Aves en España

La avifauna ibérica, junto con la de Islas Baleares, comprende  unas 400 especies, sin considerar el amplio elenco de subespecies descritas. Estas aves son, en su mayor parte, representantes de la fauna paleártica occidental. La representación de especies cosmopolitas es muy escasa. Según los ornitólogos, se distinguen claramente dos zonas avifaunísticas: la atlántica-cantábrica-centroeuropea y la mediterránea.

La primera se caracteriza por la presencia de una serie de aves con poblaciones perfectamente afincadas en Centroeuropa, y cuyos representantes no descienden en latitud más abajo de esta zona. Entre sus especies cabe citar la agachadiza, el aguilucho pálido, el alcaudón dorsirrojo, la bisbita arbórea, el camachuelo, el escribano cerillo, la tarabilla norteña y el zorzal común, entre otras.

La zona mediterránea comprende un conjunto de especies que por lo general no invaden la zona anterior, aunque es muy dificil establecer una zona que deslinde entre ambas. Entre sus especies puede citarse la collalba negra, la curruca rabilarga, la curruca sarda, la curruca tomillera, el escribano soteño, la gaviota de Audoin, el halcón de Eleonor y la perdiz roja. A ellas hay que añadir otro gran número de aves que viven fuera de este ámbito, en la zona meridional de Eurasia, y que reciben el nombre de aves de carácter estepario. Ejemplos son: el escribano montesiono, la gaviota picofina, el gorrión chillón, el gorrión moruno, el ruiseñor bastardo, el sisón, la terreta común y el bencejo pálido. Además, la zona mediterránea se ve invadida por especies propias del Magreb, e incluso de la región de Etiopía, como son el calamón, el elanio azul, la focha cornuda, la garcilla bueyera, la golondrina daurica, la grulla damisela y la perdiz moruna.

A esta compartimentación en zonas latitudinales hay que sumar la de zonas altitudinales. Al elenco de especies que viven en las partes altas de las montañas de la península ibérica, se añaden otras que viven en las montañas bajas o los llanos de Europa central o septentrional, como el pechiazul, laperdiz nival, la perdiz pardilla y el reyezuelo sencillo, y un grupo más, formado por especies propias del piso alpino y alpinizado de las montañas que no llegan a latitudes boreales o árticas, entre las que cabe citar el acentor alpino, la chova piquigualda y el gorrión alpino.

La avifauna de las Islas Canarias, similar en muchas especies a la del resto de las islas atlántidas de latitud media (Azores, Cabo Verde y Madeira), se singulariza en parte por las propias características ecológicas de estos archipiélagos. Muchas de las aves presentes pertenecen a especies que aterrizaron en las islas en inmigraciones espontáneas y que se han adaptado a su ambiente o que han sido introducidas por el hombre. En la actualidad, las aves de estas islas están más próximas a las europeas que a las del Magreb, desérticas o etíopes. Entre las especies propias destacan la bisbita caminera, el camachuelo trompetero, el canario, el corredor, la chova perdiz, la hubara canaria, el ostrero unicolor, el paíño común, el paíño pechialbo, la paloma rabiche, la paloma turqué, la pardela cenicienta, la pardela chica, el petrel de bulwer, el pinzón azul, la tarabilla canaria y el bencejo unicolor, además de un gran número de subespecies, algunas de ellas endémicas de cada isla.

 

ESPECIES DE AVES AMENAZADAS

La Ley 4/89 crea en su artículo 30.1 el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas (ahora Catálogo Español de Especies Amenazadas) en el que se incluyen las especies, subespecies o poblaciones cuya protección exige medidas específicas por parte de la Administración Pública. En el caso de las aves, dentro de las especies catalogadas, el número de taxones incluidos en cada categoría se detallan a continuación:

Peligro de extinción21
Sensibles a la alteración del hábitat3
Vulnerable12
De especial interés250
Total286

Las especies que se citan seguidamente son aquellas que se encuentran ligadas a ecosistemas acuáticos o que por su singularidad representan la biodiversidad existente en España.

  • Pardela pichoneta balear (Puffinus mauretanicus): única ave endémica de las Islas Baleares y una de las pocas de la avifauna española. Se calcula que entre todas las islas del archipiélago no hay más de 4.000 parejas, especialmente en Formentera. La pinocheta nidifica en las Canarias, en paredones profundos de La Palma o Tenerife, donde excava nidos en el suelo. En estos parajes su población ronda las 2.000 parejas, aunque es relativamente común en otras latitudes.
  • Paíño pechialbo (Pelagrodoma Hypoleuca): muy escasa en España, donde sólo cría en la pequeña isla de Montaña Clara (Lanzarote), con una población que ronda las 20 parejas. Excava sus madrigueras en áreas areno arcillosas con presencia de salsolares en donde predominan matorrales de Chenopodiaceas, pequeñas dunas móviles y zonas nitrofilizadas.
  • Avetoro (Botaratus stellaris): vive en una treintena de humedales, entre los que destacan el Delta del Ebro y las marismas del Guadalquivir. Era relativamente abundante en décadas pasadas, pero se ha visto afectado por la pérdida de hábitat. De la casi extinción a principios de los 80 han pasado a localizarse al menos 35 machos territoriales. La población total es posible que ronde las 1.200 parejas nidificantes.
  • Cigüeña negra (Ciconia nigra): cría en las provincias de Ávila, Salamanca, Segovia, Zamora, Cáceres, Badajoz, Toledo, Ciudad Real, Sevilla, Huelva, Córdoba y Jaén. Alrededor de 300 ejemplares invernan en la península, 100 de ellos en las marismas del Guadalquivir. Anida en cantiles particularmente fluviales y árboles como encinas y alcornoques o en masas de coníferas cercanas a cursos fluviales, embalses o lagunas.

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  • Garcilla cangrejera (Ardeola ralloides): en el año 2002 se estimaban unas 1.100 parejas. Los núcleos más numerosos son el Delta del Ebro, la Albufera y las marismas del Guadalquivir. Son frecuentes en humedales de agua dulce, en especial los que poseen abundante vegetación palustre.
  • Morito común (Plegadis falcinellus): es el único representante europeo de los ibies y no se tiene certeza de que haya criado en España desde los años cincuenta, aunque existen indicios de que lo hace de forma dispersa y esporádica en las marismas del Guadalquivir y en la albufera de Valencia. Sin embargo, pueden verse algunos ejemplares en estos humedales durante gran parte del año.
  • Porrón pardo (Aythya nyroca): con una población nidificante que probablemente no supere las 10 parejas en la actualidad. Vive en zonas húmedas con aguas someras y abundante vegetación. Cría ocasionalmente en Andalucía, Valencia, Cataluña, Castilla-La Mancha y Aragón. Cría en marismas, zonas costeras e interiores de agua dulce o salobre con abundante vegetación sumergida.
  • Cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris): especie mundialmente amenazada cuya población no ha parado de disminuir en los últimos tiempos. España es el único país europeo donde cría, y lo hace en función de la abundancia de lluvías; el 80 por 100 de la población europea se concentra en el Parque Natural del `'Hondo (Alicante). En el siglo pasado era el pato más abundante de las marismas del Guadalquivir. Habita en masas de agua poco profundas y permanentes con abundante vegetación emergente y ribereña y también sumergida.
  • Malvasía (Oxyura leucocephala): requiere charcas de agua limpias y profundas, con cobertura vegetal, un hábitat que se ha visto muy reducido en las últimas décadas. Con una población que ronda los 500 ejemplares, cría en Cádiz, Almería, Córdoba y puntos de La Mancha y Alicante. La hibridación con la malvasía canela, especie norteamericana introducida y extendida por Europa, es uno de sus principales problemas.

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  • Águila imperial ibérica (Aquila adalberti): las 150 parejas que existen en el mundo viven en nuestro país, a excepción de unos pocos ejemplares que han conquistado el norte de Marruecos. Cría en Extremadura, Sierra Morena, Doñana, Montes de Toledo y Madrid. Ha aumentado su población, ya que en 1967 era sólo de 50 parejas. Tiene preferencia por los siguientes hábitats: llanuras aluviales y dunas, colinas suaves con mezcla de bosque mediterráneo y de coníferas, sierras con abundante matorral  y pequeñas masas boscosas de alcornoque y encina y montañas donde la vegetación dominante es el pino silvestre y el resinero.
  • Águila pescadora (Pandion haliaetus): es una especie casi cosmopolita que se encuentra amenazada en la cuenca mediterránea, donde sólo crían unas decenas de parejas. En España lo hace en Baleares, Chafarinas y Canarias, donde se reproducen una veintena de parejas. La destrucción de los hábitats costeros por la presión urbanística y turística es su principal amenaza.
  • Torillo (Turnix sylvatica): se trata de una especie ampliamente distribuida por África y el subcontinente indio, pero muy escasa en nuestro país, donde su población no supera las 10 parejas, localizadas en las marismas del Guadalquivir. La especie está ligada a matorrales y herbazales densos cerca de lagunas costeras.
  • Focha cornuda (Fulica cristata): muy escasa desde hace, al menos, dos décadas, su población reproductora no supera las 20 parejas. No cría en ningún otro lugar de Europa, aunque es abundante al sur del Sahara. Se cría en cautividad en el centro de recuperación La Cañada de los Pájaros, en Sevilla, y desde hace unos meses también en la Comunidad Valenciana.Tiene preferencia por marismas y lagunas salobres con aguas someras y abundante vegetación emergente y amplias praderas subacuáticas.
  • Gaviota de Audouin (Larus audouinii): cría sólo en el Mediterráneo y cuatro de los núcleos reproductores más importantes se encuentran en el Delta del Ebro, islas Baleares, islas Columbretes (Valencia) e islas Chafarinas (en la costa noreste de Marruecos). En las últimas décadas su población ha aumentado notablemente; ronda las 15.000 parejas
  • Fumarel común (Chlidonios niger): su población en España es marginal, con un máximo de 200 parejas reproductoras en las marismas del Guadalquivir, el Delta del Ebro, lagunas de Villafáfila (Zamora) y algunas lagunas levantinas. Vive en aguas interiores.
  • Árao común (Uria aalge): se encuentra al borde de la extinción en España, donde sólo crían unas 10 parejas en las islas Sisargas y el cabo Vilán (Galicia). Y eso, a pesar de que la población de áraos gallegos en la década de los sesenta era de unas 2.000 parejas. Nidifica en pequeñas repisas de acantilados e islotes rocosos. En migración frecuentan marismas y zonas húmedas pantanosas de agaus interiores y salinas.
  • Paloma rabiche (Columba junoniae): es una las dos palomas endémicas de Canarias. Su población ronda los 1.500 individuos, que se distribuyen por las islas de La Palma, La Gomera y Tenerife. Vive ligada a los bosques de laurisilva.
  • Milano real (Milvus milvus): en España se encuentran unos 2000 ejemplares. Se localiza sobre todo en dehesas de Salamanca, Zamora y Extremadura y en áreas de media montaña de Huesca, Zaragoza y Navarra y la mayor parte de la provincia de Segovia. Nidifica en zonas arboladas, sotos, campos y especialmente en bosques de ribera. También muy asociado a actividades antrópicas pero con frecuencia próximos a masas de agua.

  • Pico dorsiblanco (Dendrocopos leucotos): un total de 70 parejas se han asentado en el Pirineo navarro y el extremo noroeste de Huesca, donde vive en bosques viejos de hayas y abetos.

  • Alcaudón chico (Lanius minor): de las cuatro especies de alcaudones que crían en España, el chico es el más escaso, con un máximo de 90 parejas en los Aiguamolls de 1'Empordá y las cuencas de los ríos Segre y Cinca, en Huesca, Lérida y Gerona