propuestas de ferrocarril y de alcantarillado descritas en los informes referentes al «Anteproyecto de Docks» y las cotas definidas en los planos particularios. Para un análisis en profundidad, se han introducido las cotas en un programa de topografía que ha permitido elaborar los planos correspondientes a las curvas de nivel de cada una de las tres cotas para visualizar cada una de las propuestas.
Analizando el plano deducido de las cotas de urbanización (véase la figura 10), se observa en primer lugar que Cerdà propone urbanizar el Ensanche creando dos vertientes definidas por dos planos inclinados. Éstas se cortan según una divisoria definida por el paseo de Gràcia como línea de cresta (tradicional camino de comunicación de Barcelona con Gràcia).
De este plano se deduce que hay un levantamiento de las cotas de urbanización en el sector del Besós y del Poble Nou. Cerdà elimina el punto bajo que representa el barrio del Clot y unifica las inclinaciones según una pendiente mínima. En un segundo término, se leen unos ejes de “talweck”.36 Por el margen izquierdo se sitúa un primer eje sobre la zona entre la calle de Urgell y la calle de Entença. Por el margen derecho discurren, en primer lugar, los ejes formados por la calle de Marina y por la calle de Dos de Mayo. A continuación se encuentra un extenso llano inclinado con una pendiente mucho menor, con una última línea de “talweck” en la actual rambla de Prim (véase la figura 10).
Fig. 10. Plano deducido de las cotas de urbanización anotadas en los planos particularios que muestra las líneas de cresta (rojo) y las líneas de valle (azul) (elaboración propia). Foto: Cerdà. Urbs i territori. |
La propuesta de urbanización, como se puede observar, llega a definir en alzado la tercera dimensión. Cerdà había distinguido claramente la configuración artificial, definida por las cotas de urbanización, de la forma natural, visible a través de las cotas de terreno. Esta nueva perspectiva es una innovación respecto a las propuestas de aquella época y de las posteriores y un referente revolucionario de proyecto de urbanización.
La red de saneamiento deducida
Cerdà elaboró hasta las últimas consecuencias su propuesta de situar las vías de ferrocarril a diferente nivel respecto a la cota de las calles destinadas a circulación ordinaria. Esta decisión le llevó a analizar la articulación de las redes de servicios con las de transporte en un espacio de tres dimensiones: “(…) toma en consideración los trazados de otros servicios urbanos para fijar los que pueden tener concesión con los de los ferrocarriles, bajo el punto de vista de la relación de sus respectivas rasantes”.
En un primer momento, observa que las rasantes de las redes de abastecimiento de agua y de gas no están condicionadas en su definición en alzado: “Considera el de aguas potables y el del gas enteramente independientes del problema que trata de resolver, como que sus rasantes no están subordinadas a condiciones que las hagan incompatibles con la solución que por separado se da a las que ha de recorrer la locomotora.”
Cerdà observa que no sucede lo mismo en el caso de la articulación de la red de saneamiento y de la red ferroviaria. Y precisamente la definición de las cotas de saneamiento, de ferrocarril y, finalmente, las de las cotas de urbanización vendrán condicionadas por las cotas de desagüe de los colectores: “Pero no se verifica lo mismo con el trazado del alcantarillado, cuyo desagüe está determinado en el mar, que ha de recibir los desagües de la vía férrea y que han de sanear la parte baja de las construcciones en general así públicas como particulares. Teniendo presentes estas circunstancias y con la condición de que el alcantarillado sea registrable determina el autor las cotas fundamentales de su proyecto.”37
Cerdà fija el criterio a seguir en la relación de alzados entre las cotas de saneamiento, ferrocarril y urbanización: “Señala la altura de 5 m entre dicho anden o entre las rasantes de las líneas de ferrocarriles y las de las calles que estas han de cruzar, y por último dadas las sujeciones indicadas y la disposición topográfica de la localidad expone los límites de las pendientes entre 0,0048 y 0,02.”38
El cálculo de las pendientes verticales muestra unos perfiles longitudinales formados por unas poligonales simples definidas por dos o tres tramos con pendientes diferentes, coincidiendo mayoritariamente con los informes del «Anteproyecto». Se da, por otra parte, un paralelismo en muchas de las calles entre el perfil longitudinal de alcantarillado y el de urbanización, lo cual induce a pensar que están relacionadas.
De acuerdo con lo que fija en la Memoria del «Anteproyecto de Docks», se observa cómo las cotas de terreno en la línea de la costa son precisamente de 2,25 m, altura que permite que los colectores desagüen por encima del nivel del mar: “Fija en 2,25 m la altura sobre el nivel del mar del anden, sobre el cual haya de establecerse la estación de enlace de las vías terrestres y marítimas a la cual concurren todas las primeras como en el plano se manifiesta: en dicha altura están comprendidos los últimos tramos del alcantarillado.” Este hecho nos confirma que Cerdà elaboró la propuesta de red de saneamiento a partir del criterio de trazar ejes verticales de urbanización a partir de la cota de 2,25 m por encima del nivel del mar, a partir de la línea de la costa.
Otro elemento a destacar es que la diferencia entre las cotas de alcantarillado y las de terreno es en algunas zonas de siete metros y superior. Esto se explica bajo la hipótesis de suponer el ferrocarril enterrado y situado entre la cota de urbanización y la de los colectores, complementándose perfectamente las redes de alcantarillado y de ferrocarril.
Para analizarlo se ha elaborado otro plano que viene definido por la diferencia de cotas de urbanización y de saneamiento (véase la figura 11). Se han distinguido dos zonas tomando como referencia la altura mínima de seis metros por considerar que el ferrocarril va en zanja (5m+1m de colector). Se observa que el ferrocarril va enterrado en los ejes situados sobre las calles de Aragón, Mallorca y Rosellón. En cambio, se deduce que va a nivel por la Meridiana y en la zona próxima al puerto y a la Estación de Estaciones. Allí donde la cota de saneamiento va a una profundidad mayor de seis metros es posible que los colectores y el ferrocarril puedan cruzar sin cortarse. Se ha tramado el Ensanche en dos zonas a más de seis metros o menos de seis metros de diferencia y se observa cómo se genera un tronco entre Aragón y Rosellón coincidiendo con el eje trilineal (véase la figura 11).
Fig. 11. Plano indicativo de la diferencia entre la cota de saneamiento y la de urbanización, anotadas en los planos particularios,que permite distinguir cuándo el ferrocarril va subterráneo y cuándo no (elaboración propia). Foto: Cerdà. Urbs i territori. |
Analizamos a continuación el plano deducido de las cotas de saneamiento definidas en los cruces de los ejes de calles e intentaremos esbozar finalmente la red de saneamiento propuesta por Cerdà.
Cabe mencionar que de las cotas de saneamiento no es posible deducir una única red de colectores. No obstante se pueden establecer las principales líneas de “talweck” y cresta, que ayudan a dibujar la red más probable proyectada por Cerdà, apoyándonos en el hecho de que propone como ejes principales los verticales.
La observación del plano deducido (véase la figura 12) permite identificar un colector vertical cada tres calles, excepto en la zona central del Ensanche, donde la modulación corresponde a dos calles. Esta última se ajusta perfectamente a la idea de formar agrupaciones alargadas con un eje vertical sobre el que se sitúa la galería de servicios, en forma similar al modelo de agrupación de manzanas M del «Anteproyecto» de 1855 (véase la figura 3).
Fig. 12. Deducción de la red de saneamiento a partir de las cotas de saneamiento anotadas en los planos particularios (arriba) y esquema de la red propuesta grafiada sobre el Plano de Ensanche (abajo) (elaboración propia). Foto: Cerdà. Urbs i territori. |
Se da además la coincidencia de que sobre los ejes verticales de la vía de circunvalación (Entença y paseo de Sant Joan), Cerdà no define cota de saneamiento. Lo mismo sucede en el caso de la calle de Balmes. Son precisamente calles verticales donde el ferrocarril va enterrado. Este hecho muestra una vez más que Cerdà buscaba la compatibilidad entre la red de alcantarillado y la ferroviaria.
Por otra parte debe remarcarse que el paseo de Gràcia, situado en la línea de cresta, es a la vez uno de los ejes colectores. No se hacen coincidir, por tanto, la distribución espacial de las aguas superficiales y la de las aguas canalizadas.
En definitiva, nos encontramos ante una propuesta de ejes verticales definidos entre el Ramblar Colector por un lado y la Colectora de Rondas junto con la línea de costa por otro. Estos ejes presentan una cierta modulación, entre una y dos calles de separación, y generan dos vertientes de desguace, una que vierte a la zona de las Atarazanas, y la otra a lo largo de la costa entre La Ciutadella y la Rambla de Prim. Estando todo el conjunto resguardado por el Ramblar Colector que vierte a suroeste por el actual paseo de la Zona Franca, y a noreste por la riera de Horta y su conexión al río Besòs.
El proceso inicial de construcción de los colectores principales del Ensanche
Cerdà se adelantó a su tiempo. La red de saneamiento del Ensanche tardaría años en desarrollarse, al igual que su urbanización. El Ramblar Colector, parte fundamental de la propuesta de Cerdà, no se llegaría a ejecutar.
Después del derribo inicial de las murallas en 1854, el casco històrico quedaba al descubierto. Ante la catástrofe provocada por los aguaceros del 11 de septiembre de 1862 se retoman diferentes propuestas. Por una parte, se elaboran los proyectos de la Colectora de Rondas, que habían quedado interrumpidos por la discusión sobre el trazado definitivo de las rondas diseñadas por Cerdà ante el «Proyecto de Bulevard de Garriga» de 1862. La necesidad de protegerse de las aguas pluviales hizo que se pusiese definitivamente en marcha su construcción. Durante los años 1863 y 1864 Serrallach, como arquitecto municipal, elaboró los proyectos correspondientes a los diferentes tramos de las Rondas39 (véase la figura 13).
Fig. 13. Diversas secciones de colectores utilizadas en los proyectos de los colectores de las Rondas (Arxiu Municipal Administratiu de Barcelona). Foto: Cerdà. Urbs i territori. |
Paralelamente, Cerdà, a partir de 1863 y desde la posición de concejal y facultativo del Gobierno Civil, retomó el proyecto de Ramblar Colector recogido en el «Proyecto de Ensanche» de 1860, finalmente aprobado. De esta manera, el 30 de enero de 1863 la Comisión especial “de Ensanche y de crisis” aceleró la tramitación con el fin de que se elaborase el proyecto facultativo del Ramblar Colector. Se pidieron 20.000 reales al Gobernador Civil para llevar a cabo los trabajos, cantidad que se autorizó el 13 de marzo del mismo año. La elaboración del proyecto se encargó a Leandre Serrallach como arquitecto municipal. El 20 de febrero de 1865, Serrallach presenta el proyecto titulado «Proyecto de Ramblar Colector de las aguas torrenciales que afluyen a la Ciudad Condal», cuyo ejemplar se ha localizado recientemente. El proyecto consta de dos volúmenes y un total de 80 planos. Serrallach sigue básicamente el trazado propuesto por Cerdà, aunque con algunas modificaciones (véase la figura 14). La sección variaba según estuviese enterrada o no, aunque mayoritariamente era a cielo abierto.
Fig. 14. Plano general del proyecto del Ramblar Colector de L. Serrallach, 1865 (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando). Foto: Cerdà. Urbs i territori. |
Aquel mismo año surge la iniciativa del «Proyecto de desviación de la Riera de Malla», de 1865, presentado por la sociedad El Fomento del Ensanche (véase la fig. 13). El proyecto consistía en construir un Colector que recogiese las aguas de la riera de Malla a la altura de los actuales Jardinets de Gràcia y utilizar la avenida Diagonal hasta el paseo de Sant Joan, continuando según este trazado hasta conectar con el trazado de la Colectora de Rondas en su unión con el Colector del Bogatell. Esta propuesta pretendía ser una solución intermedia desde el punto de vista del presupuesto, y resolver el problema de las aguas pluviales de una forma provisional con el desvío de la riera de Malla. Cerdà se oponía, ya que se perdía la perspectiva general del Ensanche. Por otro lado, una parte importante de las aguas que según el proyecto de Cerdà debían desaguar por el eje del actual paseo de la Zona Franca, se hacían correr por el colector del Bogatell. Además, esta nueva solución quedaba limitada en el futuro por la capacidad de la sección del Colector del Bogatell al concentrar en él el desguace principal.40
En el año 1866 se inició una crisis financiera que llevó a la bancarrota a muchas de las sociedades del Ensanche, como es el caso de la sociedad El Fomento del Ensanche (autora del proyecto), que se liquidó en 186741 y que absorbió la Sociedad Catalana General de Crédito. Ante la nueva situación, el «Proyecto de Desviación de la Riera de Malla» quedó aparcado. Por otra parte, el Ayuntamiento decidió dejar en manos del Gobierno Civil la ejecución del proyecto de Serrallach. Éste, ante los costes de la obra, retiró el proyecto definitivamente.
Una vez decidido que el proyecto del Ramblar Colector no se llevaba adelante, el Ayuntamiento inició los trámites para hacer un Concurso público para las obras de desviación de la riera de Malla.42
El año siguiente se convocó a Rovira y a Cerdà a que presentasen sendas propuestas. El Ayuntamiento pretendía convocar un concurso con los proyectos presentados, iniciativa a la que se negó Cerdà. El tema no se retomó hasta tres años más tarde: “En Marzo del año 1871, (…) el Excmo. Ayuntamiento (…) acordó el nombramiento de una Comisión Especial para el desvío de afluentes (…). Vinieron a esta todos los documentos, proyectos, estudios y demás antecedentes, que resultaron ser los que siguen: anteproyecto de desvío de la riera de Malla formado por el Arquitecto municipal D. Antonio Rovira y Trias; un plano de desvío de la propia riera por el maestro de obras D. Gerónimo Granell; unas ideas para formar proyecto, redactadas por D. Ignacio Mendez Vigo; un estudio de un ramblar preservador de las inundaciones, presentado por el ingeniero D. Ildefonso Cerdá, y un proyecto de ramblar colector de las aguas torrenciales del llano de Barcelona firmado por el arquitecto municipal D. Leandro Serrallach.”43 Se retoman, pues, todas las propuestas consideradas hasta el momento.
El 11 de diciembre de 1871, los ingenieros Manuel Madrid Dávila, Domingo Cardenal, Joaquín Parellada, Mauricio Garrán y Federico Peyra, miembros de la comisión especial, presentaron el dictamen que se había pedido y las bases del proyecto. El ingeniero de caminos, José Mª Jordán, facultativo municipal encargado del tema, retomó los diferentes proyectos y presentó su propuesta, presentando un proyecto en 1872, que fue revisado por diferentes ingenieros de caminos de la comisión. Ésta, excepto algunas rectificaciones, aprobó el proyecto el 5 de octubre de 1875.44 Con el proyecto aprobado, Domingo Call presentó el Plan Económico en el mismo año de 1875. Se inicia entonces un largo proceso de expropiaciones ligadas a la ejecución de la obra. Había dos cuestiones planteadas, una primera era que el proyecto intentaba ceñirse al municipio de Barcelona, a fin de que la aprobación no necesitase de instancias superiores. Pero, de hecho, abarcaba el término municipal de Gràcia. Además, el proyecto modificaba la propuesta del Ramblar Colector de Cerdà aprobada con el «Proyecto de Ensanche» de 1860. Con estas contradicciones jurídicas, el proyecto fue impugnado por los propietarios afectados. El proyecto de la Sociedad Catalana General de Crédito no fue iniciado hasta el año 1879. Esta sociedad había recogido el relevo de la sociedad El Fomento del Ensanche, que había elaborado el proyecto de 1865 (véase la figura 15). La obra fue finalizada en el año 1881, decantando definitivamente la red de saneamiento de Barcelona hacia El Bogatell. Se adoptó la visión municipal, en detrimento de una visión metropolitana del Ensanche propuesta por Cerdà, que no volvería a retomarse hasta la propuesta de García Fária de 1891.
Fig. 15. Proyecto de desvío de la Riera de Malla presentado al Ayuntamiento de Barcelona por la sociedad El Fomento del Ensanche (Arxiu Municipal Administratiu de Barcelona). Foto: Cerdà. Urbs i territori. |
La influencia de Cerdà en la red de saneamiento finalmente construida
Aunque la propuesta de saneamiento de Cerdà no llegó a construirse, las secciones de colectores proyectadas por Cerdà se recogieron posteriormente en los proyectos de saneamiento del Ensanche, tal como lo menciona García Fária: “Cerdà, que estudió filosóficamente los problemas de urbanización, no podia olvidar los de saneamiento, a los cuales concedió la trascendencia que merecen, siendo debidas a él las primeras galerias con solera circular. En las calles ordinarias del Ensanche, proponia la construcción de una alcantarilla con bóveda y solera semicircular de 1,00 m de amplitud por 1,80 m de altura. En las calles de ronda proyectó la cloaca de forma elíptica, que más tarde construyó el Arquitecto señor Serrallach y que es una de las galerias mejores que en Barcelona existen; resultando que en las secciones de alcantarillado propuestas por Cerdà se adoptaba el mismo criterio consignado en el dictamen previo que redactamos en 1885, de que todas las galerias fueran capaces para permitir la entrada del hombre y se suprimieran en ellas los ángulos y las superficies horizontales, en las que se depositaban fácilmente las materias orgánicas, siendo de lamentar que por causas injustificadas cayeran en lastimoso abandono las ideas sustentadas por el sabio urbanizador de la Barcelona moderna, que debieron haberse desarrollado en la forma verdaderamente magistral en que él las proponia, pues así se hubiera conseguido obtener con gran economia una urbe modelo.”45
A pesar del tono pesimista de García Fária, las propuestas de Cerdà acabaron influyendo en los proyectos constructivos y de urbanización del Ensanche: “Efectivamente sobre el tramo de la colectora de Ronda y sobre el restante que se construyó poco después especialmente, fueron los particulares conectando las alcantarillas que descendían por las calles de Pau Claris y Lauria entre otras y que habían construido tanto para evacuar las aguas residuales de las viviendas como para desviar y encauzar pequeños torrentes y rieras locales. Esta alcantarilla de 1,80 m de altitud y otras similares se generalizaron bastante y raro fue el conjunto de construcciones importantes que no lo incluyó. De esta manera se fue generalizando un incipiente sistema de alcantarillado.”46 Precisamente las dos secciones más características utilizadas en la construcción del alcantarillado en esta etapa inicial del Ensanche son la sección de la Colectora de Rondas y la sección tipo de 1,80 m x 1,00 m circular en los extremos que propuso Cerdà. El autor del Ensanche se había adelantado demasiado a su tiempo y todavía no existían las condiciones objetivas para establecer una propuesta constructiva de saneamiento para la ciudad. Esta llegaría treinta años más tarde con el «Proyecto de Saneamiento del Subsuelo de Barcelona» de 1891 de García Fária, que tan sólo se llevaría a término en el casco antiguo de la ciudad.
Cerdà se situó dentro del proceso de discusión que se desarrolló a lo largo del siglo xix. Incorporó claramente en su teoría urbanística y aplicación al Ensanche de Barcelona las infraestructuras de servicios urbanos y especialmente la red de saneamiento.
Cerdà elaboró un tipo de solución que articulaba los diferentes servicios que exigía la nueva sociedad producto de la revolución tecnológica. Propuso una galería de servicios con las correspondientes redes de saneamiento, abastecimiento de agua, gas y telégrafo, que estaban perfectamente conectadas a la calle y la vivienda.
No obstante, debido al carácter liberal de sus propuestas urbanísticas, en las que presentaba los principios generales a seguir y daba los elementos con los que construir la nueva ciudad, Cerdà no presentó una propuesta gráfica de red de saneamiento en el «Proyecto de Ensanche» de 1859.
Será con ocasión de la presentación del «Anteproyecto de Docks de Barcelona» de 1863, cuando Cerdà se verá obligado a definir la red de saneamiento compatibilizada con la propuesta de una red ferroviaria subterránea.
Finalmente, la implementación extensiva de los servicios no se produciría hasta años más tarde, y su proyecto de red ferroviaria y de saneamiento no sería ejecutado. No obstante, Cerdà intervino directa o indirectamente en la etapa inicial de la implementación de los diferentes servicios en la urbanización del Ensanche de Barcelona, de la cual Pedro Garcia Fária recogería el testigo para la elaboración de la propuesta de saneamiento treinta años más tarde.
Bibliografía
1. Fuensanta Muro i Pilar Rivas localizaron en 1988, en el Archivo Administrativo de Alcalá de Henares, gran parte de la obra de Ildefonso Cerdà que recientemente ha sido publicada en dos volúmenes: Ildefonso Cerdà, Teoría de la Construcción de las Ciudades, Cerdà i Barcelona, Vol. I, MAP y Ajuntament de Barcelona, Madrid, 1991, e Ildefonso Cerdà, Teoría de la Viabilidad Urbana, Cerdà y Madrid, •Vol. II, MAP y Ayuntamiento de Madrid, Madrid, 1991. Cabe añadir además el material descubierto poco tiempo después de la celebración de la Exposición del Centenario de la muerte de Cerdà (1976), que denominamos “Legado Cerdà” y que incluye entre otros un conjunto de planos de una propuesta de modificación del «Proyecto de Ensanche» de 1859 que se sitúa alrededor de 1863, parte de los cuales también han sido publicados en los volúmenes mencionados anteriormente. El “Legado Cerdà” fue donado por el Colegio de Ingenieros de Caminos al Ayuntamiento de Barcelona en 1978 y está depositado en el Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona.
2. Cerdà, Ildefonso, Teoría de la construcción de las ciudades aplicada al proyecto de reforma y ensanche de Barcelona, abril de 1859 (TCC). Publicado en: Cerdà y Barcelona, 1991.
3. Patte, Pierre, Mémories sur les objets les plus importants de l’architecture, París, 1769.
4. Dupuy, Gabriel, Assainir la ville, hier et aujourd’hui, Ed. Dunod, París 1982, p. 5.
6. Gómez Ordóñez, José Luis, “El proyecto de los servicios urbanos: el de García Fária”, en Trabajos sobre Cerdà y su Ensanche en Barcelona, MOPT y Ayuntamiento de Barcelona, 1992.
7. Véase I. Cerdà, Indice Cronológico 1815-74 (ICr).
10. Cerdà, Ildefonso, Memoria descriptiva de los trabajos facultativos y estudios estadísticos hechos por orden del Gobierno y consideraciones que se han tenido presentes en la formación del ante-proyecto para el emplazamiento y distribución del nuevo caserío, 1855 (MAEB), Publicado en: Cerdà y Barcelona, 1991, p. 162. Véase también TCC, 1859, p. 1281.
15. Se refiere a la combinación M.
16. Se refiere a las combinaciones J, L, LL, M, N, y Q.
18. Sota la ciutat, Exposición en el Colector del Paseo de Sant Joan, Barcelona 1991, Ayuntamiento de Barcelona y Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos-Cataluña, p. 39.
19. Cerdà, Ildefonso, Teoría general de la urbanización y aplicacion de sus principios y doctrinas a la reforma y ensanche de Barcelona…, 2 vols., Madrid, Imp. Española, 1867; reimpr. facsímil en ESTAPE, 1971, vol.I, p. 306.
21. Dupuy, Gabriel, Assainir la ville, hier et aujourd’hui, París, Ed Dunod, 1982, p. 14.
22. Dupuy, Gabriel, Assainir la ville, hier et aujourd’hui, París, Ed Dunod, 1982, p. 14.
24. Véase TCC, 1859; p. 1.306.
25. Véase TCC, 1859; p. 1.296.
26. Véase MAEB, 1855; p. 144, o tcc, 1859; p. 1.286 (son idénticos).
27. Véase ICr (1815-74), 10/8/1855.
28. Véase ICr (1815-74), 20-21/8/1855.
29. AMAB, Actas del Ayuntamiento, 1865 (23 de mayo), ff. 132-140.
30. Véase TCC, 1859; p. 1.310.
31. Véase TCC, 1859; p. 1.311.
32. Véase TCC, 1859; p. 1.312.
34. Para más información véase Magrinyà, Francesc, “El Anteproyecto de Docks de 1863: una propuesta de urbanización del ferrocarril para Barcelona”, Cerdà. Ciudad y territorio. Una visión de futuro, Catálogo de la Exposición Cerdà. Urbs i territori. Septiembre 1994-febrero 1995, Barcelona, Ed. Electa, Barcelona, 1994, pp. 225-254.
35. Plano que se ha localizado en las cajas de Fonseré del Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona.
36. Término que utilizaba Cerdà para nombrar las líneas de valle.
37. Informe de la Junta Consultiva de Caminos, Canales y Puertos, emitido el 6 de abril de 1864.
39. Véase expedientes 1.375-AI, 5-AI y 6-AI del Archivo Municipal Administrativo de Barcelona.
40 AMAB, Actas del Ayuntamiento, 1865 (23 de mayo), ff. 132-140.
41. Corominas, Miquel, “La urbanización del Llano de Barcelona”, en Trabajos sobre Cerdà y su Ensanche en Barcelona, Ayuntamiento de Barcelona y MOPT, 1992.
42. Carta dirigida a Miguel Garriga con fecha de 30 de abril de 1867, Archivo Histórico de la Ciudad, Caja Garriga-5.
43. Call y Franqueza, Domingo, Mejoras en Barcelona, Colección de los artículos que con el epígrafe Mejoras en Barcelona publicó en el “Diario de Barcelona” D. Domingo Call y Franqueza, Barcelona, Establecimiento Tipográfico de los sucesores de Ramírez y Cª, 1878, p. 12-14.
44. Call y Franqueza, Domingo, Mejoras en Barcelona, Barcelona, Establecimiento Tipográfico de los sucesores de Ramírez y Cª, 1878, p. 14.
45. Garcia Fária, Pedro, Proyecto de Saneamiento del Subsuelo de Barcelona, 1891, p. 226.
46. Corominas, Miquel, Suelo: técnica e iniciativa en los orígenes del Ensanche de Barcelona, Tesis doctoral. E.T.S. de Arquitectura de Barcelona, U.P.C., 1986, p. 261.
*Esta publicación ha sido elaborada a partir de dos artículos: “Las infraestructuras de servicios en las propuestas urbanísticas de Cerdá” (pp. 189-204) y “El Anteproyecto de Docks de 1863: una propuesta de urbanización del ferrocarril para Barcelona” (pp. 225-254) publicados en Magrinyà, Francesc y Tarragó, Salvador (Eds.), Cerdà. Ciudad y territorio. Una visión de futuro, Catálogo de la exposición «Cerdà. Urbs i territori». Septiembre 1994-febrero 1995, Barcelona, Ed. Electa, Barcelona, 1994.